PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA: RECONOCER A FELIPE CALDERÓN.

Hace aproximadamente diez días tres conocidos perredistas emitieron declaraciones similares, aparentemente en sentido opuesto a los acuerdos tomados al interior del partido: Felipe Calderón es el Presidente. Eso no quiere decir que tales declaraciones sean un reconocimiento a su carácter de Presidente de la República. En distintos momentos Leonel Godoy, candidato perredista a la gubernatura de Michoacán, Ruth Zavaleta, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados y Cuauhtémoc Cárdenas, llamado “el líder moral del PRD” se refirieron al mismo tema; sus declaraciones a los medios trajeron consigo una serie de encuentros y desencuentros sobre los que da cuenta la siguiente sistematización, que consta de sesenta comentarios.

RUTH ZAVALETA.
En el caso de Ruth Zavaleta, el deslinde del lopezobradorismo es un mensaje directo de Los Chuchos.
Calificar al movimiento de AMLO como algo que “sólo existe en la imaginación de algunas personas”, en voz de la presidenta de la Cámara de Diputados, confirma que la disputa por la dirigencia nacional del PRD se está recrudeciendo y toma tintes de ruptura. Porque Zavaleta es la misma que abandonó el recinto de San Lázaro para no recibir el Informe de manos de Calderón. De su discurso de aquel día, cuando habló de un Presidente al que no reconocía, a la aceptación abierta y pública de que “Calderón es el Presidente constitucional de México”, hay un giro de 180 grados y una confrontación directa con López Obrador
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Gráfico, 19 de octubre.

Ruth Zavaleta se agrega a la línea cardenista de reconocer a Calderón como presidente constitucional “que lamentablemente, aun cuando queramos negarlo los perredistas, porque tenemos una aspiración legítima, pues así está funcionando”. La representante de Los Chuchos en la mesa directiva de la Cámara de Diputados fue incluso un poco más allá que Cuauhtémoc y Lázaro Cárdenas y Leonel Godoy, pues consideró que la figura de presidente legítimo existe en “el imaginario de la gente”...
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 19 de octubre.

Así que, ahora sí, pareciera que Ruth Zavaleta se mantiene en la postura que tomó en el primer Informe de Gobierno de Felipe Calderón, la de reconocer de manera legal, pero no legítima, asunto que ahora se refleja en su partido político. Declaraciones las suyas que evidencian las diferencias que hay en el interior, de las conocidas de manera coloquial, como tribus. Y es que se trata de un ejercicio de racionalidad y de pragmatismo político: toda vez que secundó las declaraciones con las que el líder moral marcaba, ahora sí, el momento del divorcio.
Yuriria Sierra, “Nudo gordiano”, Excélsior, 20 de octubre.

Ruth Zavaleta, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados —cuadro destacado de Los Chuchos—, quien expresó que Felipe Calderón “es el Presidente constitucional y punto”, y sobre la legitimidad que reclamara para sí y para su movimiento López Obrador dijo: “Sólo existe en la imaginación de algunas personas”. El racimo de declaraciones que se deslindaron de AMLO creció y seguirá creciendo con el tiempo, sobre todo ante una terca realidad política que cada vez arrincona más al mesías tropical.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 22 de octubre.

“El gabinete legítimo de López Obrador está fuera de la ley”, aclara la presidenta de la Cámara de Diputados, la perredista Ruth Zavaleta. Y más: “Necesitamos reflexionar dentro del PRD sobre hacia dónde nos están llevando nuestras actitudes”. Habrá que decirle a Zavaleta que reflexión y autocrítica es precisamente algo que AMLO y compañía no acostumbran hacer.
Martín Moreno, “Archivos del poder”, Excélsior, 23 de octubre.

Los diputados Raymundo Cárdenas y Rutilio Escandón, del sector fundamentalista del Partido de la Revolución Democrática, acudieron ante la inservible y eufemística Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia que intentó suspender en sus derechos partidistas al senador Ricardo Monreal, para que cometiera la vileza de tumbar a su correligionaria Ruth Zavaleta de la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.
Zavaleta no se anda con cuentos y acepta que Felipe Calderón es el único Presidente “legítimo”.
Escandón reclama para sí la vicepresidencia que recayó en Luis Sánchez, quien goza de la confianza de la señora y, sobre todo, del coordinador de la fracción, Javier González Garza.
Pese a que el voto los derrotó, Cárdenas y Escandón esgrimieron que hace un año, cuando Zavaleta y Sánchez fueron designados, la diputación perredista “no respetó el principio de proporcionalidad” que dictan los estatutos.
Menos estulta, la comisión admitió ser incompetente...
Carlos Marín, “El asalto a la razón”, Milenio, 24 de octubre.

Gerardo Fernández Noroña reconoce que no fue “muy afortunado” decir que Ruth Zavaleta “aflojó el cuerpo”, para ilustrar que “claudicó” ante Felipe Calderón. Nos dijo que sus palabras no tenían ninguna connotación intima o sexual “y no tengo ningún inconveniente en retirarlas”.
Pero añadió: “No pretendo que Ruth Zavaleta se vaya a la resistencia civil, aunque no estaría mal que lo hiciera, pero podría tener una posición mucho más decorosa , sin ninguna estridencia, sin ninguna confrontación, y no decir, un día sí y el otro también, a Felipe Calderón, que es el Presidente legal.”.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 24 de octubre.

¡Ah! muy buenos comentarios para la calzonuda perredista Ruth Zavaleta, mujer de principios que ha sabido rechazar los absurdos y como dijeron Cuauhtémoc Cárdenas y Leonel Godoy: “Sólo la gente enferma de la cabeza no reconoce a Felipe Calderón como Presidente de nuestro país” ¡Ándale! y la Zavaleta arremete: “El gabinete de AMLO está fuera de la Ley”...
Yazmín Alessandrini, “Circo Político”, Crónica, 24 de octubre.

Noroña, el cesado vocero del PRD que todos los días habla por su partido, hizo otra: A Ruth Zavaleta, por declarar que Felipe Calderón es el Presidente y que se le debe reconocer como tal, le dijo que “entregó su cuerpo”. Se oyó tan feo eso, que hasta Acosta Naranjo acusó a su compañero en el CEN perredista, de misógino y machista, y le exigió ofrecer disculpas. ¿Pero, su jefe legítimo permitirá que Noroña se disculpe?
Pepe Grillo, Crónica, 25 de octubre.

