Quieren milagro: seguridad

Últimamente, a los santos les llueven plegarias para que ayuden a frenar la delincuencia en el País.

En una esquina de la segunda capilla de la Catedral Metropolitana se encuentra San Charbel, patrono de las causas imposibles, a quien los feligreses le piden protección y seguridad en México.

"San Charbel: que mi esposo esté bien protegido y seguro, que no vaya a sufrir ningún asalto ni robo, que mi familia tenga salud y seguridad", se lee en una cinta color rosa que está frente a la imagen del monje libanés de barba blanca, túnica negra y brazos extendidos, que comparte espacio con San Judas Tadeo, otro santo venerado por su intervención en casos difíciles.

El Señor del Veneno y el Santo Niño Cautivo -el último, considerado protector de los secuestrados- también reciben a feligreses que han sufrido la inseguridad.

"Siempre tiene que haber fe. Si perdemos la fe, no nos quedará nada", asegura don Braulio, quien fue a visitar al Cristo Negro después de sobrevivir a un asalto en la carretera México-Toluca.

"Es bien milagroso, porque uno de los dos hombres que me asaltaron me dijo que tenía mucha suerte de que no me pegaba un tiro; hasta me dejaron una cobija. Yo sé que él me ayudó", cuenta.

Otro caso es el de Margarita Vega, quien vino de Chihuahua para agradecer al Santo Niño Cautivo que los secuestradores le regresaron a su hija con vida.

"Aquí estoy sólo para decirle que estoy agradecida, que vendré a verlo porque él hizo que volviera a confiar en Dios después de que yo creí que no volvería a ver a mi hija", afirma la mujer.

Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis de México, reveló que, en la institución eclesial, se han reportado al menos 12 casos de liberación de secuestrados que se le atribuyen al Santo Niño Cautivo de 2001 a la fecha.

Leslie Gómez, Reforma, 7 de septiembre.


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