¿Puede el gobierno ofrecer que no deben preocuparse los actuales concesionarios? Ése es, precisamente, uno de los aspectos clave de la nueva ley que se debate en el Senado y sobre el que se pronunció la Suprema Corte al considerar la fallida ley Televisa. No deberían anticiparse compromisos so pena de cargar los dad os a favor de ya se sabe quiénes.
La 49 reunión de la industria expuso las contradicciones que hay en esa actividad y, sobre todo, la falta de una política pública clara al respecto. Hay un aspecto tecnológico de la industria que ofreció atender el gobierno. En ese terreno, por ejemplo, la oferta de servicios convergentes de video, voz y datos (el llamado triple play) pone en evidencia el efecto tecnológico que caracteriza el desarrollo del sector y la necesidad de una eficiente regulación.
Ese entorno reglamentario está poco claro por la disputa claramente abierta entre la SCT y la Cofetel. El secretario ya se manifestó sobre lo que considera una captura de los comisionados por las empresas dominantes. Sólo podía referirse a Televisa, Tv Azteca y Telmex. Así que no hay precisamente el ambiente claro para guiar los cambios en el sector.
En el plano de las reformas, la de esta industria está en el centro de la redefinición no sólo de una importante actividad económica, sino del papel rector del Estado. Aún estamos en el difuso ámbito de las definiciones legales y los compromisos políticos que pueden llevar una vez más a esa máxima del poder: cambiar para que todo siga igual.
León Bendesky, La Jornada, 15 de octubre.
En la 49 asamblea anual de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, tanto el Presidente como los secretarios de Comunicaciones y de Gobernación se refirieron a diversas preocupaciones que rondan en ese sector. Los funcionarios expresaron las propias en torno del tema de los contenidos de la radiodifusión, y se hicieron eco de las que, según se dijo, tienen en la “incertidumbre y zozobra” a los concesionarios por el futuro de los refrendos.
“No es que el Estado imponga esquemas en la programación, sino que los propios medios desarrollen una programación más enriquecedora”, dijo Luis Téllez. “La apuesta por contar con ciudadanos mejor enterados y, por tanto, más participativos, nos debe motivar a fomentar contenidos de mayor calidad y la difusión de información veraz y objetiva”, sostuvo Francisco Ramírez Acuña.
El presidente Calderón selló el exhorto: “Hago un llamado muy respetuoso a fin de que todos quienes participan en la radio y la tv asuman el papel que les confiere ser concesionarios y permisionarios de un servicio de interés público y de carácter social. Y ello va más allá del entretenimiento o las notas de alto impacto; es parte de la cultura cívica, de la articulación y formación de valores entre las mexicanas y los mexicanos, particularmente entre los más jóvenes; la generación de una conciencia colectiva que nos lleve más rápidamente a mejores estándares de desarrollo, responsabilidad, democracia y bienestar”.
Javier Corral, El Universal, 16 de octubre.
Lo que verdaderamente resultó impropio en las alocuciones oficiales fue el manejo del tema de los refrendos. Quizá para desprender los aplausos que recibieron en el momento, el secretario Téllez y el presidente Calderón ofrecieron buscar ratificarles sus concesiones y perdieron de vista que será el proceso legislativo ya puesto en marcha para una nueva legislación de medios donde se desarrollen los criterios expresados en la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y cómo debe entenderse el derecho preferente sobre terceros.
El secretario, que expresó no reconocer la existencia de monopolios en radio y tv, tampoco parece reconocer la resolución de la Corte sobre la inconstitucionalidad del refrendo automático, pues en el tono más obsequioso posible les aseguró: “Contarán por supuesto con todo mi apoyo para el mismo”.
Aunque el Presidente tuvo más cuidado en señalar que ese procedimiento debe darse en el marco de la ley, incurrió en un error al instruir a Téllez “para que junto con la CIRT defina el mejor camino para quienes buscan la renovación de sus concesiones, y estaremos atentos a que lo hagan a partir del cumplimiento de la ley y de su compromiso con nuestro México”. En todo caso deberá ponerse de acuerdo con el Senado, que trabaja en la formulación de esa ruta
Javier Corral, El Universal, 16 de octubre.
Lo que vimos y escuchamos la semana pasada es una muestra de lo agitado que se encuentra el sector por la falta de definiciones y de acciones. Sin embargo, poco hizo el presidente Felipe Calderón para disminuir la zozobra.
Tal como aquí lo anticipamos, el presidente Calderón no hizo anuncios ni pronunciamientos relevantes durante su reunión con los empresarios de la radio y la televisión. Tal actitud decepcionó a muchos, a la mayoría, pero tranquilizó a otros, particularmente a los dueños de Televisa, Televisión Azteca y Telmex, que podrán vivir unos años más sin preocuparse de enfrentar una competencia realmente fuerte y seguir disfrutando las bondades de estar en una posición dominante en sus respectivos mercados.
¿Qué es lo que sí dijo el jefe del Poder Ejecutivo? Muy poco en realidad, pero destaca lo siguiente: a) que es y será el titular de la SCT quien otorga y refrenda las concesiones de radio y televisión abiertas, lo cual significó un espaldarazo a Luis Téllez y un duro golpe a los comisionados del órgano capturado por los regulados, es decir, la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), y b) que continuarán los operativos para cerrar las emisoras de radio y televisión que transmiten sin el permiso correspondiente; esto es, nada nuevo, ya que el gobierno foxista no dejó de hacerlo
Gabriel Sosa Plata, “Telecom y medios”, El Universal, 16 de octubre.
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