Entre la mediocridad de Jesús Ortega y la habilidad política de Ruth Zavaleta, este humilde tecleador le apostaría a la segunda, quien por cierto no merece las andanadas de calificativos propinados por algunos de sus compañeros de camiseta. Pero el candidato es Ortega, y la verdad y sin ánimo de ofender, qué flojera.
David Gutiérrez Fuentes, “Perro Mundo”, Crónica, 25 de octubre.

No debe ser fácil en estos días ser Ruth Zavaleta. Por perredista y presidenta de la Cámara de Diputados. Si habla de legitimidad, le disparan. Si habla de ilegitimidad, le tiran. El ex vocero de Andrés Manuel López Obrador, Gerardo Fernández Noroña, le acaba de recetar este golpe: afloja el cuerpo muy rápidamente.
Ciro Gómez Leyva, “La historia en breve”, Milenio, 25 de octubre.

Instalados en temas del PRD, le contamos que se ha desatado un escándalo por las declaraciones misóginas de Gerardo Fernández Noroña contra la diputada Ruth Zavaleta. Algunos perredistas comentan: la opinión pública se escandalizaría si supiera los términos con los que se refirió Andrés Manuel López Obrador a ella hace algunos meses, cuando el tabasqueño la quiso vetar como presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, nos dicen
“Bajo reserva”, El Universal, 26 de octubre.

Ruth Zavaleta fue a decirle al líder, Leonel Cota, lo ofendida que está por los ataques bajunos del “vocero” Noroña, que la acusa de “entregar el cuerpo” al gobierno federal.
Quizá por la impunidad de que goza Noroña en el PRD, apoyado por López Obrador, Zavaleta analiza acusarlo ante la PGJDF. Hizo responsable a Noroña, “de cualquier daño a mi persona o a mi familia”.
Pepe Grillo, Crónica, 26 de octubre.

La pobre de Ruth no se la acaba. Sobre todo por las críticas del siempre visible secretario de Comunicación del CEN perredista, Gerardo Fernández Noroña.
La criticó: “Confunde la institucionalidad con la genuflexión, la responsabilidad con la subordinación, la modernidad de la izquierda con el colaboracionismo”.
No es lo único que le ha dicho en esta semana. Recordemos que hasta dijo que había “entregado el cuerpo” al gobierno del presidente Felipe Calderón. Qué pena por él y sus declaraciones, en serio.
Ayer, la diputada perredista se reunió con el presidente de su partido, Leonel Cota, donde se dijo ofendida por las declaraciones de su ¿compañero? de partido. Dijo que si le llega a pasar algo a ella o a su familia, el responsable es Fernández Noroña.
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 26 de octubre.

De nueva cuenta, Gerardo Fernández Noroña, se lanza en contra de su compañera Ruth Zavaleta. No le gustó que la presidenta de la Cámara de Diputados se reuniera con la esposa del presidente Felipe Calderón, para formular programas de trabajo. Ahora dice que la perredista “continúa con sus constantes devaneos con el poder”.
Fernández Noroña, quien incomoda a muchos perredistas por la actitud grotesca que asume ante cualquier suceso y que el secretario general del PRD, Guadalupe Acosta le enmendará la plana y le señalará que no “es el ayatolá”, ni es nadie para censurar a sus compañeros, dice que los que no sigan sus indicaciones son “colaboracionistas”.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 26 de octubre.

Hoy otro mexicano singular, Gerardo Fernández Noroña quien se refiere a esa singular forma de claudicación. Ir a Dallas, como dicen los egresados de la universidad de la vida, especialmente de la vida en San Antonio Tomatlán. Y de cometer esa conducta acusa a su correligionaria (o ex correligionaria), Ruth Zavaleta quien con tacto y talento se ha ido distanciando de las posiciones del Mesías.
A fin de cuentas, si Fernández Noroña acusa a Ruth de entregar el cuerpo (cuando quiere aludir a esa parte de la anatomía ya descrita), ella o cualquiera de sus defensores podrían acusar de idéntica actitud al rijoso Gerardo, pero con una salvedad: él se las ha entregado a don Andrés López.
Rafael Cardona, “El cristalazo”, Crónica, 26 de octubre.

Otro personaje a quien le han llovido las descalificaciones, procedentes del mismo bando, el ala más radical del lopezobradorismo, la diputada Ruth Zavaleta, se apersonó en la sede de su partido para protestar porque el secretario de Comunicación, Gerardo Fernández, reiteró sus ataques contra ella. Primero la acusó de “aflojar el cuerpo” al gobierno, y ahora le zumbó diciendo que la ex delegada en Venustiano Carranza “confunde la institucionalidad con la genuflexión, la responsabilidad con la subordinación”.
“Binoculares”, El Gráfico, 26 de octubre.

Que aumenta la presión sobre Leonel Cota, dirigente nacional del PRD, para cambiar de vocero.
En la oficina del coordinador de los diputados del partido, Javier González Garza, afirman que Gerardo Fernández Noroña tiene “los días contados” y lo mismo se afirma entre colaboradores del secretario general, Guadalupe Acosta Naranjo.
Razón obvia: las ofensiva descalificaciones a la presidenta de la Mesa Directiva, Ruth Zavaleta.
“Trascendió”, Milenio, 26 de octubre.

En la retahíla de insultos y descalificaciones ha enviado a su grupo a hostigar, a ofender a la diputada Zavaleta, su compañera de partido, a quien apenas el miércoles la trataron de “pinche nalgas prontas” o “dices que ni eres casada, quién va querer casarse con ese esperpento traidor”.
Ese es el tono de lo que se ha fomentado y me pregunto: ¿dónde está Leonel Cota, que permite que su secretario de Comunicación dirija ese linchamiento? ¿Dónde los compañeros de partido y de bancada de Ruth Zavaleta? ¿Dónde Andrés Manuel?
El único que encaró a Fernández Noroña fue el secretario general del PRD, José Guadalupe Acosta Naranjo, quien le exigió una disculpa, a lo que se negó, endureciendo aún más sus ataques contra la diputada quien, a su vez, lo responsabilizó de lo que le sucediera a ella o a su familia, a lo que le respondió con burlas.
Joaquín López Dóriga, “En privado”; Milenio, 26 de octubre.

LEONEL GODOY.
Allí podría haber dos explicaciones a las declaraciones bomba realizadas por Godoy, cardenista converso al lopezobradorismo, y su regreso al redil. “Quien no admita que Felipe Calderón es el Presidente de México estaría mal de sus facultades mentales”, dijo el candidato. La pregunta es: ¿el legítimo andará necesitado de un siquiatra?
Para acabar de amolar a los ayatolas amarillos, Cuauhtémoc Cárdenas machacó ayer en la idea expresada por Godoy. Le dijo al periodista Javier Solórzano, en su espacio de Radio Trece, que debemos reconocer a Calderón “porque está gobernando…”
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 18 de octubre.

