Los Fox reaparecen y abren las puertas de su lujosísimo rancho. Hay una metamorfosis muy gráfica de cómo quedó la casa al finalizar el sexenio del cambio: con alberca, palmeras, verdes jardines y lago artificial. Se trata del más reciente número de la revista Quién, donde la pareja posa, sonríe y, muy romántica, acerca sus rostros. Los que digan que mi propiedad es producto de la Presidencia van a “comer chicharrón”, expresa don Vicente. Más allá de su elegante propiedad, enclavada en Guanajuato, el ex presidente ofrece pistas de su desenfrenada carrera nacional e internacional: “No me iba a quedar a apestarme o empolvarme en mi casa ni me iba a esconder o a huir del país”.
“Bajo reserva”, El Universal, 13 de septiembre.
Justo en la semana de la gran discusión sobre dinero y política, Vicente Fox y Marta Sahagún aparecen en la portada de la revista Quién anunciando que nos abren las puertas de su rancho por primera vez.
El 15 de junio de 1994 entrevisté a Fox en León, en un rancho desmedrado que funcionaba como empacadora. Estaba retirado de la política, pero amagaba con volver. “Déjenme congelar verdura, sacar algo de lanita”, me dijo. “Extraño mucho la política, pero tengo que poner los pies en la tierra. Pagué el precio que todos los políticos de oposición pagamos: ver destrozados mis negocios. No sólo se me fue mi patrimonio, sino que está en riesgo de extinguirse y desaparecer. Quise darme este espacio para reponerme”
Breve espacio. Menos de un año después asumió la gubernatura de Guanajuato. Luego fue Presidente de la República. ¿Cuánto pudo ganar en el segundo semestre de 1994 como para reponerse? Porque con los sueldos que devengó entre 1995 y 2006 no le alcanzaría para tener un rancho como el que presume en Quién. ¿De cuánto serían los ahorros de la entonces esposa de un veterinario y luego directora de Comunicación del gobierno guanajuatense?
Ciro Gómez Leyva, “La historia en breve”, Milenio, 14 de septiembre.
El rancho remozado, informa la revista, tiene una cava “con vinos de las mejores reservas”, gimnasio, lago artificial, una alberca para que Fox nade en las mañanas y Marta en las tardes, “dos espaciosas salas para reuniones”, habitaciones para los cuatros hijos, muebles muy finos, césped impecable, venados, pavo reales… Por no hablar de las viejas caballerizas, donde se construye un centro de estudios.
Se le hacía tarde a los Fox para revelarnos que a ellos también el paso por la política les resolvió todos sus problemas materiales, los de sus hijos y los de sus nietos.
Ciro Gómez Leyva, “La historia en breve”, Milenio, 14 de septiembre.
Es la portada de la revista Quién: Los Fox abren su rancho por primera vez. Su vida después de Los Pinos. En 15 fotos Marta Sahagún y Vicente Fox presumen su rancho en San Cristóbal-La Estancia.
Grandes jardines, con patos, venados y pavo reales. Él dice que casi no tiene nada que extrañar de Los Pinos. Bueno, sus alimentos se los prepara un chef que se llevaron de la residencia presidencial. Marta confiesa que está alejada de los medios.
—¿Qué te faltó decir al pueblo de México luego de que entregaste la banda presidencial? Le pregunta Alberto Tavira.
—Marta y yo tenemos la conciencia tranquila porque no hemos engañado ni robado a nadie y mucho menos al erario… somos personas honestas y decentes. Aprovecho (la entrevista) para pedirle disculpas a todos los que ofendí… bueno, menos al PRI y a Andrés Manuel López Obrador.
¡¿Qué tal?!
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 17 de septiembre.
Veo el más reciente número de la revista Quién, la exitosa edición del corazón del grupo Expansión, y desde la portada confirmo que no tienen remedio: una foto de Marta y Vicente Fox abrazados al estilo ¡Hola!, de la que fueron habitués, dice: “Los Fox abren su rancho por primera vez” y retratan “su vida después de Los Pinos”.
Ya en interiores, cabecea así:
“A casi un año de haber dejado el poder y con su boda religiosa a punto de concretarse, Marta y Vicente abren por primera vez de par en par —nada de rendijas— las puertas de su rancho en San Cristóbal”.
Y la verdad es que, como dice el lugar común, el reportaje no tiene desperdicio. La revista nos deja ver más que un rancho, una mansión, con el toque del arquitecto Artigas.
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 18 de septiembre.
"Marta y yo podemos dedicarnos a una vida tranquila", dijo Vicente Fox a la revista Quién. Y no sorprende que lo pueda hacer, si vemos el lujo que el reportaje muestra en su rancho de San Cristóbal. Quienes vieron la pobreza de ese predio antes de su Presidencia, pueden preguntarse hoy de dónde vinieron los recursos para su remozamiento. ¿O acaso Fox vendió cocinas para Arturo Montiel durante los años en que fue presidente de la República?
Sergio Sarmiento, “Jaque Mate”, Reforma, 18 de septiembre.
Desde la entrada se explica cómo y por qué se hizo la entrevista, y cómo y por qué, nada nuevo, habla el ex presidente. —La entrevista no va a ser conmigo —le dice Marta al reportero Alberto Tavira. Yo no quiero aparecer. Te pongo a Vicente. —¿Y eso? —Estoy alejada de los medios, éste es su proyecto así que nadie mejor que él para hablar. Yo sólo lo estoy ayudando.
