En el abandono, Bravo Mena reconoce el desastre

Tlalnepantla. Sin el respaldo de la dirigencia nacional del PAN, de secretarios de Estado ni de los siete presidenciables de su partido, Luis Felipe Bravo Mena admitió su segunda derrota ante el PRI en el Estado de México.

La noche de este 3 de julio se repitió la historia de Bravo Mena en 1993. Al cierre de casillas, los datos preliminares del Instituto Electoral del Edomex lo colocaban en tercer lugar de la contienda bajo una diferencia de más de 40 puntos ante el priista Eruviel Ávila, como lo marcaron las encuestas en los 45 días
de campaña.

Ante ello, el ex secretario particular del presidente Felipe Calderón salió a dar la cara a los mexiquenses que esperaban la alternancia.

Al cuarto para las nueve de la noche entró al salón principal del hotel María Bárbara para advertir: “en lo que se refiere a los datos de la votación y con la información que hasta ahora se ha hecho pública, debo decir que los resultados no nos favorecen”.

Luis Felipe Bravo Mena no buscó culpables, pero se mantuvo serio, sobrio, con risas intermitentes ante los flashes de las cámaras.

Su mensaje fue breve. En cinco minutos se declaró testigo de las irregularidades en un proceso electoral que vivió desde su casa de Echegaray, en ocasiones solo, otras veces rodeado por su familia o su equipo de campaña.

“El ofensivo dispendio de recursos, el uso del aparato de gobierno a favor de un candidato, así como la presión que fueron objeto nuestros simpatizantes a lo largo del estado, actos que lamentablemente se presentaron en la jornada electoral”, reprochó.

“Fuimos testigos de un proceso claramente inequitativo, que refleja la amenaza presente del autoritarismo en el Estado de México”, puntualizó el ex dirigente nacional del PAN.

Y vino el repudio a los priistas: “no podemos omitir el señalamiento de muchos vicios y prácticas corruptas que premiaron las elecciones el día de hoy.

“Repudiamos el resurgimiento de prácticas que deberían estar ya desterradas y que hoy han regresado con fuerza en estados gobernados por el PRI”.

Los militantes de su partido que abarrotaron el salón alzaron la voz y se despidieron de su candidato al grito de “¡Bravo!, ¡Bravo!”.

Luis Felipe no aceptó preguntas en su última conferencia de prensa como candidato panista al gobierno del Estado de México, entidad gobernada por el PRI desde hace 82 años.

Enfundado en su traje azul oscuro avanzó de nuevo al cuarto de guerra, donde se concentró desde las 17:30 horas del domingo.

Aunque tímida, Bravo Mena no perdió la sonrisa y avanzó cobijado por sus hijos.

Como lo hiciera diez minutos después de las once de la mañana, cuando salió de su domicilio en Hacienda de Echegaray de la mano de su esposa, Teresa Tinoco, para acudir a la casilla 2829 a emitir su voto, su segundo voto por él mismo en una contienda a gobernador en el Estado de México.

Luis Contreras y Luis Velázquez, Milenio, 4 de julio.

0 Responses to "En el abandono, Bravo Mena reconoce el desastre"