Que el candidato del PRD a la gubernatura de Michoacán, Leonel Godoy, diga que está mal de sus facultades mentales quien no admita que Felipe Calderón es el Presidente de México debemos entenderlo como una consecuencia lógica de la reconciliación entre Godoy y Cuauhtémoc Cárdenas, y si bien no se da un rompimiento absoluto con Andrés Manuel López Obrador, sí es enviarle el mensaje de que, de momento, su presencia en la campaña amarilla no es recomendable ni políticamente rentable
Martín Moreno, “Archivos del Poder”, Excélsior, 18 de octubre.

En el caso de Godoy, las declaraciones confirman que Leonel ya fue perdonado y admitido de nuevo por el clan Cárdenas, luego del distanciamiento que se dio cuando el hoy candidato perredista en Michoacán se acercó a López Obrador. Hubo incluso una época, antes del 2 de julio del 2006, que Leonel Godoy se autopromovía como “el candidato de López Obrador para Michoacán”.
Pero en cuanto Andrés Manuel cayó en desgracia, Leonel cambió bandera. Su necesidad de que los Cárdenas respaldaran su candidatura lo llevó a volver, como el hijo pródigo, a buscar al ingeniero y a su hijo, el gobernador Lázaro.
Para admitirlo de nuevo, los Cárdenas le pidieron a Godoy una prueba de lealtad. Y Leonel, consciente de que sin el apoyo del gobernador no lograría ganar la gubernatura, sobre todo ante el embate del gobierno federal, que se ha volcado en la campaña de su contrincante panista, Salvador López Orduña, no dudó en cumplir la condición
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Gráfico, 19 de octubre.

Ya en Michoacán Leonel Godoy tuvo que definirse ante el cuestionamiento de un estudiante sensato: ¿reconoce usted a Calderón? Y Godoy, en una escena en la que me lo imagino sudando copiosamente, pañuelo en mano (aunque no fue así), respondió que quien no lo haga está “afectado de sus facultades mentales”. ¿Por qué no en lugar de esas frases torpes más propias de Fox y su alter ego AMLO, alguno de los gobernadores o aspirantes al cargo se pronuncia abiertamente? Este juego de frasecitas mamonas, medias verdades, ocurrencias graciosas o francamente pedestres en el que transcurre la vida perredista (priista, panista o minipartidista) es desalentador y bananero.
David Gutiérrez Fuentes, “Perro Mundo”, Crónica, 25 de octubre.

CUAUHTÉMOC CÁRDENAS.
El hijo del general Lázaro Cárdenas (y padre del actual gobernador de Michoacán) ha lanzado un golpe directo al eje discursivo de un tabasqueño que en ciertos momentos fue como su hijo político. Dice Cuauhtémoc Cárdenas que “hay que reconocer” a Felipe Calderón como presidente, pues esa es una “realidad” que se muestra de varias maneras; “de hecho, está reconocido por todos los sectores de la sociedad”. Las maniobras que buscan mantener a Michoacán como coto familiar (y, para ello, nada mejor que ofrecer a Calderón un perredismo complaciente) tuvieron otro momento estelar con Leonel Godoy Rangel, candidato a suceder a L.C. Batel, quien dijo que “es evidente que se estaría mal de sus facultades mentales para no aceptar que Calderón es el presidente de México, ¡punto!”
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 18 de octubre.

Sobre todo cuando, como de costumbre, hay prisa por llegar más sólidos al primer aniversario. Y solidez para Calderón significa legitimarse. Y mientras afinan el romance con Cuauhtémoc Cárdenas, quien ayer con Javier Solórzano señaló que debemos reconocer a Felipe Calderón como Presidente de México porque está gobernando (¿?), y la de Leonel Godoy, candidato del PRD a Michoacán afirmando que quien no admita que Felipe Calderón es el Presidente de México estaría mal de sus facultades mentales (¿¿??) la temporada de las bolas rápidas y las interesantes definiciones no son exclusivas del PAN.
Y estas dos joyitas declarativas tienen un simpático destinatario: Andrés Manuel López Obrador. Y como todos ya están muy encarrerados en sus tiempos sucesorios, la carnicería amarilla tendrá su dosis de entretenimiento y Felipe creerá haber matado dos pájaros de un tiro. Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 18 de octubre.

El martes pasado, cuando en la Universidad LaSalle de Morelia un estudiante preguntó al candidato perredista a gobernador de Michoacán, Leonel Godoy, si él reconocía a Calderón como presidente, respondió que quien no lo admita “estaría mal de sus facultades”, y aunque luego intentó matizar su respuesta diciendo que son dos cosas diferentes “poner en duda el origen de la Presidencia, a ejercer la Presidencia”, Godoy señaló el camino que el miércoles seguiría Cuauhtémoc Cárdenas cuando, entrevistado por mi compañero y amigo Javier Lozano, respondió a la misma pregunta:
“A mí me parece que hay que reconocerlo. Por un lado, la realidad es que está gobernando, hay un gobierno constituido, puede haber una polémica, un debate respecto a los resultados de la elección. Yo no estaría en esa discusión. Puede haber puntos de vista diferentes y de hecho los hay dentro de las instituciones políticas, pero lo cierto es que se puede decir que es un gobierno constituido, reconocido por otros gobiernos, que emite decretos, que nombra funcionarios, que maneja el presupuesto, que envía iniciativas y que, de hecho, está reconocido por todos los sectores de la sociedad…”.
Leopoldo Mendívil, “Crónica Confidencial”, Crónica, 19 de octubre.

La dirigencia nacional del PRD le hizo el vacío al fundador de este instituto político, Cuauhtémoc Cárdenas.
Sólo amigos y familiares acompañaron al ingeniero durante la conmemoración del 37 aniversario luctuoso de su padre, el general Lázaro Cárdenas del Río.
La cúpula perredista no debe estar nada contenta con las declaraciones de Cuauhtémoc en el sentido de que Felipe Calderón debe ser reconocido como presidente.
Pero lejos de retractarse, Cárdenas reiteró su postura al final del evento que tuvo lugar en el Monumento a la Revolución.
Pepe Grillo, Crónica, 20 de octubre.

