EL SPOT DE TV AZTECA...

El miércoles 3 de octubre las transmisiones de TV Azteca intercalaron entre sus espacios publicitarios un spot sobre los altos salarios de los senadores. Adicionalmente, el mensaje aludía a la elevada carga presupuestal y, como recurso retórico, daba cuenta de lo que podría hacerse con dichos salarios. El hecho despertó comentarios de diversa índole. Sin embargo, no podemos pasar por alto dos contextos: el de la reforma electoral aprobada tres semanas antes, y el de la 49ª Semana de la Radio y la Televisión que se llevó a cabo una semana antes de la transmisión del spot. Las notas sobre el tema pueden consultarse en las etiquetas “Televisión Azteca” y “Senado” de este Observatorio. En esta entrega ofrecemos 43 comentarios a propósito del acontecimiento.

LOS SENADORES.
Dolió el durísimo spot de TV Azteca contra los senadores.
Da el mensaje cifras sobre “lo que te cuesta cada senador”.
Y dice que con eso se pagaría a miles de obreros y se construirían escuelas.
En Xicoténcatl resintieron el golpe, y dicen que hoy contestarán.
Eso en cuanto a spots, pero de que el encono es mayúsculo por la reforma electoral, ni hablar.
Y no pararán allí las cosas.
Pepe Grillo, Crónica, 4 de octubre.

El spot difundido por Tv Azteca, en donde deja muy mal parados a los senadores, caló hondo entre los legisladores al grado que durante casi cuatro horas la Junta de Coordinación Política discutió la respuesta que debían dar a la televisora, desde una amenaza porque los concesionarios no “pueden hacer ese tipo de campaña, hasta invitarlos a un diálogo”.
Santiago Creel Miranda comentó, antes de que iniciara la sesión y después de presidir la Junta de Gobierno, que “los medios de comunicación no deben ser instrumentos para denostar”; un medio electrónico, concesionado de un bien público, no debe ser utilizado para salvaguardar intereses particulares”.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 5 de octubre.

Que antes de tomar la determinación de condenar públicamente los “agravios” de Tv Azteca al Senado, el legislador panista Santiago Creel descolgó el teléfono para reclamarle a Ricardo Salinas el spot de la discordia, pero el empresario se mantuvo en su posición y, al menos en ese momento, descartó el retiro del mensaje.
“Trascendió”, Milenio, 5 de octubre.

Es necesario arreglar ambas cosas. El régimen fiscal de la publicidad comercial en televisión es absurdo e injusto, pues el anunciante usa un bien del dominio público de la nación para hacer negocios y no paga nada al fisco. Dicho de otra manera, el impuesto que deberían pagar los anunciantes se lo queda el concesionario, con lo cual, a cambio de 18 minutos diarios, las televisoras se apropian del gravamen como si fueran el Estado. Por el otro lado, los senadores deberían ganar mucho menos, digamos, la mitad, para ponerlos al nivel de otros países.
La confrontación entre el dueño de Televisión Azteca y el Senado debería llevar a revisar el costo de la televisión comercial y el costo del Congreso.
De este debate abierto por Salinas Pliego también debería salir a la luz la manera en cómo éste logró comprar la televisora del Ajusco, el dinero que real o supuestamente le debe a Raúl Salinas de Gortari y que, según éste, no le ha pagado. El Congreso debería abrir una investigación sobre la venta de aquellos activos públicos y de la concesión, aunque hayan pasado ya muchos años.
Pablo Gómez, Milenio, 5 de octubre.

La discusión sobre la respuesta de los senadores a TV Azteca llevó horas. Un párrafo que incluía una velada advertencia a los concesionarios de los medios electrónicos provocó fuertes jaloneos entre los seis coordinadores de las distintas bancadas en la vieja casona de Xicoténcatl, sede de la Cámara alta.
Finalmente se llegó a la decisión de no incluirlo. “Se argumentó que no había necesidad de anunciar lo que estamos haciendo”, explicó a este espacio el senador Carlos Navarrete, coordinador de la bancada del PRD.
El párrafo retirado advertía que las “viejas prácticas” (entre los concesionarios y el Estado) deberían quedar atrás y, según el perredista, adelantaba que la nueva relación con los medios electrónicos se definirá en el marco de la reforma a la Ley de Radio y Televisión, que muy pronto será debatida y aprobada en el Congreso.
La encerrona duró tres horas. Los coordinadores entraron a las 11:30 en las oficinas del priista Manlio Fabio Beltrones, presidente de la Junta de Coordinación Política. Salieron a la hora de comer. Asesores entraban y salían con papeles en la mano. Los reporteros no quitaban el ojo de encima a la puerta de la oficina del sonorense. Nadie hacía caso a la sesión. Los oradores hablaban al aire.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 5 de octubre.

