Washington responde a Chávez y expulsa al lado bolivariano y deja en el aire las relaciones con EU

Tras la expulsión de los embajadores de Estados Unidos en Bolivia y Venezuela, en este último caso acompañado, además, por insultos del presidente Hugo Chávez, quien pidió al representante de Washington en Caracas, Patrick Duddy, que se fuera “al carajo”, tras calificarlo de “yanqui de mierda”, la respuesta del gobierno de George W. Bush no se hizo esperar y también dio un plazo de 72 horas al embajador venezolano, Bernardo Álvarez, para que abandone el país.

Es la primera vez en la historia reciente que se producen dos expulsiones simultáneas de diplomáticos estadounidenses en la región, lo que, para el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack, “refleja la debilidad y la desesperación” de Chávez y su aliado boliviano Evo Morales “frente a los desafíos internos” en sus países.

McCormack afirmó que las acusaciones de Bolivia y Venezuela contra los embajadores son falsas, que Washington mantiene una “agenda positiva” hacia la región y que “el único derrocamiento” que busca es “el de la pobreza”.

Desde Venezuela, el canciller Nicolás Maduro dijo que el gobierno tomó esta decisión “ante las reiteradas demostraciones de hostilidad” de EU hacia Venezuela y por su, según dijo, “abierta conspiración” contra los proceso democráticos de Bolivia y otros países de la región.

“Que se deje de obscenidades”. Sobre la expulsión del embajador, acompañada de insultos y nuevas amenazas como el envió de petróleo a EU, el presidente del subcomité para el Hemisferio Occidental en el Congreso estadunidense, Eliot Engel, dijo que es “una tontería de Chávez y una provocación, aunque crea que con esto puede golpear a Estados Unidos”.

En Venezuela, el líder opositor Manuel Rosales recomendó a Chávez “que se calme, que baje el volumen a las obscenidades y que deje de colocar al país en ridículo frente al mundo y se dedique por fin a gobernar”.

Feo de Honduras a EU. El presidente hondureños, Manuel Zelaya, quien recientemente ingresó su país en la órbita chavista para recibir ayudas y subvenciones de Venezuela, decidió ayer, “por solidaridad con Bolivia” no recibir, por ahora, las credenciales del nuevo embajador estadunidense en Tegucigalpa, Hugo Llorens.

Tras las inmediatas críticas de la oposición y los empresarios del país, alarmados por el desaire de Zelaya al principal socio comercial y receptor de decenas de miles de inmigrantes hondureños, el mandatario trató de matizar comentando que “de ninguna manera queremos nosotros provocar un problema con Estados Unidos, de ninguna manera estamos rompiendo relaciones, ni mucho menos”.

El ex candidato y de nuevo aspirante presidencial del Partido Nacional (PN), el principal de la oposición, Porfirio Lobo, advirtió a Zelaya de que “no puede poner en peligro la estabilidad de miles de familias que viven de las remesas ni la estabilidad del empleo de las empresas exportadoras”.
Agencias en Washington y Caracas, Crónica, 13 de septiembre.

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