A los laterales del Patio Central, donde tenía lugar la verbena organizada para celebrar el 198 aniversario de la Independencia, se juntaban grupos de militares y hablaban casi en susurros, manoteaban, gesticulaban y se llevaban las manos a la cabeza. Sus facciones, de suyo duras, se acentuaron.
Poco después el rumor era confirmado: un atentado en Morelia que costó la vida a tres personas y dejó 20 heridos (de acuerdo con la información que se tenía a la medianoche) era el motivo por el cual el presidente Felipe Calderón demoró en bajar a departir con los convidados a Palacio Nacional.
El hecho obligó al Mandatario a convocar de urgencia al gabinete de seguridad para analizar la situación. Terminada la reunión, los funcionarios se integraron a las mesas en las que les esperaban secretarios de Estado, embajadores, agregados militares, miembros de la farándula, para disfrutar de los esquites, algodones, buñuelos, nieves, tequilas y otras tantas botanas típicas y bebidas de la ocasión. Sin embargo, los rostros eran adustos, las caras largas.
Irónicamente, la música con que era amenizado el encuentro dejaba oír todo el repertorio de canciones dedicadas a la entidad natal del presidente Calderón. En particular aquella de “¡Ay! Pero qué lindo,
qué lindo es Michoacán!”
Ni la novedad del reloj digital que fue colocado en la Plaza de la Constitución para llevar el conteo de la fecha para conmemorar el bicentenario de la Independencia tuvo efecto entre los invitados.
Hasta el propio director del Cisen, Guillermo Valdés, carecía de certezas en la información: “Es seria la cuestión de la inseguridad en el país”, dijo, y en relación con los hechos señaló: “No hay certeza de nada”.
Apenas 25 minutos departió el Presidente de la República con los convidados al Patio Central la noche del 15 de septiembre. Todos querían hacerse la foto con él. A diferencia del momento en que dio el Grito desde el Balcón Central de Palacio Nacional para conmemorar el 198 aniversario de la Independencia, el Mandatario bajó con el cabestrillo puesto.
Al Mandatario, ayer, los médicos del Estado Mayor le adaptaron un cabestrillo a fin de que le inmovilizara el brazo del codo a la parte superior del hombro, no así el resto del antebrazo y la muñeca izquierda, en donde apoyó la bandera nacional cuyo mástil fue de aluminio.
La Bandera tenía menos costuras a fin de hacerla más ligera y con ello el mandatario pudiera ondearla.
A la una de la mañana, la Presidencia de la República confirmó, vía un comunicado, el atentado en Morelia en el cual se calificó de cobardes y reprobables los hechos.
Ayer, desde uno de los balcones de Palacio Nacional, el hermano del presidente, Juan Luis Calderón, que atestiguaba el Desfile Militar relató que el Mandatario: “Está consternado y preocupado” por lo que pasó.
Durante la noche del grito, el mandatario lanzó las arengas tradicionales: “Mexicanos!: ¡Vivan los héroes que nos dieron patria! ¡Viva Hidalgo! ¡Viva Morelos! ¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez! ¡Viva Allende! ¡Viva Aldama y Matamoros! ¡Viva nuestra Independencia nacional! ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!”
Por la mañana, al pie de la Columna a la Independencia, el presidente Calderón —acompañado de su gabinete legal—, rompió el protocolo y tomó la palabra para manifestar su repudio a los atentados en su tierra natal.
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