Y así fue aunque no del todo, como se deriva de la entrada del reportaje, mano de Marta, que narra que casi a la medianoche de un viernes de enero de 2006, ella le dijo a él: “Vicente, yo no me voy a quedar con los brazos cruzados”. Detalla que la “entonces pareja presidencial (sic) acababa de llegar proveniente de un evento privado a la cabaña que habitaba en Los Pinos. En su recámara, mientras la primera dama de México (sic) se desmaquillaba los ojos (?), el Presidente de la República, sentado en la orilla de la cama y con los codos recargados en las rodillas le preguntó: ¿Qué vamos a hacer después de todo esto? Marta continuó con su determinación: Te voy a ayudar a hacer realidad tu sueño”. Y le hizo el Centro de Estudios Fox a idea, dice, de George W. Bush.
Y se lo construyó.
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 18 de septiembre.
Pero el reportaje no está dedicado al sueño de Fox, sino al, por innecesario, torpe alarde de ostentación y lujo que muestran exhibiéndose en la revista.
Yo les preguntaría: ¿cuál es la necesidad o el objetivo del alarde a colores?
No lo sé, no tengo idea, pero debe ser por algo.
No se exponen así como así a la grosera exhibición en la que se habla desde su cava “con vinos de las mejores reservas del mundo”, hasta del chef que se llevaron de Los Pinos, pasando por las amenities Bulgari que tienen en el baño de visitas, la alberca y las vistas al lago.
Estamos ante una de esas expresiones de quienes hacen pública su vida privada y luego se quejan de invasión a la intimidad.
Y todo por alardear de su próxima boda religiosa, de la que sólo le faltó anunciar la dirección y lista de su mesa de regalos.
De verdad que no tienen remedio.
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 18 de septiembre.
Y ya la que de plano, según ella, ya anda de chanclas, así bien sencillita, por su “humilde” ranchito es Martita Sahagún. Para el reportaje que les hizo la revista Quién a los Fox, salió peinada y maquillada de salón, diciendo que bueeeeno pero sólo dos fotos porque me agarran en fachas. Qué pena muchachos, no estaba preparada. Ahí los dejo con mi Vicente.
Carolina Enríquez, “Azul Tiffany”, Milenio, 19 de septiembre.
Además Marta, renuente a desaparecer, planeó la manera de permanecer. Copio textual de la revista Quién: “...la señora Fox viajó, algunas veces acompañada por su marido, a cuatro de las 12 bibliotecas de ex presidentes que hay en Estados Unidos. Las seleccionadas para estudiar el funcionamiento de estos espacios académicos fueron: John F. Kennedy, Jimmy Carter, George Bush y William J. Clinton. El objetivo: la creación del Centro Fox.”
Con el pretexto de presentar el Centro, la señora Sahagún invitó a Quién a San Cristóbal, y más le hubiera valido no hacerlo. Las fotos de la revista muestran cómo, de ser común y corriente, el rancho pasó a ser una especie de Four Seasons guanajuatense. Reproduzco algunos de los pies de foto de la revista: “También tiene un Hummer en un estacionamiento techado, con capacidad para 15 coches”, “La inversión (del Centro) fue de 12 millones de dólares”, “En el rancho habitan en libertad patos, venados y pavo reales, entre otras especies. En el enorme lago hay una amplia variedad de coloridos peces”, “La casa tiene dos niveles. En la planta alta se ubica la sala y el comedor principal, una cava con vinos de las mejores reservas, el gimnasio, el cuarto de visitas, la cocina tipo industrial”.
Maite Reyes Retana, Milenio, 19 de septiembre.
El cinismo de Vicente Fox y de Marta Sahagún no tiene límites. Por eso aparecieron en la revista Quién en su rancho corregido y aumentado, pero como dice el refrán: aunque el rancho se vista de seda, rancho se queda, y aunque a Vicente y a Marta los pongas en el palacio de Versalles, van a seguir siendo un dúo-deno de nuevos ricos con una ambición inversamente proporcional a su cultura.
Las imágenes han causado una molestia unánime porque Fox fue elegido, entre muchas otras cosas, porque no parecía el político corrupto que sólo utilizaba el poder para su beneficio y el de sus amigos. Tristemente para todos terminó haciendo lo mismo, con la diferencia de que al final de su gobierno se quedó sin amigos (pregúntenle por qué a Lino Korrodi) y utilizó el poder, más que para su beneficio, para complacer a su astuta mujer.
Fernando Rivera Calderón, “El ritual de lo habitual”, Crónica, 20 de septiembre.
Por andar de presumido se le armó la bronca a Vicente Fox. Las fotografías de su renovado rancho San Cristóbal, publicadas en la revista Quién, estallaron un escándalo de proporciones mayúsculas. No son pocos los que piensan que los lujos que allí se reflejan son una "mentada de madre" para el pueblo de México.
Van dos pies de foto, aparecidos en la revista, que ilustran la forma de vida de la pareja: "La casa tiene dos niveles. En la planta alta se ubica la sala y el comedor principal, una cava con vinos de las mejores reservas, el gimnasio, el cuarto de visitas, la cocina tipo industrial". Y otro: "Paraíso Personal: en el rancho habitan en libertad patos, venados y pavos reales, entre otras especies. En el enorme lago hay una amplia variedad de coloridos peces".
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 20 de septiembre.
