Resienten caída en las remesas

ÁLVARO OBREGÓN.- A sus 75 años, Salatiel Jiménez sufre en carne propia los coletazos de la recesión económica en Estados Unidos.

Aunque está a cientos de kilómetros de distancia del vecino país del norte, el vivir en uno de los muchos pueblos de Michoacán que dependen de las remesas lo hace un damnificado más del estancamiento económico.

Este ex migrante tiene más de cuatro años sin ver a sus tres hijos, quienes salieron en busca del "sueño americano".

"Sí ha afectado (la recesión económica en Estados Unidos) porque la familia ya no puede mandar dinero por sus gastos allá, y porque el trabajo está escaso", comenta.

Salatiel apenas se sostiene con mil 400 pesos al mes con su cargo como jefe de Tenencia en La Purísima, un pueblo de 500 habitantes en el norte de Michoacán, que había encontrado su desarrollo en el envío de remesas.

Las aportaciones de los migrantes permitieron pavimentar 5 kilómetros de camino para conectar al pueblo con la carretera federal Morelia-Maravatío, así como perforar el pozo que sirve para abastecer de agua, además de la construcción de un panteón.

La recesión ha frenado el desarrollo de este lugar. Desde hace dos años, los cheques de hasta 50 mil dólares dejaron de llegar.

"La nueva iglesia (que se construye con recursos de los migrantes) está inconclusa. La plaza principal está a medias. Falta construir los baños, el techado y colocar la iluminación", detalla Salatiel.

En La Purísima casi no quedan hombres. La mayoría se fue a Estados Unidos y en las calles es común ver sólo a ancianos, mujeres y niños.

La familia de Salatiel está dividida en dos naciones. Aquí le quedan sus hijos Fabián, Yolanda y Carlos Jiménez Sámano, éste último de 20 años de edad y quien acaba de regresar de Estados Unidos, ahuyentado por la falta de empleo. En Michigan se quedaron Alma Rosa y Juan, en tanto que Hermelinda permanece en Illinois, sin esperanza de cruzar pronto a México.

A Jesús Hernández y su esposa María tampoco les ha mejorado la suerte. Sus dos hijos no vienen desde el atentado a las Torres Gemelas.

"De vez en cuando ya nomás nos mandan 100 dólares, ya no pueden", dice don Jesús.

En el Segundo Informe, el Gobierno federal reconoce la caída en el envío de remesas. Indica que durante el primer semestre del año, los ingresos familiares disminuyeron en 258.5 millones de dólares respecto al año anterior, al ubicarse en 11 mil 600.8 millones de dólares.

Adán García, Reforma, 21 de septiembre.


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