El spot de TV Azteca, que tanto molestó en Xicoténcatl, hablaba de sus dietas. “¿Cuánto te cuestan los senadores?”, preguntaba la televisora del Ajusco en el inusual anuncio. Respondía: “16 millones 126 mil 646 pesos al mes. Sí estamos contigo”. Peor aún. El anuncio se intercalaba en el spot del Senado en defensa de la controvertida reforma que, entre otras cosas, acabó con la publicidad electoral pagada a los medios de comunicación, en los tiempos de campaña.
La negociación del texto no fue fácil. Los coordinadores de Convergencia, Dante Delgado, y del Partido Verde Ecologista de México, Francisco Agundis, regateaban el apoyo al pronunciamiento que preparaba el Senado. Casualmente fueron los dos de la chiquillada que no aprobaron la reforma electoral. Los verdes lo firmaron cuando faltaban dos minutos para que el panista Santiago Creel, presidente de la Mesa Directiva, diera lectura en tribuna al pronunciamiento.
El texto recordaba que el Congreso es uno de los poderes constitucionales “electo democráticamente” y que los medios de comunicación no deben ser instrumento para denostar ni para salvaguardar intereses personales. “La relación entre el Congreso de la Unión y los concesionarios debe constituirse a través del diálogo y del entendimiento, no de presiones o agravios”, subrayaba el pronunciamiento.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 5 de octubre.

EL SONORENSE Manlio Fabio Beltrones se tuvo que vestir de bombero para que no se incendiara el Senado.
CUENTAN QUE la tarde del miércoles los ánimos estaban muy caldeados en la casona de Xicoténcatl, debido a la chicanada en red nacional de TV Azteca en contra de los legisladores.
LOS SPOTS transmitidos por la televisora del Ajusco cayeron muy mal entre los senadores. Claro, con excepción hecha del "senador Azteca", Jorge Mendoza.
HABÍA senadores tan enchilados que hasta se llegó a hablar de reformas constitucionales en materia de concesiones televisivas.
SOBRE TODO se mencionó el tema de la duración de dichas concesiones y lo relativo a su refrendo y revocación.
PERO TODO quedó en un mero arranque de pasión telenovelera, pues Manlio calmó el dramón y así, finalmente, fue como salió el tibio comunicado del Senado... para no hacer más grande la bronca.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 5 de octubre.

En cambio Jesús Murillo Karam nos comentaba que respetaba la libertad de expresión de todos los comunicadores, pero no está de acuerdo en el sesgo que intenta darle la televisora al spot. La información no se puede retorcer, como tampoco atentar contra la libertad de expresión. No los amenazamos, sólo les exigimos que respeten a los Poderes de la Unión.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 5 de octubre.

Desmedida, desde donde se le quiera ver, ha sido la respuesta del Senado de la República a los spots que Tv Azteca puso al aire el miércoles para criticar algo perfectamente criticable: el Senado cuesta muy caro.
Sólo como una acción propagandística puede entenderse, por ejemplo, el arrebato de legisladores del PRD pidiendo que se cancelen las concesiones de Tv Azteca por haber difundido spots que recuerdan que un senador gana unas 25 veces más que un maestro. Spots light, por lo demás, si se los compara con las campañas de exterminio que esa televisora, fanática de la guerra sucia, lanzó contra Cuauhtémoc Cárdenas, Diego Fernández de Cevallos, Javier Moreno Valle, Francisco Gil Díaz…
Ciro Gómez Leyva, “La historia en breve”, Milenio, 5 de octubre.

Que hablando de medios electrónicos, un nutrido grupo de senadores le hizo ver a los reporteros que será la última vez que toleren una campaña de desprestigio, como la que lanzó el miércoles Tv Azteca.
“Los concesionarios tienen que entender que ese México ya no existe”, dijo uno de ellos, molesto por lo “suave” del texto de seis puntos de protesta emitido el jueves por el Senado.
“Trascendió”, Milenio, 6 de octubre.

Pero el escándalo del spot contra el Senado abrió una nueva y controvertida discusión a la que pocos han puesto atención. La primera reacción de los senadores fue, en la mayoría de los casos, hepática y exagerada, y hubo casos, como los de senadores del PRD, que reclamaron cancelar la concesión a Televisión Azteca. Al parecer sin darse cuenta, o acaso por la soberbia y lo sobrado de algunos senadores —o acaso por las venganzas que algunos quieren cobrar— la respuesta institucional del Senado y las reacciones particulares de algunos senadores abrieron la puerta a un intenso tufo de intolerancia, autoritarismo y hasta tentaciones de censura.
Pareciera que los senadores mandaron el mensaje de que al amparo de la nueva reforma electoral y de los trabajos para construir la nueva Ley de Radio y Televisión, los poderes del Estado pretenden convertirse en un poder de intocables. El senador Carlos Navarrete llegó a decir que lo grave del spot de Televisión Azteca no era su contenido —que no incurrió en falsear información, sino en todo caso ofrecerla de manera parcial— sino “su intención”. ¿Cuál era la intención del spot?
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 7 de octubre.