Nos acercamos ayer al Monumento a la Revolución. Sabíamos que allí estaría Cuauhtémoc Cárdenas. Su padre, el general Lázaro Cárdenas, cuyos restos yacen en ese lugar, cumplió 37 años de muerto. Existía la amenaza de que se presentaran los ayatolas del lopezobradorismo —especie en extinción—, sobre todo debido a las recientes declaraciones que el fundador del PRD hizo sobre el reconocimiento al gobierno de Felipe Calderón.
Pero, a diferencia del año pasado, cuando llegó un grupito de verduleras a lanzarle toda clase de improperios al histórico perredista, esta vez los pejistas lo dejaron en paz. Ni sus luces en toda la mañana. Allí pudimos charlar brevemente con él.
- ¿Cómo ve las cosas? —le preguntamos—.
- De cabeza.
-¿Y a su partido?
- Es la lucha de todos contra todos.
- ¿Qué reflexión hace del declive electoral del PRD?
- Falta trabajo, hay mucha corrupción, sobre todo en los estados. En Oaxaca hay 30 grupos del PRD y los 30 están enchufados.
- ¿Le duele ver a su partido así?
- Quisiera verlo mejor, pero no depende de mí.
- ¿Es correcta la versión de que se va a sumar a la campaña de Jesús Ortega?
- No, primero hay que ver las propuestas.
- Sus declaraciones de que hay que reconocer a Felipe Calderón no gustaron a los lopezobradoristas…
- Sí, me van a lanzar algunas pedradas.
- Ya se las lanzaron ayer, fuera del Senado (de “traidor” no lo bajaron).
- Sí, ya me dijeron.
Francisco Garfias, “Arsenal”; Excélsior, 20 de octubre.

Pero hubo más: ayer mismo, Cuauhtémoc Cárdenas dijo que no descartaba reunirse con el presidente Felipe Calderón: “yo hablo con todo el mundo”, respondió el ingeniero a pregunta expresa. Y a la pregunta más puntual de si Calderón era o no el Presidente “legítimo” de México, Cuauhtémoc (que si algo le sobra son tablas y colmillo) contestó con toda claridad: “lo que puedo decir es que hay un gobierno que está tomando decisiones, que tiene secretarios de Estado, que firman decretos, cobran impuestos y esto es una realidad que no puede desconocerse”. Ojo con lo que dijo al final: “no puede desconocerse”.
Yuriria Sierra, “Nudo gordiano”, Excélsior, 20 de octubre.

Ahora, con su estocástica arenga sobre la existencia física del gobierno de Calderón, Cárdenas Solórzano pretende renovar su acuerdo con la ultraderecha panista, garantizándole que el dócil pero confuso pepsiquiatra Godoy sabrá servirla como en su momento lo hizo Lazarito. Sin embargo, más acá de asuntos de carácter regional, las coincidencias conceptuales entre Zavaleta y Cuauhtémoc sobre Calderón ponen de relieve la existencia de una triple alianza entre Cárdenas, los Chuchos y el grupo golpista de Los Pinos para concretar la reforma energética en este sexenio, y cuanto antes mejor, a pesar de la oposición obradorista.
De acuerdo con fuentes que poseen información privilegiada al respecto, la base de este entendimiento es el plan de 10 puntos que el ingeniero Cárdenas Solórzano expuso el pasado 18 de marzo ante la tumba del general Lázaro Cárdenas del Río, para insistir en la tesis de que Pemex debe abrirse a la inversión privada sin dejar de ser patrimonio de la nación.
Jaime Avilés, “Desfiladero”; La Jornada, 20 de octubre.

La que de plano resulta incongruente es la postura de Cuauhtémoc Cárdenas, que no ocupa ninguna posición gubernamental ni legislativa que lo orille a reconocer pragmática o institucionalmente a Calderón, ni siquiera como presidente de facto
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 22 de octubre.

¿Por qué este cambiazo de Cárdenas? Quizá porque, con el paso del tiempo, el ingeniero “maduró políticamente” (como justificaban los priistas a los muchos que se dejaban cooptar por ellos). ¿O será que Cuauhtémoc piensa que Calderón ganó en buena lid, y por eso adopta una posición muy distinta a la que mantuvo frente a Salinas de Gortari? No, no es el caso, pues el ingeniero aclaró que determinar si Felipe ganó en buena lid lo dejaba a los historiadores (de lo que se infiere que Cárdenas nutre las filas de los “agnósticos”, aquellos que nos declaramos sin elementos suficientes para determinar quién ganó). Entonces la explicación de su viraje debe estar en otro lado. Quizá su actual “madurez política” se deba a que en esta ocasión él no fue el candidato derrotado. Y tal vez también cuente que el candidato oficialmente perdedor era alguien que él mismo deseaba ver en la lona. Al menos eso decían sus colaboradores cercanos en 2002: que Cárdenas haría lo que estuviera en sus manos para impedir que Andrés López Obrador llegara a la Presidencia. Y eso, probablemente porque el tabasqueño le impidió contender una vez más por la Presidencia, como era su evidente deseo. Y en efecto, Cuauhtémoc puso también su “granito de arena” (como Carlos Ahumada) para frustrar las aspiraciones del Peje
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 22 de octubre.

A Cuauhtémoc Cárdenas nomás le falta llegar hecho la mocha en un Jeep rojo a Los Pinos a declarar a Jelipillo como el legítimo de legítimos más bonito que ninguno. Desde la mítica campaña del 88 no se veía en don Cuauh tanta enjundia por una causa, con sonrisa Colgate incluida, que, en alguien tan circunspecto y totémico como él, resulta hasta contagioso.
Hasta te dan ganas de apersonarte con Calderón y ponerte en calidad de tapete persa a la salud de su benemérita legitimidad ganada a pulso con una pequeña ayuda de sus amigos de la Banda TimbirIFE.
Además tampoco es reprochable como sugieren los fundamentalistas; si como dice ese filósofo de la burocracia con objetivos, Leonel Godoy, es demente quien no reconozca a Jelipillo, lo es todavía más el que no se coloque justo del bando de los winners.
Jairo Calixto Albarrán, “Política Cero”, Milenio, 22 de octubre.

AMLO.
Le llovió a López Obrador en la semana.
Leonel Godoy, en Michoacán: hay que estar demente para no aceptar que Calderón es el Presidente.
Víctor Hugo Círigo, en la ALDF: tenemos que reconocer que hay gobierno.
Cuauhtémoc Cárdenas: en México hay un gobierno establecido, Calderón está gobernando.
Lázaro Cárdenas: los gobernadores tenemos que tratar con el Presidente.
Ruth Zavaleta: en nuestros oficios lo aceptamos como tal, además, el gabinete de AMLO está fuera de la ley.
Acosta Naranjo: es Presidente, aunque no nos guste la forma cómo llegó.
Pepe Grillo, Crónica, 22 de octubre.

