La mayoría de los integrantes de Nueva Izquierda abrió la posibilidad de establecer alianzas con PRI y PAN en los estados, de cara al proceso electoral.
Con 637 votos en favor y 492 en contra se eliminó el artículo transitorio aprobado el año pasado, que prohibía expresamente las alianzas con esos partidos políticos, para ceder la facultad de decisión al Consejo Nacional, a propuesta de los comités estatales.
La falta de consenso reventó la actitud pacífica que imperó en el congreso perredista, al quedar en evidencia las diferencias ideológicas entre los grupos.
El bloque de Izquierda Unida acusó a Nueva Izquierda de “vendidos” por abrir la posibilidad de establecer alianzas electorales.
Nueva Izquierda tuvo que recurrir a dos de sus principales cuadros, Carlos Navarrete y René Arce, para defender la propuesta que no logró consenso y se decidió llevarlo a votación.
“Este partido está lleno de priistas que eran salinistas”, dijo Navarrete, quien pedía a los enardecidos delegados votar en favor de la propuesta, al señalar que la realidad en los estados no es igual al escenario nacional de rivalidad con PRI y PAN.
En respuesta, Alfredo Hernández Raigosa, de Izquierda Unida, advirtió: “No podemos aceptar alianzas pragmáticas que lo único que harán es que el PRD pierda su visión de izquierda, es una alianza negra y oscura que traerá más perjuicios que beneficios”.
En tanto, los delegados de Nueva Izquierda le gritaron a Hernández Raigosa, director de Regularización Territorial del gobierno capitalino, “tu patrón Marcelo viene de Salinas”.
Inmediatamente y por alusiones personales, Navarrete subió nuevamente a tribuna para señalar que ahora en el PRD “están varios que estuvieron en el gabinete de Salinas”.
Al inicio del debate, René Arce tomó la palabra y llamó a la mesura y la tolerancia, pero su voz se perdía entre la silbatina y los gritos de “traidor”, tras perder la paciencia les dijo: “Siguen siendo igualitos, no cambian, es una lástima tenerlos como compañeros.”
Ponen varios candados
Horas antes, el congreso perredista había aprobado el mecanismo para la elección de candidatos a los 300 distritos federales para los comicios de 2009 y la forma en que se integrarán las listas plurinominales.
Y puso un candado a una eventual alianza en el Frente Amplio, por medio de una cláusula que prohíbe a cualquiera de los tres partidos postular a un aspirante que haya sido rechazado por alguna de las otras fuerzas políticas aliadas.
Por consenso se avaló incluir un artículo transitorio que faculta a la Comisión Política Nacional integrar una comisión que procesará las candidaturas a diputaciones federales. Se definió que los 300 distritos se resolverán mediante votación universal, a excepción de las que pudieran ser con el FAP.
Uno de los candados impuestos establece que sólo las dos terceras partes del Consejo Nacional podrán cambiar el método de elección y abrirlo a partir de un conjunto de indicadores que muestren las mejores opciones, como encuestas o votación representativa, entre otras.
Con 637 votos en favor y 492 en contra se eliminó el artículo transitorio aprobado el año pasado, que prohibía expresamente las alianzas con esos partidos políticos, para ceder la facultad de decisión al Consejo Nacional, a propuesta de los comités estatales.
La falta de consenso reventó la actitud pacífica que imperó en el congreso perredista, al quedar en evidencia las diferencias ideológicas entre los grupos.
El bloque de Izquierda Unida acusó a Nueva Izquierda de “vendidos” por abrir la posibilidad de establecer alianzas electorales.
Nueva Izquierda tuvo que recurrir a dos de sus principales cuadros, Carlos Navarrete y René Arce, para defender la propuesta que no logró consenso y se decidió llevarlo a votación.
“Este partido está lleno de priistas que eran salinistas”, dijo Navarrete, quien pedía a los enardecidos delegados votar en favor de la propuesta, al señalar que la realidad en los estados no es igual al escenario nacional de rivalidad con PRI y PAN.
En respuesta, Alfredo Hernández Raigosa, de Izquierda Unida, advirtió: “No podemos aceptar alianzas pragmáticas que lo único que harán es que el PRD pierda su visión de izquierda, es una alianza negra y oscura que traerá más perjuicios que beneficios”.
En tanto, los delegados de Nueva Izquierda le gritaron a Hernández Raigosa, director de Regularización Territorial del gobierno capitalino, “tu patrón Marcelo viene de Salinas”.
Inmediatamente y por alusiones personales, Navarrete subió nuevamente a tribuna para señalar que ahora en el PRD “están varios que estuvieron en el gabinete de Salinas”.
Al inicio del debate, René Arce tomó la palabra y llamó a la mesura y la tolerancia, pero su voz se perdía entre la silbatina y los gritos de “traidor”, tras perder la paciencia les dijo: “Siguen siendo igualitos, no cambian, es una lástima tenerlos como compañeros.”
Ponen varios candados
Horas antes, el congreso perredista había aprobado el mecanismo para la elección de candidatos a los 300 distritos federales para los comicios de 2009 y la forma en que se integrarán las listas plurinominales.
Y puso un candado a una eventual alianza en el Frente Amplio, por medio de una cláusula que prohíbe a cualquiera de los tres partidos postular a un aspirante que haya sido rechazado por alguna de las otras fuerzas políticas aliadas.
Por consenso se avaló incluir un artículo transitorio que faculta a la Comisión Política Nacional integrar una comisión que procesará las candidaturas a diputaciones federales. Se definió que los 300 distritos se resolverán mediante votación universal, a excepción de las que pudieran ser con el FAP.
Uno de los candados impuestos establece que sólo las dos terceras partes del Consejo Nacional podrán cambiar el método de elección y abrirlo a partir de un conjunto de indicadores que muestren las mejores opciones, como encuestas o votación representativa, entre otras.
Liliana Padilla y Daniel Venegas, Milenio, 22 de septiembre.
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