LA HABANA.— Como si fuera una inmensa aspiradora, Ike fue barriendo, con diferente intensidad, la mayoría de las 14 provincias (estados) que conforman la geografía de Cuba, como nunca ningún meteoro lo había hecho en la larga historia de la isla, dejando a siete provincias del oriente sin luz ni teléfono, afectando 70% de las hectáreas sembradas de alimentos, destruyendo por lo menos unas mil casas —haciendo volar miles de los techos de viviendas— y poniendo en peligro las presas más importantes, principalmente en Granma, por la cantidad de agua que dejó caer a su paso.
Cincuenta horas se mantuvo Ike sobre el territorio barriendo el archipiélago cubano, una semana después de que el huracán Gustav pasara sobre la provincia occidental de Pinar del Río, donde afectó a por lo menos 3 mil 300 casas de secado de tabaco, el producto más famoso del mundo que tiene una exportación anual de más de 400 millones de dólares, según la Corporación Habanos.
Fueron las mismas horas que Lourdes Rodríguez y Fernando Martínez, española y mexicano, se mantuvieron pasando sus vacaciones, al igual que unos 15 mil turistas, dentro de los hoteles en la provincia y la ciudad de La Habana. “Cambiamos las blancas arenas y las aguas turquesas de Varadero por el lobby y el bar del hotel”, asegura ella al ser entrevistada en uno de los hoteles de la zona de Vedado.
En hoteles famosos como Habana Libre y Nacional, o en los más modestos como El Vedado y Saint John’s, todos de la zona del Vedado, cientos de turistas se paseaban como leones enjaulados caminando de sus habitaciones al lobby, del lobby al bar y, algunas veces, a la puerta de salida resguardado por el personal de seguridad que por ningún motivo aceptaba que uno de los turistas saliera a la calle: “Chico, está prohibido, estamos en fase ciclónica”, insistía una y otra vez una persona de seguridad a dos italianos que argumentaban que desde que llegaron no habían podido conocer La Habana.
La Habana en su totalidad se mantuvo quieta. Sólo algunos vehículos oficiales se movilizaban para prestar ayuda a personas con problemas o a zonas con derrumbes. La capital permanecía sin luz hasta la noche de este martes. El meteoro dejó ayer la isla y avanzaba por el golfo de México, con vientos de 120 kilómetros por hora.
Cincuenta horas se mantuvo Ike sobre el territorio barriendo el archipiélago cubano, una semana después de que el huracán Gustav pasara sobre la provincia occidental de Pinar del Río, donde afectó a por lo menos 3 mil 300 casas de secado de tabaco, el producto más famoso del mundo que tiene una exportación anual de más de 400 millones de dólares, según la Corporación Habanos.
Fueron las mismas horas que Lourdes Rodríguez y Fernando Martínez, española y mexicano, se mantuvieron pasando sus vacaciones, al igual que unos 15 mil turistas, dentro de los hoteles en la provincia y la ciudad de La Habana. “Cambiamos las blancas arenas y las aguas turquesas de Varadero por el lobby y el bar del hotel”, asegura ella al ser entrevistada en uno de los hoteles de la zona de Vedado.
En hoteles famosos como Habana Libre y Nacional, o en los más modestos como El Vedado y Saint John’s, todos de la zona del Vedado, cientos de turistas se paseaban como leones enjaulados caminando de sus habitaciones al lobby, del lobby al bar y, algunas veces, a la puerta de salida resguardado por el personal de seguridad que por ningún motivo aceptaba que uno de los turistas saliera a la calle: “Chico, está prohibido, estamos en fase ciclónica”, insistía una y otra vez una persona de seguridad a dos italianos que argumentaban que desde que llegaron no habían podido conocer La Habana.
La Habana en su totalidad se mantuvo quieta. Sólo algunos vehículos oficiales se movilizaban para prestar ayuda a personas con problemas o a zonas con derrumbes. La capital permanecía sin luz hasta la noche de este martes. El meteoro dejó ayer la isla y avanzaba por el golfo de México, con vientos de 120 kilómetros por hora.
Juan Balboa, corresponsal, El Universal, 10 de septiembre.
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