Posiblemente la única persona a quien las declaraciones del triángulo “Godoy-Cárdenas y Zavaleta” no tomaron por sorpresa fue a Andrés López.
El “presidente legítimo” estaba seguro de mudanzas políticas de alta importancia antes de escuchar tres veces el canto del gallo. A ese sí le quitaron algunas plumas. Hoy frente a su ave gallarda o a su águila juarista, Ruth Zavaleta pone a quien parpa como pato, camina como pato, parece pato y resulta palmípedo en la silla presidencial.
Dejémonos de cosas, parecen haber dicho los políticos del pragmatismo izquierdista. La psiquiatría post-electoral impone su diagnóstico de insania para quienes esto no vean: hay un gobierno en acción, con el debido control sobre la moneda, las armas nacionales y el cobro de impuestos, han dicho Leonel Godoy y quien fuera jefe policiaco de Andrés en el GDF y Cuauhtémoc Cárdenas, líder moral hoy por encima del líder carismático
Rafael Cardona, “El Cristalazo”, Crónica, 22 de octubre.

¿Qué sucede el en terreno lopezobradorista? Los que aseguran que el ex candidato presidencial estaría preparando la ruptura con su partido si se imponen los dialoguistas, no están equivocados. Y existen corrientes en el PRD, varias, que ya han asumido que a estas alturas el tabasqueño ya no es un aporte sino un lastre para el partido. No sólo no gana elecciones sino que, para tratar de ganarlas, los candidatos deben deslindarse de él, como le está sucediendo a Godoy. Se dirá que Marcelo Ebrard sigue fiel a su ex jefe. Pero esa es una verdad a medias: si hubiera hoy elecciones en el DF y Ebrard mantuviera en todos los terrenos la fidelidad a los postulados de López Obrador, se vería en problemas: la gente no asume ni entiende lo del no reconocimiento a un gobierno que existe y con el que, de una u otra forma, todas las estructuras políticas del país, incluidas las controladas por el perredismo, interactúan constantemente.
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Excélsior, 23 de octubre.

Le dolió a AMLO que perredistas le digan hasta demente, por no reconocer como presidente a Felipe Calderón.
Y los calificó de traidores.
Es una traición, dijo, el reconocimiento al Presidente que hicieron Godoy, Cuauhtémoc, Lázaro, Ruth, Círigo y Acosta.
Y amenazó que nunca aceptará que el Presidente es el Presidente.
Pepe Grillo, Crónica, 23 de octubre.

Y es que, por lo visto hasta ahora, la gran figura de AMLO dentro del PRD ha comenzado a resquebrajarse. Su influencia es acotada por el retorno de Cárdenas, emblema innegable del PRD, cuya reconciliación con Leonel Godoy en Michoacán es un claro mensaje de que ha llegado el momento de que otros busquen mayores oportunidades políticas en el partido, y que Andrés Manuel debe ceder ese terreno, lo cual, para la lógica de poder del tabasqueño, es simplemente imposible.
“Hay un gobierno constituido y así está funcionando”, dice Cuauhtémoc, en tácito reconocimiento no a la figura de Calderón, sino a la tarea diaria real, de carne y hueso, que encabeza el gobierno federal.
“Lo dicho por Cárdenas fue un dislate”, acusa el senador lopezobradorista Ricardo Monreal. Entre Cárdenas y Monreal hay un abismo de autoridad moral. Mientras Cuauhtémoc batallaba contra la dictadura política del PRI, junto a verdaderos perredistas que dieron hasta la vida por esa lucha, Monreal formaba parte de la hegemonía priista, a la que renunció hasta que las reglas antidemocráticas ya no lo favorecieron.
Martín Moreno, “Archivos del poder”, Excélsior, 23 de octubre.

El saldo parece, en el fondo, dañar a López Obrador: los legisladores no pueden salirse de la institucionalidad, incluido el reconocimiento de Felipe Calderón como presidente de la República, desde el momento en que protestaron como miembros del Poder Legislativo. Y los gobernadores dependen de los recursos federales y por tanto decidieron aceptar la realidad política, con excepción del jefe de gobierno del DF -el principal activo de López Obrador-, quien prefiere jugar en las dos canchas: no reconocer a Calderón como presidente pero sí aceptar los recursos federales.
La apuesta de López Obrador es alta. Su ofensiva contra Cárdenas dio resultados en las bases pero dividió al partido en las estructuras de poder. Los ataques contra Cárdenas fueron orquestados por López Obrador como una forma de radicalizar al PRD. Sólo que el cálculo político fue equivocado porque Cárdenas dejó pasar la bola rápida del tabasqueño y con ello lo dejó sin adversario. Las agresiones verbales contra el michoacano disminuyeron los espacios políticos reales de López Obrador en el partido.
Asimismo, la agresión verbal contra Cárdenas fue instrumentada por el fracaso de Alejandro Encinas en su lucha por la presidencia del partido. Acostumbrado a obtener el poder por la vía de la cesión, Encinas fue apabullado por las tribus. En ese momento López Obrador se sacó de la manga la carta de emergencia de Ricardo Monreal, el expriista más priista de los expriistas perredizados. Pero Monreal carece de dimensión, discurso y alianzas y está sobrado de un historial de oportunismo.
Carlos Ramírez, “Indicador Político”; El Financiero, 23 de octubre.

Francisco Santos está que trina porque, dice, Ruth Zavaleta, Carlos Navarrete, René Arce, El Güero González Garza y él han recibido desde mentadas y pinchaduras de llantas hasta amenazas severas de parte de radicales seguidores de AMLO, como Víctor Hernández, por reconocer a Calderón como presidente y apoyar a Jesús Ortega para la dirigencia nacional del PRD, y no a Alejandro Encinas
“Frentes Políticos”, Excélsior, 24 de octubre.

EL PRD.
Un auténtico choque de trenes es el que podría escenificarse en el Partido de la Revolución Democrática. Después de que el líder histórico perredista, Cuauhtémoc Cárdenas, y Ruth Zavaleta, presidenta de la Cámara de Diputados, declararon por separado que el gobierno de Felipe Calderón debería ser reconocido por el PRD, puesto que se encuentra operando y en funciones, emitiendo decretos y enviando iniciativas de ley al Congreso, el entorno de Andrés Manuel López Obrador ha decidido guardar silencio o expresar discretos pronunciamientos. El jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, fue cuestionado en entrevista radiofónica sobre los dichos de Zavaleta y Cárdenas, a lo que Ebrard sólo se limitó a decir que las declaraciones demuestran “de qué lado está cada quien”. Pero tome usted nota de que no condenó a nadie
“Bajo reserva”, El Universal, 20 de octubre.