Por cierto, la buena racha de Felipe se extendió hasta Guanajuato. Como era previsible, Vicente Fox y la señora Sahagún no resistieron la tentación de exhibir en una revista del corazón, de esas que leen las señoras de Las Lomas, lo bonito que les quedó el rancho San Cristóbal. Gracias a su paso por Los Pinos pudieron dejar atrás los tiempos en que no tenían ni para pagar sus tarjetas de crédito y pudieron darle un subidón a su rancho. Los viejos tórtolos, ridículos y querendones, se pusieron de pechito para que la Secretaría de la Función Pública ponga manos a la obra. Ahora serán ellos, los Fox, quienes le deban a Calderón el favor de no investigar el origen y la cuantía de su riqueza. Lo dicho, un mes redondo.
Juan Manuel Asai, “Códice”, Crónica, 20 de septiembre.
Así es chiquillos y chiquillas, y no es que sea un karma o una maldición, es sólo que si Vicente y Marta construyeron su lago, su alberca y remodelaron su rancho con la misma dedicación con la que construyeron la mega biblioteca, pronto el lago se secará, la alberca se agrietará y los techos del rancho se llenarán de goteras, justamente como la mega biblioteca.
Entonces, cuando Marta enfurecida le reclame a Vicente el colapso del rancho, Fox dirá su clásico “Y yo por qué” y el círculo quedará cerrado; sólo entonces ambos vivirán una epifanía en la que se darán cuenta de lo cínicos, ambiciosos e ignorantes que son, del daño que le han hecho al país y de lo mucho que ayudarían a la estabilidad emocional de todo nosotros intentando no recordarnos su obstinada frivolidad y cinismo, ya que milagrosamente han permanecido impunes de todos sus excesos y no se ve para cuándo llegue a esta tierra un gobernante capaz de pasarles la factura a sus antecesores.
Los que pensamos ingenuamente que a partir de este año ya no íbamos a padecer a estos pedestres tortolitos nos equivocamos feamente. Tal vez, de hecho, nunca nos libremos de ellos, pero debe ser peor para ellos el no poder librarse de sí mismos. Por eso me atrevo a decir: a Marta y a Vicente no los conoces, los contraes. Ojalá algún día encontremos la vacuna, el antivirus adecuado.
Fernando Rivera Calderón, “El ritual de lo habitual”, Crónica, 20 de septiembre.
El ex presidente Vicente Fox volvió a dar la nota. A volverse noticia. En días pasados pudimos leer la entrevista que la mitad de la ex "pareja presidencial" concedió al talentoso Alberto Tavira, coordinador de política de la revista Quién. Una entrevista sin desperdicio, con mucha mano izquierda y guante blanco, como decimos en el argot periodístico. Con ojo para captar todas las sutilezas de la "Vida después de Los Pinos". El rancho San Cristóbal. El nuevo rancho San Cristóbal. Porque, a juzgar por las imágenes y la crónica, seis años tampoco pasaron en balde para el otrora rústico ranchito de los Fox (o como dijo ayer mi querida Marina Núñez, "Allá en el rancho grande… ahora más grande que nunca"). Posando para la foto, se les ve amorosamente abrazados en medio de un cielo azul, verdes campos y hasta un lago en lo que pareciera más una escena de telenovela que un retrato de la vida en el campo de la que en algún momento se le conoció como "la pareja presidencial". Una pose que ironizó, puntillosamente, la revista Proceso (que recuperó la entrevista de Quién en su portada de este domingo), al compararla con el afiche del clásico del cine Lo que el viento se llevó. Imposible no hacer una analogía y terminar pensando en "Lo que el foxismo se llevó"…
Y es que a un año de haber dejado Vicente Fox la Presidencia se le ve, si juzgamos por las fotos, más que rejuvenecido. ¿Y cómo no?, si en las fotos que muestra el reportaje se ven las extravagancias y los gustos de esta amorosa pareja. Un verdadero paraíso, con lago artificial, alberca, palmeras y hasta patos, venados y pavos reales entre otras especies. Y no se trata del ex candidato a gobernador de Baja California, Jorge Hank Rhon: se trata de Vicente Fox y Marta Sahagún… ¿Será que en poco tiempo los veremos vistiendo un chaleco de cocodrilo con hebilla de "F"?
Yuriria Sierra, “Nudo gordiano”, Excélsior, 20 de septiembre.
Y eso que lo de Quién es nada más el rancho de San Cristóbal, me precisa ahora Anabel. Falta el otro, el de La Estancia, donde refulgen cientos de hectáreas de agave azul; donde pastan centenares de cabezas de ganado de alto registro; donde trotan decenas de caballos pura sangre; donde los Fox Sahagún se hicieron construir una réplica de la cabañita acogedora de Los Pinos, para no extrañar. La misma cuya remodelación costó en su momento 60 millones de pesos. Añádase el valor de El Tamarindillo, toda una bahía que los Fox se agandayaron en Michoacán y el rancho San Cristóbal cuyas puertas ahora “nos abren”. Y el costo que alcanzará el Centro Fox, que dejará en changarros a los centros Carter y Clinton y que también está descrito en la revista con una explanada para 3 mil asistentes, un auditorio para 500 personas y una biblioteca con 25 mil volúmenes. Todo, propiedad de quien no ha leído un libro en su vida y su peculiar esposa.
Esta es la incalculable acumulación de capital que Vicente Fox y Marta Sahagún nos están restregando en la cara a usted y a mí. Y no es un asunto menor. Tampoco un episodio más de frivolidad y mal gusto. Se trata en cambio de un gigantesco monumento a la corrupción y a la impunidad
Ricardo Rocha, “Detrás de la noticia”, El Universal, 20 de septiembre.
