El secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván, condicionó la actualización de licencias colectivas de portación de armas y entrega de mejor armamento a cuerpos policiacos a la aprobación de exámenes de confianza.
Este es uno de los puntos que atañen a la Sedena en el Acuerdo para la Seguridad firmado el pasado 21 de agosto.
Sin embargo, el general Galván fue contundente al señalar que para hacerlo realidad, los policías deberán superar todas las pruebas de control de confianza y hasta habló de una “relación de instalaciones militares donde serán practicadas” dichas evaluaciones.
Crónica ha publicado la reticencia de algunos generales del Ejército a cumplir este compromiso, por temor a que agentes policiacos de todos los niveles utilicen estos instrumentos en beneficio del crimen organizado.
Galván reveló que el pasado 11 de septiembre comunicó a gobiernos de todo el país, la autorización de este punto, así como los tipos de armas disponibles. Sin embargo, dijo que el proceso para rearmar está sujeto a la depuración policiaca.
En el Acuerdo se estipuló que esto deberá concretarse antes del 21 de noviembre, pero Guillermo Valdés, titular del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), dijo ayer que el llamado modelo de control y evaluación de confianza que se pretende aplicar a escala nacional es apenas un bosquejo. De manera enumerativa, y sin pedir el aval de los ahí presentes, explicó que el modelo consta de cuatro evaluaciones: la psicológica, la poligráfica, la socio-económica y la médico-toxicológica.
Reproches. La lentitud para elaborar este mecanismo, así como su contenido, originó críticas por parte de José Luis Soberanes, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
"Es un esquema que está fuera de la realidad, ante un sistema policial deficiente y corrupto, este sistema no se podrá llevar a cabo, empezando por los sueldos: hay policías que ganan dos mil pesos mensuales, se les pide que arriesguen su vida y todavía controles imposibles".
Y en específico, sobre las pruebas de polígrafo, comentó: "Es una tomadura de pelo, los malosos saben cómo las pueden brincar, son mentiras".
Este es uno de los puntos que atañen a la Sedena en el Acuerdo para la Seguridad firmado el pasado 21 de agosto.
Sin embargo, el general Galván fue contundente al señalar que para hacerlo realidad, los policías deberán superar todas las pruebas de control de confianza y hasta habló de una “relación de instalaciones militares donde serán practicadas” dichas evaluaciones.
Crónica ha publicado la reticencia de algunos generales del Ejército a cumplir este compromiso, por temor a que agentes policiacos de todos los niveles utilicen estos instrumentos en beneficio del crimen organizado.
Galván reveló que el pasado 11 de septiembre comunicó a gobiernos de todo el país, la autorización de este punto, así como los tipos de armas disponibles. Sin embargo, dijo que el proceso para rearmar está sujeto a la depuración policiaca.
En el Acuerdo se estipuló que esto deberá concretarse antes del 21 de noviembre, pero Guillermo Valdés, titular del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), dijo ayer que el llamado modelo de control y evaluación de confianza que se pretende aplicar a escala nacional es apenas un bosquejo. De manera enumerativa, y sin pedir el aval de los ahí presentes, explicó que el modelo consta de cuatro evaluaciones: la psicológica, la poligráfica, la socio-económica y la médico-toxicológica.
Reproches. La lentitud para elaborar este mecanismo, así como su contenido, originó críticas por parte de José Luis Soberanes, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
"Es un esquema que está fuera de la realidad, ante un sistema policial deficiente y corrupto, este sistema no se podrá llevar a cabo, empezando por los sueldos: hay policías que ganan dos mil pesos mensuales, se les pide que arriesguen su vida y todavía controles imposibles".
Y en específico, sobre las pruebas de polígrafo, comentó: "Es una tomadura de pelo, los malosos saben cómo las pueden brincar, son mentiras".
Daniel Blancas Madrigal, Crónica, 20 de septiembre.
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