Pareciera que en el PRD el tema de las divisiones y las diferencias ahora sí ya llegó a un punto de inflexión. En lo que se ha venido manifestado como un divorcio entre las diferentes corrientes del sol azteca. Ahora sí: los pejes contra las cuerdas. Esta semana reapareció Cuauhtémoc Cárdenas, primero para decir que debe reconocerse que Felipe Calderón era “quien ostentaba y ejercía el poder”. Y en esa misma línea, uno de los asuntos que generó todo tipo de reacciones, ayer y anteayer, fueron las declaraciones de la legisladora perredista y presidenta de la mesa directiva, Ruth Zavaleta, quien, meses después, cumplió con su palabra de reconocer a Felipe Calderón como el Presidente legal de México: “La realidad es que hay un Presidente constitucional y que, lamentablemente, aun cuando queramos negarlo, así está funcionando”, declaró. Pero no sólo eso, sino que fue todavía más lejos: “En Inglaterra hay un gabinete de sombra; quizá se pretendió con el gabinete legítimo, pero aquí no es un gabinete que esté dentro de la ley”. Contundente y tajante: el gabinete dizque legítimo de Andrés Manuel López Obrador, fuera de la ley. Que El Peje, pues, ni legítimo ni legal, “aunque sea molesto para el PRD”
Yuriria Sierra, “Nudo Gordiano”, Excélsior, 20 de octubre.

Por su parte, Cuauhtémoc Cárdenas aseguró que en México hay “un gobierno constituido, reconocido por otros gobiernos, que emite decretos, que nombra funcionarios, que toma decisiones, que maneja el presupuesto, que envía iniciativas y que de hecho está reconocido por todos los sectores de la sociedad”. Ahora bien, si ese “gobierno” surgió de un fraude electoral, esa es una “polémica” en la que el ex comisionado foxista para las fiestas del bicentenario “no estaría” (¿metido, interesado o qué?).
Zavaleta y Cárdenas condicionaron el reconocimiento de Calderón a un mero problema de percepción sensorial, enfoque éste que, por su parte, el candidato del PRD al gobierno de Michoacán, Leonel Godoy Rangel, repitió groseramente (porque se lo explicaron de manera burda, sin duda) al externar en conferencia de prensa que “están mal de sus facultades mentales los que no aceptan que el presidente es Calderón”.
Jaime Avilés, “Desfiladero”; La Jornada, 20 de octubre.

Se profundiza la división en el PRD, generada por el debate sobre cómo debiera ser la forma de relacionarse con Felipe Calderón, oficialmente no reconocido como presidente legítimo por ese partido. Una fisura que se originó desde la elección misma y que, conforme pasa el tiempo, se abre más, abonando a una eventual ruptura del sol azteca. El PRD moderado versus el PRD radical. El PRD institucional versus el PRD confrontacional. El PRD político-electoral versus el PRD movimiento social. Ambas alas coinciden en considerar a Calderón un presidente de facto, dado que gobierna en los hechos desde Los Pinos, “haiga sido como haiga sido”. Se le desconoce, en cambio, como presidente de jure (es decir, con la legitimidad de origen que sólo puede provenir de las urnas). El conflicto no radica, pues, en que una parte del PRD diga que Calderón es presidente de facto y otra asegure que lo es de jure. No. El problema es cómo debe procederse frente a un presidente de facto. Los institucionales privilegian el pragmatismo realista: es inevitable interactuar con el gobierno de hecho, en lugar de mantener un estéril aislamiento. Los confrontacionistas, manteniendo una posición irreductible de principios, sostienen que si un gobernante no lo es de jure, no se debe mantener relación con él ni diálogo ni negociación alguna
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 22 de octubre.

La otra pista del circo de distracción está ocupada por la franja del perredismo que cree llegada la hora de impulsar el “reconocimiento” de Felipe Calderón como presidente constitucional. Fingiendo que sólo están metidos en un debate gráfico y gramático, Cuauhtémoc Cárdenas y su hijo Lázaro (el gobernador Ahumado de Michoacán), los demás mandatarios “perredistas”, Ruth Zavaleta y otros personajes de la corriente antiguamente denominada, con destreza, Nueva Izquierda, han aparecido con sincronía en medios de comunicación para darse por notificados del hecho visual de que el licenciado Calderón ocupa los espacios correspondientes a la presidencia de México y ejerce las funciones inherentes a tal cargo; además estiman, en congruencia con los descubrimientos físicos realizados, que en aras de una buena salud mental convendría reconocer que los tales hechos y circunstancias son reales, concretos, medibles y comprobables. Tratan de ocultar, tras esos juegos de palabras, que está en curso la muy anunciada negociación que busca legitimar “en los hechos” a Calderón y diluir las acusaciones de fraude electoral que persisten y se confirman día con día. Además, como se verá en los siguientes párrafos, la aparición de los ímpetus legitimadores llega en momentos en que la derecha necesita debilitar el único movimiento nacional, el de López Obrador, que ofrece resistencia a reformas impopulares y en especial a cesiones claudicantes al extranjero
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 22 de octubre.

Que para el secretario de Formación Política del PRD, Fernando Belaunzarán, la respuesta al debate sobre el reconocimiento, o no, de Felipe Calderón como Presidente la dio Carlos Marx a la izquierda: no pelearse con la realidad.
La discusión hacia el interior del partido, dice, es “tan apasionada y a la vez tan pueril y absurda” como la bizantina sobre el sexo de los ángeles.
“Las declaraciones de Cuauhtémoc Cárdenas, Leonel Cota y Ruth Zavaleta han sido interpretadas de manera sesgada”, han desbordado las ansias por hacer una definición radical entre creyentes y apostatas”, lamenta.
“Trascendió”, Milenio, 22 de octubre.

Los perredistas en el Congreso están llegando a un punto de rompimiento. Saben que no pueden seguir más la irracionalidad de no reconocer al gobierno de Felipe Calderón como legítimo y legalmente constituido. No encuentran el camino para salir de esta situación. Los graves conflictos registrados entre ellos y que tienen como principal destinataria a Ruth Zavaleta, sólo muestran que no pueden mantenerse más en la formación que tienen. Será muy relevante ver cómo se comportan mañana durante la sesión permanente del Congreso de la Unión. Se requiere una nueva izquierda mucho más democrática y determinada a alcanzar acuerdos
David Páramo, “Personajes de renombre”, Excélsior, 22 de octubre.