La Estancia. Lo cierto de todo esto es que, sin dudar en despilfarrar en gastos, el rancho de los guanajuatenses se construyó cuando Vicente Fox fue Presidente, pues, según también un artículo de la revista Proceso, los terrenos donde actualmente se encuentra la hacienda llamada La Estancia, estaban abandonados y fue, según vecinos del lugar, que hasta cuando Fox llegó a Los Pinos se empezó a arreglar ese sitio. ¿Será que se contradice Vicente Fox? Porque precisamente fue en la entrevista para la revista Quién cuando dijo que la casa fue construida hace más de tres décadas, con su sueldo en Coca-Cola, al afirmar que:
"Aquellos que dicen que esta propiedad es producto de dinero robado o del dinero que me dejó la Presidencia tendrán que comer chicharrón, porque no es así". Al respecto, quedan interrogantes que resolver, pues en palabras del mismo Fox dice que la propiedad únicamente fue vista antes a principios de los noventa cuando estaba en campaña para la gubernatura de Guanajuato. ¡Qué mentira! Pues no fue sino hasta 2001 cuando comenzaron a construir La Estancia.
Yuriria Sierra, “Nudo gordiano”, Excélsior, 20 de septiembre.
Mientras el ex Presidente busca en Roma, a instancias de Manuel Espino, el liderazgo de la democracia cristiana internacional (como si supiera de qué se trata), la oficina de prensa del Centro Fox expidió sendos boletines, firmados por Vicente Fox y Marta Sahagún (ella en nombre de su fundación), con los que pretenden salir al paso del escándalo suscitado por ellos mismos al abrir las puertas de su rancho a la revista Quién. Insisten en su honradez y su vocación por la transparencia, pero no hay referencia en concreto a su nueva residencia y el modo en que fue lograda, una residencia en cuya "planta alta se ubica la sala y el comedor principal, una cava con vinos de las mejores reservas, el gimnasio, el cuarto de visitas, la cocina tipo industrial". Además de la alberca, el rancho cuenta con espacio que "habitan en libertad patos, venados y pavos reales, entre otras especies. En el enorme lago hay una amplia variedad de coloridos peces... Además de ganado, en el rancho... se cultiva brócoli, papa y maíz".
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 20 de septiembre.
Pues al contrario de toda la bola de resentidos sociales a los que corroyó la envidia al ver el rancho de los Fox Sahagún retratado en las páginas de la revista Quién como si fuera el Palacio de la Zarzuela, me da mucho gusto saber que en México hay compatriotas que viven como Dios manda y no se andan con pichicaterías de esa cosa sobrevalorada que algunos nostálgicos del comunismo primitivo denominan austeridad republicana.
Digo, de qué sirve haber sido Presidente si, después de un sexenio de apuraciones, corajes, berrinches e ¿Y yo por qués?, no puedes darte una existencia de pachá del Bajío. Después del maravilloso espectáculo vodevilesco y rancheroso que tanta diversión y entretenimiento nos proporcionó en su inolvidable paso por Los Pinos, Vicente Fox merece ese ranchito chiquito, con caballerizas, laguito, alberquita y calefacción central. Digo, no aguantas tanto periodicazo, tanta caricatura, tanto mexicano ingrato, como para que todavía te vayas a vivir a una casa Geo.
Jairo Calixto Albarrán, “Política Cero”, Milenio, 20 de septiembre.
Pero bueno, no es por lo único que está en el huracán político, sino por los vientos intempestivos que aún provoca el reportaje publicado en Quién, donde Fox y Marta Sahagún presumen el rancho San Cristóbal.
Ojo, no estaría mal que también nos presumieran La Estancia, el otro rancho, con sus enormes extensiones de agaves que se describían en La familia presidencial… y Fin de fiesta en Los Pinos, de Anabel Hernández y Areli Quintero. Pero ya será para otro exabrupto, perdón, para otra publicación
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 21 de septiembre.
Nos platican que las fotos del rancho, que aparecen en la revista Quién, es una casita comparada con “lo que hay más arriba”, pues se asegura que la verdadera residencia está ahí, con cabañas para los hijos de la esposa del ex presidente y para la misma pareja presidencial.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 21 de septiembre.
El mensaje de Fox en la revista Quién y al cual se aludió en esta columna el lunes pasado (antes de las palabras envenenadas de Korrodi) no es de una gozosa opulencia sino de una certidumbre de impunidad. Y este nombramiento, una de sus garantías.
Rafael Cardona, “El cristalazo”, Crónica, 21 de septiembre.
Que la remodelación del rancho San Cristóbal, exhibido por la pareja Fox-Sahagún en la revista Quién, “no es reciente”.
Ayer desde Nueva York, el ex canciller Jorge Castañeda comentaba que ya en febrero de 2001, para la visita del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, la propiedad de Vicente Fox estaba prácticamente como aparece en la publicación.
“Trascendió”, Milenio, 21 de septiembre.
Señalando a su renovado rancho, donde avestruces y pavorreales caminan libres junto a un lago artificial y una lujosa alberca, Vicente Fox le dijo a la revista Quién que no extraña el poder ni el fasto que lo rodeaba cuando era presidente de México.
Como lo ha hecho una y otra vez desde que entró a la política, Fox dice una cosa y hace otra. Desde 2003, a la mitad de su mandato, anunció que la carrera para sucederlo estaba abierto y parecía contar los días para irse al rancho donde, anunciaba, se dedicaría a escribir, ordeñar vacas, montar a caballo, etcétera.
