Inseguridad, impunidad y corrupción “desmoronan” al país: arquidiócesis

La Arquidiócesis Primada de México cuestionó el presunto “cierre de filas” que ha expresado la clase política nacional en torno al presidente Felipe Calderón, tras los atentados terroristas de Morelia. Dijo que clima de inseguridad, sumado a la corrupción del Poder Judicial, la impunidad y un sinfín de calamidades más, “empiezan a desmoronar al país”. La sociedad parece estar despertando a un Apocalipsis, advirtió.

“¿Llegará a ser más importante para ellos (la clase política) la seguridad de los mexicanos que sus interminables y frívolas discusiones y la despiadada y enfermiza lucha por el poder?”, se preguntó la Iglesia católica local en el editorial de su semanario Desde la Fe.

Además, en la peticiones de la misa dominical que encabezó el cardenal Norberto Rivera Carrera en la Catedral Metropolitana, se pidió por los “banqueros” y el resto de los agentes económicos para que “descubran el verdadero sentido social del dinero”, y también por los organismos internacionales, para que luchen con eficacia contra el terrorismo, el narcotráfico y el crimen organizado.

El vocero de la arquidiócesis, Hugo Valdemar, advirtió en conferencia de prensa que ningún país ha resuelto el problema de la inseguridad pública solamente con el aumento de la fuerza que es lícita del Estado contra la criminalidad, sino involucrando a toda la sociedad, donde el rescate de los valores humanos y sociales juega un papel fundamental. Si no actuamos en la conversión personal, el rescate de los valores familiares y desde la educación cívica, por desgracia la criminalidad irá cobrando mayor fuerza y tendrá un apoyo social más amplio, pues en este clima crece también la cultura de la muerte y los antivalores, subrayó.

En la publicación Desde la Fe, la arquidiócesis estimó que la sociedad mexicana está perdiendo el rumbo como consecuencia de una secularización –entendida equívocadamente como satanización– promovida muchas veces por el propio Estado y por algunos gobiernos locales que han pretendido arrancar a Dios de las familias y de la sociedad.

Y no sólo eso, sino señala que con el pretexto de aplicar políticas públicas “laicas” se promueve la demolición de los valores más fundamentales como el de la familia, aprobando divorcios exprés, matrimonios homosexuales y de transexuales, banalizando la sexualidad y promoviendo la falta de respeto a la vida desde sus orígenes hasta su fin natural –con leyes como la del aborto y la eutanasia– y el desprecio a la dignidad de las personas, reduciéndolas a objetos de mercado, de consumo y de explotación.

Desde la perspectiva de la arquidiócesis, el Estado mexicano no ha sabido erradicar la pobreza, aplicar la justicia social e impartir una educación de calidad, como herramientas útiles para atacar de raíz los males que aquejan a México. “Tampoco se ha visto una lucha vigorosa contra la corrupción y la impunidad que corroen desde lo más profundo al Estado, lucha que, de no llevarse a cabo, hará inútil cualquier combate contra la delincuencia. Nos debe quedar claro que para ganar esta guerra no basta echar mano de la policía y el Ejército, hace falta una verdadera renovación moral de toda la sociedad, incluida la misma Iglesia, que no es inmune a los males que sufre el país”, concluye el editorial de Desde la Fe.

José Antonio Román, La Jornada, 22 de septiembre.