Sobre aviso no hay engaño: “Nos vemos a la salida”, amenazó como grandulón de escuela la Triple y Santa Alianza PRI, PAN, PRD. Con la nueva Ley de Medios se van a cobrar la ofensa que les infligió una televisora y la poca docilidad de la otra. Televisión Azteca hizo públicos los escandalosos salarios (ellos los llaman dietas) que se pagan nuestros legisladores.
La ofendida respuesta del Senado fue: “Los medios no deben ser instrumentos para denostar...”. Con lo que, hasta publicar lo que se embolsan (y empanzan) cae ahora dentro de las reformas que prohíben mencionar defecto alguno de un político, así se tengan datos precisos de cómo su gestión en puestos públicos ha sido un fracaso y/o una pillería.
Abusando de que la Constitución jamás define el término “nación”, aunque lo emplea, nuestros bien pagados legisladores se han apropiado el derecho a “conceder”, graciosamente, esto es por un acto de merced, existencia condicionada a los medios electrónicos. ¿Por qué sólo éstos? ¿Y la prensa escrita? Aquí nos hemos ganado, muy recientemente, por cierto, el derecho a existir y a no admitir revisiones de la censura. Pero no siempre fue así.
Luis González de Alba, “La calle”, Milenio, 8 de octubre.

Así pues, la arremetida de esta Triple Alianza contra los medios electrónicos (ya luego irán por los escritos) no extraña por lo que respecta al PRI: fue lo que nos recetó por 70 años. Tampoco es rara en el PAN porque nos dicen a diario que es la derecha. ¿Y el PRD? Bueno, ya los vimos peregrinar al besamanos del golpista Hugo Chávez. Tiene por ideal a Cuba: un solo medio, un solo partido, una sola opinión, un solo hombre: Castro.
Luis González de Alba, “La calle”, Milenio, 8 de octubre.

Al expresar su indignación —o más estrictamente, su ira—, la empresa no solamente atacó la decisión del Senado y no se contentó con criticar a los senadores que impulsaron la reforma. Fue mucho más lejos: arremetió contra la Cámara alta como tal. Contra la institución.
En la parte medular de su ataque, TV Azteca afirmó que con el presupuesto destinado a los senadores se podría contratar cierta cantidad de maestros, otra de bomberos u otra de policías. En lógica estricta, envió el mensaje de que el Senado no sirve para nada y que estaríamos mejor sin él. No se necesita ser muy perspicaz —y tampoco se requiere mala leche— para proyectar el mismo concepto hacia la Cámara de diputados y, en general, hacia el sistema de democracia representativa.
En este país todos tenemos derecho a profesar la ideología que nos plazca. El problema es que quien envía ese mensaje de desprecio hacia las instituciones es el concesionario de un bien público, que llega a millones de telehogares y que contrapone su empresa al Senado, afirmando que TV Azteca es quien sí se preocupa por la gente. Es un mensaje de fuerte contenido político.
Francisco Báez, “Empedrado”, Crónica, 9 de octubre.

La propuesta de llevar ante el Senado el Plan México, para su discusión y aprobación, es interesante y relevante. Sin embargo, el ambiente político lo hace impractible e inútil, básicamente porque no hay condiciones en ese cuerpo legislativo para llegar a acuerdos favorables, en la medida en que hay agendas de golpeteo, no de acuerdos. En esencia, lo que ese ambiente gesta es la lógica de que todo aquello que no tenga forzosamente que pasar por el Poder Legislativo será reservado por el Poder Ejecutivo para no enredar más la cosa política de la nación.
Ese obstáculo lo es, también, para un avance sustantivo en la reforma del Estado. ¿Cómo se podrá convertir al sistema político en uno parlamentario, cuando lo que menos se hace es “parlar”? La cultura tiene un sustrato de autoritarismo en su tradición política que arrastramos hasta hoy. Lo vimos con la reacción de algunos senadores ante las críticas que les soltara TV Azteca a los legisladores: se pedía quitar la concesión a la televisora por ser tan crítico. ¿Y así se quiere un sistema parlamentario? El problema con el remozamiento del sistema político puede ser que se nos conduzca a una redición del autoritarismo mexicano
Ricardo Pascoe, El Universal, 10 de octubre.

LA TELEVISORA.
Televisión Azteca arremetió nuevamente contra el Senado, pero –en principio– las consecuencias fueron negativas, pues unió en contra a los tres principales partidos, PAN, PRD y PRI, cuyos legisladores le recordaron que goza de una concesión de un bien de la nación…
Miguel Ángel Rivera, “Clase Política”, La Jornada, 5 de octubre.

El lance de Televisión Azteca contra el Senado marcó el inicio de la batalla que ha decidido dar la televisora del Ajusco contra la futura Ley de Medios. Sabedores de que en esa guerra irán solos —porque su competidora Televisa parece haber pactado ya una negociación con los senadores—, los directivos al mando de Ricardo Salinas Pliego decidieron anticiparse y, en un movimiento que hacia fuera pareció precipitado, iniciaron el enfrentamiento.
No fue casual que Azteca arrancara su estrategia —si la tienen—, justo una semana después de que se supo del encuentro que sostuvieron Manlio Fabio Beltrones y Emilio Azcárraga Jean. La filtración del dato de aquella comida, de la que aquí le informamos, y la posterior aparición de una foto en la prensa donde el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado y el presidente de Televisa departían y dialogaban civilizadamente, fue la señal de que Azteca se había quedado sola
Salvador García Soto, “Serpientes y escaleras”, El Gráfico, 5 de octubre.