Pero cuando supuestamente debía estar retirado, se ha empeñado en hacer declaraciones, provocar a antiguos enemigos, como Hugo Chávez, y exhibir una riqueza difícil de explicar.
Si unos días antes de irse reconoció que era dueño de un rancho que nunca incluyó en su declaración patrimonial, ahora muestra orondo una propiedad que era rústica cuando llegó a la Presidencia.
Como de costumbre, sostiene que se ha manejado con transparencia, pero no informa de dónde salió el dinero para remodelar su casa. El nuevo rico no extraña el cargo porque este le dio para vivir igual que cuando era mandatario, y sin preocuparse.
Jorge Cisneros, “El personaje de la semana”, El Gráfico, 21 de septiembre.
Alberto Tavira Álvarez, editor de política y cultura de la revista Quién, iba al rancho San Cristóbal con la idea de publicar una "nota del corazón" y acabó por detonar un escándalo de dimensiones nacionales e internacionales, que ha marcado agenda en el Congreso de la Unión.
Autor del reportaje "Los Fox: la vida después de Los Pinos", que exhibe la lujosa existencia de la otrora pareja presidencial, el periodista está convencido de que Marta y Vicente no calcularon lo que se venía a la hora de abrir las puertas de su paraíso personal. "Nosotros los llamamos. Insistimos cuatro meses con Marta para que sucediera. Fue una afortunada casualidad", cuenta Tavira.
El tema es altamente mediático. Mostrar la "cínica riqueza" —el calificativo es de Lino Korrodi— en la que viven los Fox después de mudarse de Molino del Rey, llama la atención en un país donde los mexicanos en pobreza alimentaria se cifran en millones.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 21 de septiembre.
Pero volviendo a San Cristóbal, unas preguntas…
—¿Cómo es que tiene tan grande rancho? Porque no es el mismo, sin duda. ¿Para tanto da la Presidencia de la República? Hace apenas siete años decía que la política lo había dejado sin patrimonio.
—Dice que ahí vivió siempre… ¿sí? ¿Con Lilián de la Concha? ¿Cuando a Ciro Gómez Leyva le decía que la política había acabado con su patrimonio?
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 21 de septiembre.
Hace dos años, reportajes publicados en una importante revista, afirmaban que tanto la secretaría de Agricultura y Ganadería y el gobierno de Guanajuato, enviaron técnicos para crear un lago artificial, para efectuar muchas obras, con cargo al erario federal y estatal y la información nunca fue desmentida.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 21 de septiembre.
Ahora blindado desde la copresidencia de la Internacional Demócrata del Centro, añadió:
“Joaquín López-Dóriga ha estado en la casa, él la conoce y él sabe de dónde viene esta casa y sabe cómo la construí”.
Independientemente de esto, sigo pensando lo mismo sobre la irrupción de los Fox y su rancho en la revista del corazón: pero qué necesidad.
Y tan es un error, que produjo efectos en todos los frentes: al interior de su partido; en el Congreso, donde la oposición quiere formar una comisión para investigarlo y condicionó la aprobación del presupuesto federal a una investigación a los Fox, provocando un impacto imprevisto en el quehacer de la casa presidencial, donde aún no entienden qué mensaje les quiso mandar el ex presidente, pero ya lo resienten.
Por lo demás, sobre su comentario de que yo conozco su casa, que he estado ahí y que sé de dónde viene y cómo la construyó, pues no; no sé de dónde viene esa casa, sé que es la familiar, y tampoco sé cómo la construyó; no la conozco porque nunca estuve ahí y no estuve ahí porque nunca fui invitado, lo que debe constar en los registros de seguridad del Estado Mayor Presidencial.
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 21 de septiembre.
Pueden, si quieren los Fox, seguir tomándose fotos en su rancho, paseándose en el Jaguar o la Hummer, abrazándose y besándose a la orilla de su lago o estanque para riego. Pueden, incluso, encabezar a los democristianos del universo y presentarse como los demócratas que no son. Pueden hacer todo eso y más, lo que ya no pueden hacer es seguir provocando a Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador, porque esos desplantes agravian no sólo a ellos, sino sobre todo a la ciudadanía a la que los Fox no supieron responder en su oportunidad.
El problema con los Fox no está en lo que hicieron en el rancho, sino en que lo deshicieron en el país: fracturaron la unidad y debilitaron las instituciones.
René Delgado, “Sobreaviso”, Reforma, 22 de septiembre.
Aparecen en la portada de la revista Quién. Están sonrientes y al recorrer las páginas va uno descubriendo una gran cantidad de exuberancias, excesos y presunciones exacerbadas. Vicente Fox y Marta se han vuelto locos. Tal vez siempre lo fueron, pero ahora no es un rumor iniciado por los que los conocen ni por sus detractores.
…una evidencia sencilla de aquilatar, en una revista fácil de adquirir (debo decir que el ejemplar que conseguí está bastante manoseado, un evidente éxito editorial). Un ex presidente de la República presumiendo su dinero —bien habido si ustedes gustan—, su propiedad, sus regalos de la alta jerarquía religiosa a su mujer en una revista de sociedad, de farándula, de frivolidad social. Sin vergüenza alguna, él que dirigió al país, se presenta por hojas y hojas sin pudor. En otros países esto sería considerado una locura, algo inaceptable.
Luciano Pascoe, “La zanahoria del caballo”, Crónica, 23 de septiembre.
