Modifica la IV Flota agenda militar en AL

CARACAS. La reactivación de la IV Flota de la Marina estadounidense, hace unas semanas, después de 58 años de inactividad, ha agitado las aguas en América Latina.

Con matices que van desde la cautela a la alarma, la decisión del Gobierno del Presidente estadounidense George W. Bush es percibida con inquietud, y se ha convertido en un elemento inesperado en la agenda sobre seguridad en la región.

También, ha servido para inflamar la prédica antiimperialista y para sembrar temores sobre un posible aumento en las compras militares.

La IV Flota fue creada en 1943 para frenar a la Armada nazi, que destruyó más de 70 buques petroleros estadounidenses en el primer semestre de 1942, varios de ellos mientras navegaban desde Venezuela hacia Aruba o Estados Unidos.

La misión concluyó, y en 1950, cinco años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, se desactivó esta fuerza naval.

Algunos Gobiernos latinoamericanos han expresado sus reservas de que su vuelta a escena el 12 de julio pasado, responda a la necesidad de hacer frente al narcotráfico y desarrollar labores humanitarias, como sostiene Washington.

Y han asomado otras lecturas para la acción estadounidense, como la intimidación ante el avance de la izquierda en el continente y el interés en los recursos de la región, especialmente el petróleo.

La primera versión es compartida por los aliados más estrechos de Venezuela como Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua; la segunda tiene eco en Brasil y Argentina.

"Son hipótesis basadas en maneras muy antiguas de pensar. El apetito que hay en Estados Unidos por el uso del poderío militar para resolver problemas geopolíticos es muy bajo", señaló Moisés Naím, economista, internacionalista y editor de la revista Foreign Policy.

Naím valoró que es muy difícil que se tomen iniciativas nuevas a espaldas de la población.

"No todo lo que hace Estados Unidos tiene motivos ulteriores relacionados con grandes diseños secretos. A veces lo que parece es", dijo a REFORMA, vía telefónica, desde Washington.

Aseguró que la IV Flota es una señal simbólica importante, pero que su objetivo central es el narcotráfico.

"Hay un creciente reconocimiento de lo que pasa en México, donde hay un enfrentamiento entre el Gobierno y los carteles; la penetración de la criminalidad en la política y las instituciones es realmente alarmantes también en otros países del Caribe", describió.



Amenaza percibida

"La mayoría de los países de lo que constituye la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), ve este despliegue como una amenaza a la integración y la conformación de un polo de poder que tenga influencia", afirmó a REFORMA el General Alberto Muller Rojas, ex jefe del Estado Mayor de Venezuela.

"Aparte de tener capacidad para intervenir con ventaja en cualquiera de los países del continente, la IV Flota tiene la misión de proteger a Colombia, que actúa como un agente de los intereses imperiales", agregó Muller, quien es vicepresidente del partido en el poder.

Muller descartó, sin embargo, que esto tenga como consecuencia el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas de la región.

"La posición que se ha asumido es la activación del Consejo de Defensa Sudamericano, una visión no belicista orientada a disuadir posibles intervenciones militares", explicó.

El Consejo, propuesto por el Presidente brasileño, Luiz Inacio Lula Da Silva, en marzo, un mes antes del anuncio de la reactivación de la Flota, se conformó el 22 de julio en una reunión de Ministros de Defensa de Unasur y poco después se sumó Colombia.

Unasur incluye a 12 países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guayana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.

El politólogo Ricardo Sucre no descartó que haya razones políticas detrás de la reactivación de la Flota.

"Hay Gobiernos que representan desafíos a sus intereses (de Washington) en la región", afirmó, pero precisó que el objetivo de esta fuerza es tener mayor presencia y obtener información de inteligencia.



La respuesta

Aunque de momento ningún país ha manifestado su intención de reforzar sus Fuerzas Armadas, en respuesta a la activación de la IV Flota, Venezuela y Brasil han dejado ver que incrementarán la vigilancia de sus mares.

"No estamos preocupados, los estadounidenses pueden hacer lo que quieran, pero estén seguros de que no se dejará a esa flota ingresar en las 200 millas náuticas de nuestra zona económica marítima", declaró a la prensa Nelson Jobim, Ministro de Defensa de Brasil.

Brasil está a la espera de 27 naves patrulleras y planea construir, junto con Francia, un submarino y 50 helicópteros.

El Presidente Hugo Chávez alertó contra la presencia de naves estadounidenses e, incluso, advirtió que la IV Flota pudiera quedar sepultada en el Caribe, al tiempo que anunció que la visita de una flota rusa sería bien recibida en su país.

El Mandatario ha comprado más de 3 mil millones de dólares en equipos bélicos a Rusia y ha expresado intenciones de adquirir submarinos y 20 sistemas de misiles.

"No vamos a comprar más equipos de lo que pensábamos antes de julio", señaló el General Muller, quien confirmó que se adquirirán próximamente tres submarinos.

Sin embargo, precisó que se reforzará la vigilancia en el Caribe con el satélite que se pondrá en funcionamiento en noviembre.




Una presencia incómoda

La reactivación de la IV Flota, concretada el 12 de julio, ha molestado a la mayoría de los gobiernos sudamericanos.


15.6 millones de millas cuadradas es el radio de cobertura, y abarcará las aguas contiguas a Centro y Sudamérica, así como el Mar Caribe.

31 países se encuentran en estas aguas o tienen costas en las mismas.

6 bases posee Estados Unidos en América Latina y el Caribe, lo que podría servir de apoyo a la nueva Flota.



El Gobierno estadounidense no ha oficializado la composición de la IV Flota; sin embargo, según agencias de prensa, podría incluir 11 buques y un portaaviones.



Bases militares estadounidenses

Honduras
El Salvador
Panamá
Ecuador

Perímetro de cobertura

La Flota estará asentada en Mayport, Florida.


Honduras
Centro- américa
Panamá
Venezuela
Colombia
Guyana
Guyana Francesa
Uruguay
Argentina
Chile
Perú
Ecuador
El Salvador


La región es especialmente importante por su flujo comercial. Según cifras oficiales de Washington, aproximadamente la mitad de las exportaciones de Latinoamérica se dirige a Estados Unidos, mientras 50 por ciento de las importaciones de petróleo estadounidenses proviene de los países latinoamericanos.
Cristina Marcano, especial, Reforma, 1° de septiembre.

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