El enemigo visible era Televisa y los etéreos los del Ajusco. En la Ley Televisa y con más descaro en su intención golpista por la reforma electoral. Tv Azteca mostró su molestia. En la pantalla. Contra el Senado. Un aviso, my friend, un inocente aviso que tuvo una puntual respuesta.
Pero el manotazo televisivo no fue por lo ya aprobado, no, no, ni por ajustar cuentas (tan de moda hoy en día) más bien una bofetada de cómo se va a poner el balconeado reventón si estos atrevidos legisladores, con venia de Los Pinos por supuesto, retozan con los números y porcentajes del mercado que controlan los que son el epicentro en la industria de medios... y telecomunicaciones... para reducirles sus márgenes de maniobra que incluye su influencia, su caja registradora, pero también su monopolio del poder. ¿Estamos?
La interesante travesura a varias bandas detrás de la ardiente Ley de Medios que ya se discute con discreción en ambas cámaras. Y no vaya a ser que les ande saliendo su chistorete, así que pantalla prevenida vale por dos. Sobre todo porque el destinatario final es Felipe Calderón.
El mismo a quien Vicente y Marta desafían. A quien los poderes fácticos desafían. A quien el crimen organizado desafía. A quien su propio partido desafía y a quien internamente... con explosivas fechorías... desafían.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 5 de octubre.

Televisión Azteca no tiene credenciales (ni de moralidad ni de profesionalismo) para pretender asumirse como ente defensor de la libertad de expresión o como instancia de representación social. Desde su origen (Raúl, hermano del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, “prestó” 30 millones de dólares para la ventajosa compra al gobierno federal de los canales 7 y 13 de televisión abierta), la empresa de Ricardo Salinas Pliego ha utilizado su deformada interpretación del periodismo para presiones políticas y negocios corporativos
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 5 de octubre.

Además, Ricardo Salinas no puede actuar como dueño de una televisora, porque en realidad sólo tiene un bien concesionado. Y aclara que no se trata de coartar la libertad de expresión, porque cada comunicador puede criticar lo que le dé la gana. Pero sí se pueden revisar los contenidos y eso está inscrito en la actual ley.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 5 de octubre.

La actual campaña negra contra el Congreso y el sistema representativo no extraña por lo mismo, pues existe desde hace 20 años tras de que las Cámaras alcanzaron mayor pluralidad, aunque ninguna había alcanzado los niveles de los reclamos publicitarios de denostación que Tv Azteca empezó a difundir el día 3, que no van dirigidos contra los legisladores, sino contra el Poder Legislativo en su conjunto, con la lógica obvia de que si no hay (aun con todos sus vicios y defectos) un órgano de representación popular medianamente legítimo, sólo quedan el gobernante usurpador y los poderes de facto
Luis Javier Garrido, La Jornada, 5 de octubre.

En respuesta a este ejercicio el Senado ha recibido una fuerte respuesta, en particular, por TV Azteca. Recientemente, la televisora difundió un mensaje en el que criticaba a los senadores por los sueldos que recibían y se mofaba de la actitud del Senado, al publicitarse como actor político que había logrado beneficios para la población, derivado de haber eliminado los gastos de los partidos en medios. Tienen razón en que el Congreso se esté autoelogiando, ni duda cabe.
Pero, con esa excusa, la guerra de bajo impacto continúa. Ahora lo que se defiende es que Un Medio de comunicación (con mayúscula), pueda decir, con base en el Artículo 6º Constitucional, lo que quiera en relación con el Senado o cualquier otro actor de la sociedad.
Miguel González Compeán, Crónica, 5 de octubre.

Los spots de Azteca contra el Senado debieron ser pagados por alguien, con IVA incluido, lo que también debe ser esclarecido, ya que de lo contrario estaríamos ante un posible ilícito en materia de publicidad comercial transmitida pero no pagada.
Tenemos, por último, un nuevo tema para la reforma de la legislación de radio y televisión: si los concesionarios tienen o no derecho a realizar campañas políticas mediante el uso de un bien del dominio público. La libertad de expresión de cada quien debería resguardarse siempre que se produzca dando la cara al público en emisiones formales y, por tanto, responsables. Pero la pedrada del spot es de la materia comercial y no de la libertad de expresión. Que diga lo quiera el señor Salinas Pliego pero que se puedan debatir éste y todos los demás temas. Tales serían otras reglas… como en muchos países.
Pablo Gómez, Milenio, 5 de octubre.

Lo que quiere decir lo anterior, es que las personas, de manera escrita o a través de algún medio, no podrán ser molestadas en su persona por lo que digan. Lo que no dicen los artículos, es que una empresa, que además detenta una concesión del Estado mexicano, tenga el mismo derecho. Dicho de otra manera: si el señor Salinas Pliego sale a decir en su medio que los senadores mexicanos son la cosa más perniciosa del planeta, tiene todo su derecho y nadie puede decirle nada. Muy distinto es que la empresa TV Azteca sostenga una posición política. Puede sostener una línea editorial, pero la concesión (en sí misma) dada por el Estado a la luz del Derecho Constitucional, lo tiene de manera muy dudosa.
Derivado de lo anterior es que la revisión en materia de contenidos tiene sentido. En todo el mundo, las concesionarias de los medios son el vehículo, pero no tienen su opinión, ni siquiera hacen su programación. Eso, lo hacen terceros.
Miguel González Compeán, Crónica, 5 de octubre.