Tan frágil fue la palabra de Fox sobre su destino en la IDC como lo son sus desmentidos acerca de su riqueza personal, y la de su esposa, sobre la cual se habla desde que por decisión propia hicieron conocer una parte, al dejarse retratar en el domicilio en que ahora viven, que no es la antigua casa familiar del rancho San Cristóbal -como asegura el ex Presidente-, sino La Estancia, el antiguo casco de la propiedad original adquirida por Joseph Fox cuando llegó a México en la segunda década de este siglo. En 1932, quizá para evitar la afectación agraria, los Fox practicaron particiones y ventas simuladas (que constan en el registro público de la propiedad de San Francisco del Rincón, según puede leerse en el libro Fox & Co, que escribí en 2000).
En uno de esos ires y venires de la propiedad de los Fox había quedado fuera del patrimonio familiar La Estancia, que en 1999 fue adquirida por Vicente Fox con dinero donado por sus amigos, según relata ahora Lino Korrodi, quien indignado por la exhibición del rancho ha ofrecido abundante información sobre el notorio auge del ex Presidente, que llegó a estar en virtual quiebra (pues "fue un mal empresario", dice su antiguo amigo) y dueño de una casa cuyo deterioro contrasta con el relumbrón de la que ahora habita, con su esposa Marta Sahagún.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 23 de septiembre.
Acaso resulte una exageración que el de Vicente Fox sea un enriquecimiento “cínico y descarado”, sobre todo a la luz de los caudales que se llevaron otros presidentes mexicanos. El problema no parece ser el lujoso rancho, los negocios ocultos o públicos, sino el pecado de la frivolidad, la obsesión enfermiza por la ostentación que picó a la otrora “pareja presidencial” desde julio de 2000. Y es que en rigor, Vicente Fox resultó ser “un presidente mediocre hasta para robar”, como dice con sarcasmo un reconocido guanajuatense.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 23 de septiembre.
Los Fox son de esos, ni hablar, maderitas corrientitas, corrientitas, que por más que se les pasan varias manos de barniz, no agarra. Como nuevos ricos, ostentosos y ordinarios, se les hacía tarde para presumir su ranchito. La revista Quién documentó a todo color lo que en su momento denunciaron las periodistas Anabel Hernández y Arelí Quintero en el libro La familia presidencial, un enriquecimiento inexplicable. Sin embargo, no conformes con la polémica levantada por exhibicionistas, resulta que le reclamaron a los corresponsales y medios que osaron cuestionarlos en Roma sobre su nueva posición económica.
Vianney Esquinca, “La inmaculada percepción”, Excélsior, 23 de septiembre.
Esa es fortuna y no la de San Cristóbal Potemkin, cuyo honesto origen reivindican Vicente Fox y la presidenta de Vamos México. Que la heredó, dice el alto vacío. Pero antes de la transformación en Macabeo abajeño, el legado parecía ir a la fatalidad del dicho colonial: “padre encomendero, hijo caballero, nieto limosnero”.
León García Soler, “A la mitad del foro”, La Jornada, 23 de septiembre.
Más que la riqueza vulgar de nuevos ricos que han exhibido impúdicamente Vicente Fox y Marta Sahagún, el problema de fondo es otro: la afiliación del PAN a la democracia cristiana internacional, la revalidación de los valores católicos conservadores en la lucha por el poder y la entrada del Estado laico mexicano en una zona de peligro.
En este contexto no debe pasar desapercibida para el análisis la relación política entre la visita de Fox -ya como copresidente de la asociación- al Papa Benedicto XVI y el tono religioso del discurso del presidente Calderón el viernes ante líderes nacionales. Fox y Calderón aparecen bajo el mismo techo ideológico de la democracia cristiana europea subordinada al Vaticano como iglesia y no como Estado.
En este contexto, el PAN en la Democracia Cristiana Internacional sería la puerta de entrada a México, otra vez, de la religión en la política terrenal. Por tanto, el objetivo final del PAN ahora aliado a la DCI sería la aniquilación del Estado laico. La presencia de Fox en la DCI como copresidente para quedarse con la presidencia formal -por la puerta de atrás para evitar elecciones- tiene en México una correspondiente radicalización panista contra las instituciones laicas.
Carlos Ramírez, “Indicador Político”, El Financiero, 24 de septiembre.
Creo que merecen subrayarse algunas declaraciones deslizadas con la sutileza de quien escribe la letra chiquita de los contratos. Los dos últimos meses de su gestión, cuando todavía podían volar en aviones presidenciales, se dedicaron Marta y Vicente a consolidar su ranchera propiedad con cargo a usted y a mí. “A partir del 11 de octubre de 2006, el matrimonio Fox-Sahagún puso manos a la obra. El jefe del Ejecutivo giró instrucciones para que se digitalizaran todos los documentos oficiales que se habían emitido durante su administración, los cuales sumaban alrededor de 3 millones. En tanto, la señora Fox viajó algunas veces acompañada por su marido, a cuatro de las 12 bibliotecas de ex presidentes que hay en Estados Unidos. Las seleccionadas para estudiar el funcionamiento de estos espacios académicos fueron: John F. Kennedy, Jimmy Carter, George Bush y William J. Clinton. El objetivo, la creación del Centro Fox”, dice Alberto Tavira Álvarez, autor del reportaje. Agrega: “Luego de la sobremesa, el empresario, productor y exportador de brócoli, papa, lechuga y maíz se dedica, vía telefónica, a la recaudación de fondos para el Centro Fox”. Deben ser muchos los donadores si la recaudación es actividad diaria. Lo recaudado también sale de nuestros bolsillos, generoso lector, pues es deducible de impuestos. Es hora de conocer todos los nombres y el monto de las aportaciones de quienes presumiblemente pagan así deudas pendientes por favores recibidos. Dice Fox: “Aquellos que dicen que esta propiedad es producto de dinero robado o del dinero que me dejó la Presidencia tendrán que comer chicharrón porque no es así”. En su sorpresivo debut como filólogo, Fox acuña, con un dejo tenebroso, la frase “comer chicharrón”, sin explicar los peligros que corremos los antojadizos del pábulo tronador
Jacobo Zabludovsky, “Bucareli”, El Universal, 24 de septiembre.