El debate en el PRD por el reconocimiento institucional al presidente de la República tiene tres elementos: reconocer a Calderón implica asumir la derrota de López Obrador, el candidato derrotado no quiere que le discutan su liderazgo caudillista y el partido encara la definición de la vía insurreccional para tener acceso al poder.
El problema del PRD radica en su papel como la única izquierda, pero a partir de comportamientos autoritarios y excluyentes. El conflicto de López Obrador con Cuauhtémoc Cárdenas en realidad nada tiene que ver con Calderón, sino que radica en la decisión del tabasqueño de apropiarse del partido y excluir a los que no acepten su liderazgo caudillista.
Por tanto, los jaloneos en el PRD están relacionados con la definición de la vía política del partido. López Obrador quiere subordinar a legisladores y gobernadores a su estrategia de ruptura institucional. Pero los perredistas en las dos cámaras decidieron optar por la vía electoral.
Carlos Ramírez, “Indicador Político”; El Financiero, 23 de octubre.

¿Cuál es el escenario de la lucha interna del perredismo? Comencemos por Michoacán. Lo mismo que sucede con cualquier otro aspirante a ese cargo o gobernador en funciones, resulta imposible buscar o ejercer esa posición sin reconocer al gobierno federal y sin establecer todo tipo de negociaciones con él. Leonel Godoy hace apenas unos meses era incondicional de López Obrador: hoy lo trata de enfermo de sus facultades mentales. ¿Qué cambió? El toparse y tener que trabajar políticamente con la realidad, no con los delirios de profeta. Si Godoy mantenía su discurso estaba condenado a perder la elección: Salvador López Orduña lo había alcanzado. Godoy tuvo, primero, que pedir que el PRD no reventara la sesión del Informe de Gobierno el primero de septiembre y lo divulgó. Segundo, buscó una reconciliación con los Cárdenas, a pesar de que había apostado en su contra tanto en el periodo pre y poselectoral como en la elección interna del PRD. Vaya a saber cómo, pero lo logró: reapareció, manteniendo su posición crítica hacia la actual línea del partido, Cuauhtémoc Cárdenas, y ello dio pie para que Godoy pudiera realizar su tercer gesto: un dramático cambio de discurso para pasar de la defensa del presidente legítimo a decir que quien no reconociera al actual gobierno estaba “enfermo de sus facultades mentales”. O sea, López Obrador y el ala dura del perredismo, están locos. Y ello se trasladó a buena parte de la corriente que apoyó a Godoy, sobre todo a Nueva Izquierda y se hizo más notable con Ruth Zavaleta, quien prácticamente repitió esta semana las palabras de Cárdenas y Godoy sobre el reconocimiento al gobierno.
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Excélsior, 23 de octubre.

Desde nuestros Archivos del 21 de agosto pasado, adelantamos que en el horizonte de Andrés Manuel López Obrador “se atisba un rompimiento con el PRD, ante la evidente mayoría de quienes están en contra de su línea radical y el acuñamiento del Frente Amplio Progresista (FAP), que seguramente terminará convirtiéndose en el partido político de AMLO”. Hoy, el regreso de Cuauhtémoc Cárdenas, la supremacía política de Nueva Izquierda (NI), así como las señales de reconocimiento al gobierno de Felipe Calderón por parte de cabezas perredistas, le reducen los espacios al tabasqueño y le cierran posibilidades futuras de buscar nuevamente, por los amarillos, la candidatura presidencial
Martín Moreno, “Archivos del poder”, Excélsior, 23 de octubre.

La Convención Nacional Democrática declaró el 16 de septiembre del año pasado Presidente legítimo a López Obrador y espurio a Calderón debido a los procedimientos de que el aparato del Estado se valió para presentarlo como triunfador en las elecciones. Más recientemente, el congreso del PRD aprobó un acuerdo de no reconocer como gobernante legítimo a Calderón. Determinaciones de esa naturaleza no obligan a nadie, pero queda claro que se aparta de ese movimiento quien difiere de las posiciones oficiales de los órganos que lo integran. Ése es el caso de Cárdenas. Al expresarse como lo hizo, para lo cual tiene pleno derecho, no incurre en traición, pues no es vinculatorio sostener aquella posición. Pero subraya su distanciamiento de una corriente histórica de que fue personaje central y en cuyos márgenes ha ido quedando por decisión propia.
Otra cosa es la actuación de los gobernantes que forman parte del PRD y atienden los pronunciamientos de la Convención Nacional Democrática. Con buen sentido, en el seno de este movimiento unido en torno de López Obrador se admitió una doble vía de acción, practicada una por la militancia en la base, que rechaza todo cuanto haga el gobierno, como hace la oposición extraparlamentaria en otros países, y otra por los miembros de ese movimiento que están investidos de poder y representación y deben atenerse por lo tanto a responsabilidades jurídicas y políticas que hacen indispensable, para su ejercicio, el trato con el gobierno federal y con el mismo presidente de la República.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”; Reforma, 23 de octubre.

Hoy, hacia el exterior, se aprecia una lucha de poder de cara al relevo en la dirigencia del PRD, que López Obrador quiere conservar cuando confirmó que no tiene el control de las bancadas legislativas de ese partido, que cedió a Nueva Izquierda en los días de la presidencia segura, antes de las elecciones del año pasado.
Hay quienes, cercanos a él, han dicho que el día 19 podría anunciar su salida del PRD, lo que tomo como algo inviable porque en este momento sería un perder-perder para todos, para AMLO y para el PRD. Y en esto, nadie quiere eso de perder.
Aún no están dados los tiempos para que la escisión se dé, pero en su momento ocurrirá inevitablemente.
¿Cuándo? Cuando electoralmente, que será la señal, le convenga a López Obrador, no antes ni después, sólo entonces.
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 25 de octubre.

Nadie puede decir que Calderón no está gobernando. Otra cosa es cómo lo hace. Nadie puede decir que Calderón no ejerce la Presidencia. Otra cosa es cómo la obtuvo. Es decir, se están revolviendo peras con manzanas. Pero —ya se ha visto— este recurso tan elemental puede poner a muchos a temblar… por poco tiempo.
Cárdenas, Godoy y Zavaleta, por mencionar sólo a tres, no han entrado a discutir el tema de la legitimidad del gobierno, sino que sólo se refirieron a la realidad. Cota, Acosta Naranjo, Navarrete, entre otros, para no hablar de quien dice cualesquiera cosas casi todos los días, es decir —para no confundir más— Fernández Noroña, se han referido a un acuerdo del PRD —negado por ciertos medios “objetivos y profesionales”— sobre la condición que se le atribuye al gobierno de Calderón: su falta de legitimidad, es decir, su ilegitimidad.
Pablo Gómez, Milenio, 26 de octubre.