Los aires extremos de falso sacrificio cívico se han vuelto a instalar en la empresa de Ricardo Salinas Pliego a partir de las reformas constitucionales en materia electoral, que han cercenado a los medios electrónicos el gran pastel publicitario de los comicios. A diferencia de Televisa (donde apuestan más a las negociaciones de elite que a la confrontación estilo abonero), los espacios informativos y de opinión de Tv Azteca se han convertido en desfondadas escenificaciones previsibles en las que los ardores comerciales y las pretensiones de poder político tratan de convencer a los televidentes de que en México se vive el preludio de una dictadura, en la que los intereses de la sociedad han sido secuestrados por la “partidocracia”, peligros todos ante los cuales los nobles y desinteresados locutores, comentaristas y directivos prometen luchar con denuedo para salvar a la patria (y al negocio de virtual agio llamado tiendas Elektra, y el pago por favores recibidos denominado Banco Azteca, y el botín de la publicidad para Tv Azteca y la garantía de sobrevivencia del duopolio actual, sin apertura a nuevos competidores
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 5 de octubre.

¿Inquietos por los espots que está transmitiendo TvAzteca contra el Senado de la República? ¿Preocupados por la airada respuesta de los señores senadores? Tranquilos, son pleitos de familia. Hagamos memoria. Hace un par de años TvAzteca lanzó un feroz ataque contra el entonces secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, a raíz de que la Comisión Nacional Bancaria lanzó una investigación que involucraba a Ricardo Salinas Pliego en una operación en la Bolsa Mexicana de Valores, aparentemente fraudulenta. Sólo que la televisora del Ajusco cometió la indiscreción de involucrar al Fobaroa. Como uno de los grandes beneficiarios del fraude es Roberto Hernández, y forma parte del consejo directivo de Televisa, la respuesta de la cadena de Emilio Azcárraga III fue de furia, defendiendo a uno de los suyos. Como ustedes recordarán, el conflicto entre las dos televisoras terminó ipso facto. No es que tenga bola de cristal, pero el aparente conflicto entre TvAzteca y el Senado de la República no tiene futuro; terminará en cuanto se pongan de acuerdo en asuntos de billetes
Enrique Galván Ochoa, “Dinero”, La Jornada, 5 de octubre.

Televisión Azteca se ha lanzado espoteramente contra el Senado porque es caro y porque los senadores ganan demasiado. Tiene razón, aunque esta acusación no es nueva. Salinas Pliego la hace ahora porque el Senado explica lo que el país se va a ahorrar con la reforma electoral y con la gratuidad de la publicidad electoral.
Lo que no menciona la empresa de Salinas Pliego es lo que le cuesta al país ella misma. El 25 por ciento que deben pagar los anunciantes sobre las tarifas de las televisoras se ha convertido en 18 minutos de transmisión diaria por parte del Estado. Si el fisco cobrara ese impuesto en efectivo, la cantidad de dinero sería mucho mayor que el costo de los anuncios oficiales durante 18 minutos diarios. Pero además, esos 18 minutos, con los que se paga un impuesto a cargo de los anunciantes, podrían ser parte del tiempo legal a favor del Estado sin ningún problema. Así, Azteca le cuesta al país mucho más que los elevados e injustificables sueldos de los senadores.
Pablo Gómez, Milenio, 5 de octubre.

El desbordamiento de las negras aguas críticas del canal del Ajusco se ha topado con un insólito frente común de legisladores federales que han confirmado en espots propios la arrogancia, la ambición y la ignorancia del golpismo Azteca. En nada lastima ni merma al ejercicio periodístico y a la libertad de expresión lo aprobado por quienes representan en el Congreso federal a 90 por ciento de los votantes de 2006 y por la gran mayoría de las cámaras estatales que han abordado el asunto. Lo que las dos grandes televisoras defienden es el gran negocio que han venido haciendo con cargo al erario, que les permite convertir en ganancias empresariales “legítimas” el saqueo de los recursos públicos mediante contratos de publicidad política y electoral que crean escenarios falsos y percepciones tramposas y que promueven y exaltan personalidades y obras huecas e inexistentes
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 5 de octubre.