En toda la entrevista Fox omite mencionar figuras de la historia o cultura de México. Ni siquiera se da el nombre de algún campeón deportivo. “Claro que tengo héroes, entre ellos están los cristeros. Una persona que defienda la libertad de religión como lo hicieron ellos se merece todo mi respeto y admiración. Por eso me parece una aberración garrafal que el PRI haya desaparecido de los libros de texto esa lucha cristera. Vergüenza les daba reconocer que el pueblo de México defendió su religión y su libertad. Tengo un héroe que llamo Juan Cristero que enfrenta un pelotón de fusilamiento con un cigarro en la boca y una valentía increíble. Eso me da mucha fuerza”.
Reconozcámosle: es congruente con su intencionada violación como presidente a toda la esencia del Estado laico y no debe asombrarnos que sus únicos héroes sean los cristeros. Digno de asombro, eso sí, es que visto lo que vemos no nos haya ido peor, pero nos falta mucho por descubrir
Jacobo Zabludovsky, “Bucareli”, El Universal, 24 de septiembre.
El regreso de Vicente Fox y Marta Sahagún al escenario público es una mezcla de publicidad y política. La exhibición de su rancho y las imágenes de la pareja en una revista de sociales provocaron reacciones y afectaron la política nacional. Desde hace tiempo que el factor Fox, al que se suma su esposa para formar la ex pareja presidencial, genera malestar en el país y, por las reacciones de su reciente nombramiento como copresidente de la Internacional Demócrata de Centro, también en el extranjero.
Fox ha sido desde el inicio de su meteórica carrera política un provocador. Un personaje carismático, retador, que ganó apoyos y escaló posiciones hasta llegar a la Presidencia. La fórmula del ranchero aventado, inculto pero sincero, el político nuevo que habla un lenguaje simple y establece identidad y comunicación con su público, fue ventaja para ubicarse en la oposición. Una lucha política que se hizo con todas las técnicas de la mercadotecnia y el apoyo de una red financiera dieron por resultado al primer presidente del PAN.
Todas esas piezas y muchas otras, como las ganas de tener alternancia, llevaron a Fox a Los Pinos, pero no alcanzaron para hacer del político provocador el presidente que necesitaba la transición mexicana, es decir, un estadista. Lo que tuvimos fue al ranchero mediático que muy pronto se acomodó en la silla y empezó a jugar con los grandes intereses del país
Alberto Aziz Nassif, El Universal, 25 de septiembre.
Mal pensada como soy (especialmente en todo lo que se refiere a ese par... de... ¡corruptos!), me pregunto si Martita no invitó a la revista Quién (porque seguramente fue a ella a la que se le ocurrió el reportaje que tanto escándalo sigue causando) para crear una cortina de humo respecto a sus hijos y exhibir al pobre de Vicente, para que sea él el que corra el riesgo de ser investigado y no los vástagos de Martita (es tan pequeña en todo el sentido de la palabra que por más que trato de evitar el diminutivo, no puedo).
Guadalupe Loaeza, Reforma, 25 de septiembre.
Para el matrimonio Fox, publicitar y divulgar su patrimonio familiar, de manera especial los bienes acumulados durante el ejercicio mancomunado de la Presidencia de la República, es una forma de rendición de cuentas. No importa si en este peculiar ejercicio de transparencia el balance entre ingresos declarados y bienes publicitados “ni checa, ni cuadra”, como dicen los auditores.
Por ejemplo, el rancho La Estancia, cuyo valor de adquisición fue de 351 mil pesos, dos años después tiene un valor comercial ostensiblemente superior. Lo mismo puede decirse del patrimonio sexenal declarado: las propiedades y bienes exhibidos por diversos medios de comunicación superan varias veces los 5.3 millones de pesos por concepto de sueldo y actividades comerciales y agrícolas consignados en 2006.
Ricardo Monreal, Milenio, 25 de septiembre.
A saber cuál era la intención de Vicente Fox y Marta de exhibir su actual riqueza públicamente, pero el tiro les salió por la culata. Lo cual no extraña en el caso de los Fox. Fue la frivolidad, no la inteligencia, lo que caracterizó a su gobierno. Hay quienes piensan que reflexionar sobre los ranchos de la (ex) pareja presidencial —que en efecto no son un castillo en Europa, pero sí una especie de Colina del Perro, aunque campirana— es mera ociosidad, una pérdida de tiempo que distrae de los problemas verdaderamente importantes del país. Otros pensamos en cambio que el tema toca directamente una de las asignaturas pendientes de la "democratización" mexicana: la rendición de cuentas. Es decir, la capacidad institucional para generar consecuencias negativas —políticas, administrativas o legales— a quienes abusen del poder público que se les delega. Y es que, en una democracia digna de ese nombre, no puede prevalecer la impunidad ante los abusos de poder, como ha sido el caso en México de manera endémica
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 26 de septiembre.