REFLEXIONES FINALES.
En todo caso, está claro que, sean orquestados o sólo coincidentes, los deslindes del grupo cardenista y de Nueva Izquierda apuntan a la misma dirección: sacar al PRD de la incómoda y desgastante camisa de fuerza que le impuso López Obrador, al pretender que su percepción personal de la realidad sea la de todos en el partido de izquierda
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Gráfico, 19 de octubre.

O quizá, mi estimado, como sentenciaría el sol naciente del equipo azul-amarillo michoacano encabezado por Leonel Godoy, Cuauhtémoc y Lázaro Cárdenas, estamos mal de nuestras facultades mentales. O sea, estamos locos (o pendejos) si no nos damos cuenta de que Calderón gobierna, que es presidente y del empleo faltaba más (¿qué no se fijó que las cifras de este 2007 están superadas?) por supuesto jefe supremo de las fuerzas armadas, indiscutible cabeza (y dedito) única del PAN y en una de ésas, marido devoto y ejemplar.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 19 de octubre.

El gobernador de Michoacán, Lázaro Cárdenas, volvió a poner el dedo en la llaga al sugerir que su partido, el PRD, reconozca a Felipe Calderón como presidente. La postura suena de lo más lógica por una sencilla razón: todos los servidores públicos, sean legisladores o funcionarios, tratan con él a diario, por lo que es absurdo negar en el discurso lo que hacen cotidianamente en los hechos
Hace un par de días, el candidato a sucederlo en el gobierno de Michoacán, Leonel Godoy, dijo que “estaría mal de sus facultades mentales” quien no reconozca al mandatario, quien ya hasta rindió su Informe de gobierno. Luego se desdijo, claro y se enredó tratando de enmendar su dicho. De lo que no hay duda, es que las plumas al servicio del Jefe máximo se les van a ir con todo
“Binoculares”, El Gráfico, 19 de octubre.

Hasta el día de hoy no se sabe si la adhesión al “gobierno legítimo” es una decisión fundamental para el PRD o simplemente se trata de una balsa en naufragio para sostener con vida a López.
Algunos parecen creer en esto último y por lo menos a la luz de estas declaraciones (Godoy, Cárdenas y Zavaleta) donde conviven la psiquiatría y la ornitología de gallos, patos y águilas, el sendero del Peje (como se llama uno de sus “blogs”) hoy parece llevarlo no al laberinto, sino al callejón de la soledad.
Rafael Cardona, “El Cristalazo”, Crónica, 22 de octubre.

Pocos términos tan multívocos como el verbo reconocer del que el diccionario de la Real Academia Española enlista 17 acepciones diferentes. De modo que cuando se plantea si el PRD y el más amplio movimiento que sigue a Andrés Manuel López Obrador reconocen o no al gobierno de Felipe Calderón y se opone a esa postura la de Cuauhtémoc Cárdenas y otros miembros -más o menos participantes- de ese partido se plantea un falso dilema.
Reconocer que en los hechos funciona un gobierno encabezado por Calderón es una operación mental a la que nadie puede sustraerse. Ese gobierno, como ha dicho Cárdenas, es reconocido por otros gobiernos, emite decretos, toma decisiones, maneja el presupuesto. Se puede añadir a esa lista de funciones una mucho más amplia que habla de la existencia de ese gobierno. Existencia que nadie en su sano juicio ignora. Nadie ha incurrido en la torpeza de negar ese funcionamiento. El propio López Obrador cuando se refiere a decisiones gubernamentales y las critica y alerta contra ellas implica su percepción de que el gobierno actúa. Otra cosa es, sin embargo, que lo tenga por legítimo. El gobierno existe, pero no es legítimo. Cárdenas, en cambio, se limita a la primera parte del binomio: admite el funcionamiento del gobierno, pero se abstiene de manifestarse sobre la segunda porción, y remite a la historia el juicio sobre la condición ética y política del gobierno cuya existencia nadie ignora.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 23 de octubre.

Pero no contaban con el aplomo de su gallo, Jesús Ortega. Él sólo se permite hacer política sin compromiso y dijo que en Nueva Izquierda no habrá reconocimiento a la gestión de un presidente ilegítimo. La verdad resulta chocante esa postura aunque haya sido un resolutivo del “congreso extraordinario”. Peor aún, con sus declaraciones avala el pensamiento complotista de políticos como Monreal que piensan que debatir el reconocimiento a Calderón es convertirse de facto en traidor. ¿Por qué la reducción tan maniquea de la discusión? No sólo eso. Monreal, e incluso Alejandro Encinas, sugieren, y a veces hasta lo manifiestan abiertamente, que la inclusión de ese debate viene desde la derecha misma y es secundario. Con ello están tildando de derechistas a muchos de sus compañeros y a toda la prensa no orgánica. Absurdo.
Yo pienso lo contrario. En este momento, el debate crucial de la izquierda y de las corrientes está a la vista. Que le conviene a Calderón y no le conviene a AMLO, cierto. Pero ellos no son el partido. El PRD se encuentra dividido justamente por ese dilema: reconocer o no a Calderón, con lo que esto implica ante la probabilidad de un fraude todavía no probado
David Gutiérrez Fuentes, “Perro Mundo”, Crónica, 25 de octubre.

En realidad, estamos ante puros decires. Ciertos periodistas —muy interesados— convierten tales decires en partes de la realidad. Por más que digan y se desdigan, lo cierto es que la objeción política sobre la Presidencia de Calderón sigue y seguirá —en alguna medida aún desconocida— durante todo el periodo sexenal. Lo otro, lo implícito, consistente en la posible negociación legitimatoria con Calderón, es ya producto de la especulación —también interesada— de la prensa “objetiva y profesional”. La eterna excusa del periodista “objetivo”: “de que lo dijo lo dijo, no importa lo que haya dicho”.
Pero no desestimemos a nuestros creadores de noticias: de que fabrican discusiones, las fabrican; de que provocan respuestas, las provocan, para luego interpretarlas. Bueno, es que nuestros políticos (sin discriminar a nadie, faltaba más) son especialistas en acudir a pleitos que no son suyos o que, en realidad, no tienen lugar: tales para cuales.
Pablo Gómez Milenio, 26 de octubre.

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