A partir del 11 de septiembre, Tv Azteca no ha quitado el dedo del renglón en el tema de la reforma electoral. Su argumentación, siempre en contra de las decisiones del Congreso, llegó a un punto delirante el martes de esta semana cuando, en el noticiario Hechos, equiparó el 2 de octubre de 1968 con la reforma electoral: “A 39 años el 2 de octubre todavía se encuentra vigente. Según connotados analistas, los grandes partidos políticos de México tienen el objetivo de crear un Estado sin contrapesos, capaz de actuar de manera tan autoritaria como lo hizo el de Gustavo Díaz Ordaz en 1968. De hecho, ya han dado pasos en esa dirección con reformas e iniciativas de ley que son una amenaza para la sociedad. La primera de esas amenazas es la reforma electoral”.
Finalmente, el miércoles 3 de octubre, Azteca difundió durante casi todo el día un spot en donde critica nuevamente a los senadores por haber promovido la reforma y los acusa de ser una carga para la nación por el hecho de que ganan 125 mil 898 pesos al mes.
¿Por qué la belicosidad de Tv Azteca? ¿Todavía le duele la pérdida de los ingresos millonarios, provenientes de dinero público, que dejará de percibir durante las campañas electorales (en la última ganó 766 millones)? ¿Quiere “mostrar el músculo” a los legisladores para que se porten “moderados” en las inminentes reformas a la Ley Federal de Radio y Televisión? ¿Trata de “provocarlos para despertar en ellos la tentación autoritaria, que frecuentemente ronda por las cabezas de quienes tienen a su cargo la elaboración de leyes, con el fin de iniciar una campaña de gran alcance contra “la legislación chavista”? Pero aparte de eso, ¿Tv Azteca actúa a título individual o expresa de manera oficiosa las posturas de la CIRT? ¿Por qué Televisa, la empresa que antes se colocaba al frente en las luchas de los concesionarios, cedió la vanguardia a Tv Azteca?
Fernando Mejía Barquera, “Cambio de frecuencia”, Milenio, 6 de octubre.

Usted se asustó con el spot que Tv Azteca transmitió el miércoles pasado en contra de los senadores de nuestro país? Yo no. ¿Por qué? Porque Tv Azteca es así, una televisora combativa, directa, ruda.
Y no lo es de a gratis. Usted nada más imagínese esto: Tv Azteca llegó a la televisión mexicana para romper el monopolio de más de cuatro décadas de Televisa.
¿Usted cree que los anunciantes se fueron a sus canales nada más por los bonitos rostros de sus ejecutivos? ¿Usted piensa que las autoridades recibieron a sus directivos con los brazos abiertos?
Por supuesto que no. Mientras que el consorcio de Emilio Azcárraga fue favorecido casi en automático de 1950 a 1993, cada anuncio y cada permiso le ha costado una batalla al de Ricardo Salinas.
Álvaro Cueva, “Ojo por ojo”, Milenio, 7 de octubre.

Resulta difícil creer que entre los estrategas del señor Ricardo Salinas Pliego —frente a la pretensión del Congreso de elaborar una nueva Ley de Radio y Televisión— no exista capacidad más que para elaborar un spot como el que se exhibió para golpear a los senadores, y que se haya decidido presentarlo a través de una estrategia silvestre como la empleada. Si esas son las armas y esos son los estrategas, desde ahora se puede cantar la derrota de Azteca; una derrota que se sumará a una abultada lista de activos que operan contra la imagen y la credibilidad de una empresa que está muy lejos de ser vista como “modelo” por amplios sectores sociales.
Y podrían tener razón los señores del Ajusco cuando argumentan que en el spot que difundieron no muestra más que la verdad del dinero que ganan los senadores, que le cuestan a los mexicanos muchos millones de pesos, y que esos salarios están por encima, muy por encima de los de maestros y médicos. Sí, pero lo que no dice el spot es que el Senado y el Congreso en su conjunto son parte fundamental del Poder Legislativo; uno de los tres poderes sobre los que se apoya el Estado mexicano. No dice que son producto de una elección democrática, y que lo salarios y el presupuesto son parte de las reglas del juego establecidas y sancionadas por las leyes vigentes.
En efecto, los abultados y ofensivos salarios de los legisladores deben ser revisados, igual que los de gobernadores, alcaldes, secretarios de Estado, ministros de la Corte, consejeros del IFE... Y si la preocupación de Azteca es por esos insultantes salarios, esa empresa tiene en el Senado un lugar, a través del señor Jorge Mendoza —a su vez ejecutivo de Azteca— para proponer una reforma que permita corregir ese derroche. Pero en realidad eso no era y no es lo importante. Lo que pretendió el poderoso grupo del Ajusco fue enviar una señal, demostrar la fortaleza de su músculo, frente a la casi inevitable reforma de radio y televisión
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 7 de octubre.