Como el Cid Campeador, Vicente Fox revive cada vez que se le cree muerto. Abrir las puertas de su rancho San Cristóbal, en San Francisco del Rincón, a la revista Quién, la publicación que sirve de álter ego para los wannabes de la sociedad mexicana, le generó una nueva ola de improperios, acusaciones, denuncias, quejas, lamentos y un potaje que mezcla imputaciones de cinismo, corrupción y a la infaltable señora Marta. El Congreso abrió una investigación sobre sus propiedades, y el senador Ricardo Monreal fue a la PGR a denunciar penalmente al ex presidente. La nueva comedia de la política mexicana necesitaba colofón a su primer episodio, que lo dio el mismo Fox al proclamar a los cuatro vientos: “Ante México y los mexicanos, y mi madre que está en el cielo, declaro decir la verdad”. ¿Cuál verdad? Que es honesto y víctima de una campaña falsa y fantasiosa.
La campaña se la están haciendo muchos agraviados por sus torpezas políticas durante su sexenio, luego que él mismo puso las salsas sobre la mesa al permitir que las cámaras de Quién sacaran las fotos de su propiedad, lo que motivó el asombro de miles de desmemoriados que encontraron cómo verbalizar su molestia gracias a las imputaciones de su viejo ex amigo, Lino Korrodi, cerebro financiero de Amigos de Fox, quien dijo que no había sido producto de la honestidad jurada sino, probablemente, de corrupción y tráfico de influencias
Raymundo Riva Palacio, “Estrictamente personal”, El Universal, 28 de septiembre.
La Semana Santa pasada volví al rancho San Cristóbal. Nadie diría que ahí se ha construido una residencia o un palacio. Más bien se trata de algo decoroso. Martha y Vicente Fox viven de una manera muy comedida, por más que a mucha gente eso le resulte incomprensible o increíble, dados los excesos de lujo y gasto que el país conoció de la mayoría de los políticos desde el alemanisco.
Lolita de la Vega, “Frente a frente”, El Universal, 29 de septiembre.
Precisamente, las fotografías que tanta alharaca han producido es una forma de hacer público lo que sus vecinos conocen. La controvertida pareja nada tiene que ocultar. Tan no lo ocultan que lo exhiben a la vista de todos. Pero eso genera envidia, y la envidia es una compañera no reconocida de las pasiones políticas. ¿O usted cree que quienes los critican lo hacen pensando en el bien de la patria? Por favooooor! Ya búsquense otro villano favorito, ¿no?
Lolita de la Vega, “Frente a frente”, El Universal, 29 de septiembre.
Pero en las torres de marfil que según el presidente Calderón acaban en refugio de imbéciles, se desataron vientos de fronda: la ex pareja presidencial, fiel a su espejo diario, exhibió en revista del corazón las galas campiranas de San Cristóbal Potemkin, con el fundo añadido con plantas de agave azul en trance de destilado y embotellado del tequila del Macabeo abajeño; y las obras en curso del monumento en vida al analfabetismo funcional: una gran biblioteca que preserve las obras evanescentes del democratizador de México que se comprometió a emprender “una revolución como la Cristera”, y siete años más tarde declara su héroe a un imaginario “Juan cristero”, defensor de la santa religión, mártir del nacionalismo revolucionario que, según el erudito señor Fox, falsificó la historia
León García Soler, “A la mitad del foro”, La Jornada, 30 de septiembre.
O sea , los niños y las niñas bien se volcaron a las calles para impedir la construcción de un rascacielos de esos que tanto les fascinan cuando van de shopping a Europa, Asia o a Estados Unidos, en vez de defender a uno de sus grandes ideólogos, Vicente Fox, en estos momentos en que sólo por aparecer en Quién, presumiendo su modesto rancho como si fuera la Duquesa de Alba en el Palacio de Liria, me lo quieren tratar como Jorge Vergara a todos los que dirigen a las Chivas. Bueno, es tal el problema que los acaudalados ya no practican el internacionalismo plutocrático: no lloraron cuando el ex presichente se autodenominó el pararrayos de Martita mientras una lágrima de ella caía en la arena. Increíble.
Jairo Calixto Albarrán, “Política Cero”, 1º de octubre.
Si el matrimonio Fox no hubiera provocado el escándalo con la grata y súbita aparición de sus fotos y declaraciones en la revista Quién, su vocación cultural y filantrópica seguiría sin contratiempos. ¿Qué necesidad tenían de mostrarnos la propiedad fundada por el bisabuelo Fox que, debido sin duda al calentamiento global, se ha expandido hacia todos los puntos cardinales? Ninguna. Los mexicanos nos habríamos privado para siempre o durante largos años del privilegio de conocer el sitio de su retiro. Pensaríamos que como Churchill después de ganar la guerra, se habrían refugiado en la penumbra de una biblioteca, o como Ben Gurión después de fundar Israel, en la desértica quietud del kibutz. No sabríamos lo que las bardas del rancho de San Cristóbal ocultan. Los caminantes pasarían frente a la finca sin voltear siquiera, los vendedores de Avon no tocarían a la puerta pensando que adentro no habría ni sirvientas interesadas en sus productos. Si don Vicente y doña Marta no provocan el escándalo, el río de la gratitud histórica seguiría haciendo florecer sus agaves azules
Jacobo Zabludovsky, “Bucareli”, El Universal, 8 de octubre.
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