Si las autoridades reaccionan y sancionan de alguna manera a la televisora del Ajusco, pondrán en la mesa el debate sobre la libertad de expresión.
Si no hacen nada, le estarán dando la razón al consorcio de Ricardo Salinas.
¿Pero sabe qué es lo que me tiene más sorprendido? Escuchar y leer los comentarios de la ciudadanía en la radio e internet.
Algunas personas dicen, palabras más, palabras menos, que Tv Azteca se excedió con lo del spot, pero nadie dice: ay, pobrecitos senadores, tanto que trabajan y tan poquito que ganan.
En resumen, Tv Azteca no hizo nada que no hubiera hecho antes, pero no mintió, no se equivocó. El pueblo está sumamente decepcionado.
¿De qué? Tanto de sus autoridades como de sus medios de comunicación.
El “pequeño” detalle está en que Tv Azteca, como medio, al denunciar a los senadores se está reconciliando con la sociedad, y al final de esta historia “podría” salir tan victoriosa como cuando consiguió hacerse de anunciantes en 1993 y quitarle un porcentaje importante de su participación en el mercado a Televisa en 1996.
¿Por qué digo “podría”? Porque todavía falta lo peor: la reforma a la ley de radio y televisión donde, como anunció Pablo Gómez, los enemigos a vencer son Televisa y Tv Azteca.
Por tanto, el Senado podría cometer un error, Tv Azteca podría cometer otro u otros todavía mayores y ni hablar de lo que podría hacer o dejar de hacer Televisa.
Lo del spot del miércoles pasado es sólo la punta de un inmenso iceberg de spots, noticias, comentarios, críticas, mesas, declaraciones y venganzas. Es nada en comparación con lo que nos espera.
Por tanto, no se asuste ni permita que lo asusten, mejor prepárese porque así como alguna vez se habló de guerra de comunicadores, de guerra de espectaculares y de guerra de televisoras, hoy estamos en guerra de poderes y en la guerra y en el amor todo se vale. ¿A poco no?
Álvaro Cueva, “Ojo por ojo”, Milenio, 7 de octubre.

En esta ocasión, la gran mayoría de los otros concesionarios de la radio y la televisión decidieron, cuerdamente, no acompañar a Televisión Azteca en su aventura. Y es posible que hayan influido más que el Senado en el retiro del antipromocional.
El despropósito de la televisora del Ajusco hizo saltar, a su vez, resortes autoritarios en el sentido contrario de parte de algunos legisladores. De inmediato se escucharon voces, con cierto tufo chavista, que pedían la cancelación de la concesión. Y se habla de propuestas que castiguen severamente la denostación de los poderes constitucionales (nomás falta que expliquen con claridad en qué consiste, porque suena a censura).
Los senadores han dicho que la nueva normatividad de medios electrónicos incluirá cuestiones de contenido. Lo peor sería una legislación farragosa, metiche, llena de postulados sobre el “deber ser” que acabaría por convertirse, alternativamente, en letra muerta y arma arrojadiza en contra de los medios. Lo mejor, la obligación de parte de éstos a tener un código de ética autoimpuesto, que incluya compromisos mínimos, pero verificables, con su responsabilidad social y con la verdad. Y los contenidos no pueden ser libérrimos, precisamente porque hacer televisión no es como vender muebles, ya que cada medio expresa y difunde una concepción del mundo y —por lo tanto— juega un papel importante en el afianzamiento, o la decadencia, del entramado democrático.
Francisco Báez, “Empedrado”, Crónica, 9 de octubre.

El desempeño de las televisoras en la audiencia ante el Senado marcó el referente de la discusión sobre la legislación de medios, pues mostró la apuesta de poder, el ejercicio de fuerza y la prepotencia desde la que están dispuestos a mantener privilegios y evitar a toda costa la competencia.
Ese tenor ha quedado más que demostrado en la minimización que sobre las actividades del Congreso han hecho las dos televisoras, pero más, sin duda, por el manejo gangsteril de TV Azteca contra el Senado, incluido por supuesto el golpeteo de los spots de la semana pasada.
Javier Corral, El Universal, 9 de octubre.

No está tan claro cuál será el efecto de la estrategia de contra-ataque de los medios sobre los legisladores. ¿Servirá como aviso de lo que podría venir si en la ley de medios se van a fondo, causando la inhibición de los congresistas o, por el contrario, les provocará mayor determinación y cohesión para ir hasta donde haya que ir con el fin de estimular la competencia mediática?
Otra incógnita es si existe la pretensión de regular los contenidos, tema más que delicado, pues toca, ahí sí, a la libertad de expresión, por más que toda libertad inevitablemente topa con el interés de terceros, la viabilidad del Estado y la gobernabilidad. Pero el asunto entra en un campo minado, por la aparente posibilidad de que se intente regular los contenidos de la programación mediática, más allá de lo democráticamente recomendable (el fantasma de Hugo Chávez, otra vez).
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 12 de octubre.

JORGE MENDOZA: ¿CONFLICTO DE INTERESES?
EN LOS PASILLOS del Senado se comenta que debe ser inminente que "el senador Azteca", Jorge Mendoza, pida licencia para separarse de su escaño.
DICEN QUE dada su sintonía con TV Azteca, de la que fue empleado (¿o lo sigue siendo?), está difícil que quiera quedarse en la casona de Xicoténcatl dada la campaña de la televisora contra los legisladores.
PORQUE, según comentan, Mendoza siempre ha sido muuuuy claro en cuáles son sus prioridades en el Senado y que tal vez estará más a gusto regresando a su oficina en el Ajusco. ¿Y sus "representados"? ¡Muy bien, gracias!
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 4 de octubre.

Todos los legisladores, excepto Jorge Mendoza que es el senador priista por Tv Azteca, repudiaron la actitud de la televisora del Ajusco, en tanto que el ex secretario de Gobernación advertía que rechazan las presiones y los agravios y que las relaciones deben regirse a través del respeto mutuo. Claro que la redacción del documento, de unas 28 líneas, fue escrita en más de tres horas.
Pero Pablo Gómez nos comentaba, dentro del salón de sesiones, que la televisora no de ideas, porque le podemos tomar la palabra. No se trata de asumir una posición de revancha, pero sí sabemos que no puede retar a uno de los poderes.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 5 de octubre.

Menos light, en cambio, es el papel que juega el ex vicepresidente formal, pero pleno vicepresidente en funciones de Tv Azteca, el senador por el PRI Jorge Mendoza.
Nada más en septiembre, media docenas de legisladores y políticos me contaron cómo Mendoza, un servidor público que gana unas 25 veces más que un maestro, los trató de intimidar: si te pones en contra nuestra, te vamos a tener que partir la madre, como a Gil Díaz; si sigues con lo de la ley, te vamos a meter en la nueva novela política que vamos a hacer; si te vuelves a meter con Ricardo, vamos a sacar todo tu expediente.
De Jorge Mendoza se podrá decir lo que sea, salvo que no haya sido excepcionalmente leal a Ricardo Salinas Pliego y Tv Azteca. Y que no sepa hacer bien sus tareas.
Supongo que toda gran corporación tiene a un Mendoza en la nómina. El problema es que no puede ser al mismo tiempo senador y cobrador de facturas políticas de Tv Azteca. Por eso, por mero prurito, Jorge Mendoza tiene que pedir licencia. Tiene que hacerlo ya.
Ciro Gómez Leyva, “La historia en breve”, Milenio 5 de octubre.

Durante la reunión previa de la bancada del PRI en el Senado del pasado jueves, pocos se acercaron a saludar a Jorge Mendoza.
Los priistas están molestos con su compañero de bancada porque, aseguran, fue él quien pasó a TV Azteca los datos precisos de las dietas que reciben al mes.
Hay quienes piensan que ante el vacío de sus compañeros, Jorge Mendoza solicitará licencia al cargo, aunque él ya dijo públicamente que no dejará su escaño.
Pepe Grillo, Crónica, 6 de octubre.

Algunos políticos se han incomodado con la posición de Jorge Mendoza, el senador de Nuevo León, por haber sido el único miembro de su partido, el PRI, en votar en contra de la reforma electoral. Pero esta posición es lógica para alguien que ha sido presidente de la Cámara de la Industria de Radio y Televisión y conoce el tema a fondo. El columnista Ciro Gómez Leyva de Milenio dice que Mendoza "tiene que pedir licencia" y lo acusa de intimidar a otros políticos. Pero la impresión que yo tengo de Mendoza después de 12 años de conocerlo es exactamente la contraria. Encuentro que el senador es un conciliador. Podrá uno estar de acuerdo o en desacuerdo con sus posiciones, pero es un hombre que ha hecho del diálogo su arma principal.
Sergio Sarmiento, “Jaque Mate”, Reforma, 8 de octubre.

Regresando a temas locales, siguen las opiniones a un lado y otro en torno a los mensajes que ha difundido Televisión Azteca en torno a los desmedidos salarios de los senadores, lo que ha incomodado a varios políticos. Le puedo decir que el asunto está en la ruta de alcanzar un arreglo y el mediador entre la televisora y la Cámara alta es nada menos que Jorge Mendoza. Se trata de un senador priista que ha llevado la voz de los medios electrónicos en el debate de la reforma electoral, y que cuenta con el oficio para conciliar las posiciones de ambas partes. La realidad es que los medios están en su derecho de expresar sus opiniones, en este caso bien fundamentadas por la televisora del Ajusco, y Mendoza está en la postura de hacer valer las libertades constitucionales.
Rogelio Varela, “Corporativo”, El Financiero, 8 de octubre.

¿MULTA? ¿SANCIÓN?
Desde los primeros niveles de la administración Calderón, se pidió determinar cuál es la sanción por los spots con jiribilla que difundió Televisión Azteca contra el Senado. La respuesta fue: si se documenta el presunto exceso, la multa es de 3 mil pesitos... Pero el chaparrón no fue de multas, sino de declaraciones en el Congreso contra la televisora del Ajusco. En una desproporción, hasta se llegó a pedir que se le cancelara la concesión, y que el senador priísta Jorge Mendoza fuera desaforado bajo el cargo de haber sido directivo de esa televisora. En las horas recientes, las aguas han empezado a retomar su nivel, afortunadamente, pero a todos quedó claro que el horno no está para bollos
“Bajo reserva”, El Universal, 6 de octubre.

El hecho, aunque menor en el conjunto de sus tropelías, es sujeto de medidas administrativas pues la Ley de Radio y Televisión prevé “la alteración de boletines oficiales o informaciones del gobierno” como una infracción que se sanciona con multa, irrisoria si se quiere pero que deriva de una competencia de ejercicio obligatorio, no potestativo. La autoridad ha de aplicar esas sanciones que, además, constituyen importantes antecedentes en el expediente de cumplimiento legal que debe ser valorado al momento de refrendar o no esas concesiones.
Si en México existiera ese proceso, TV Azteca hubiera perdido desde hace tiempo su concesión. Pero no, ha ensanchado una historia de impunidad y desafío al estado de derecho en uno de los peores manejos de la televisión concesionada
Javier Corral, El Universal, 9 de octubre.

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