Organismos cúpula del sector empresarial dijeron que las medidas del gobierno para enfrentar la crisis financiera resultan frías ante la gravedad de la misma con lo cual se corre el riesgo de un estallido social y que las empresas no paguen impuestos ante la falta de liquidez.
El presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Ricardo González Sada, afirmó que hay más argumentos para demostrar al gobierno que la necesidad de estímulos fiscales para las empresas no es un capricho, al contrario, responde a la urgencia por mantener el sector productivo.
“Las medidas no están en línea con la magnitud de la problemática; sentimos que son frías. Entendemos que pudiera tenerse un escenario complicado de las finanzas públicas y por eso el gobierno es prudente en la profundidad de las medidas tomadas, pero de muy poco serviría llegar con finanzas garantizadas en 2010, si 2009 se perfila como un año en el que el empleo y la dinámica de la actividad productiva pudieran ser muy lastimados”, señaló el empresario.
Por su parte, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Armando Paredes, comentó que debido a la falta de liquidez y reducción del mercado, las empresas han dejado ya de pagar impuestos, complicando aún más la baja recaudación que se prevé en 2009.
“Nosotros seguimos platicando con las autoridades y no estamos hablando necesariamente de bajar impuestos, sino de flexibilizar los esquemas para no quitar liquidez a las empresas”, recalcó.
En su opinión, si en 2009 el despido de trabajadores se agrava, una situación complicada en el sector social, es prioridad preservar el poder adquisitivo.
Sobre la declaración del administrador del Sistema de Administración Tributaria (SAT), de que no hay margen para reducir impuestos, pues sólo se beneficia a los ricos en detrimento de los pobres, González Sada añadió que dicha opinión no refleja el sentir del secretario de Hacienda, Agustín Carstens.
“Lo que se está pidiendo no es un estímulo fiscal diferente a lo que se requiere para mantener la planta laboral; no estamos pidiendo que haya apoyos en general, sino a las empresas que están en problemas y requieren mantener la liquidez”, enfatizó.
Señaló que las fábricas están sufriendo aumentos en el inventario y aunque la producción no cayó, no hubo ventas, lo cual es un indicador preocupante porque si el consumo no se reactiva, la planta productiva será desplazada por inventarios y eso generará una curva más pronunciada en el primer trimestre.
El presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Ricardo González Sada, afirmó que hay más argumentos para demostrar al gobierno que la necesidad de estímulos fiscales para las empresas no es un capricho, al contrario, responde a la urgencia por mantener el sector productivo.
“Las medidas no están en línea con la magnitud de la problemática; sentimos que son frías. Entendemos que pudiera tenerse un escenario complicado de las finanzas públicas y por eso el gobierno es prudente en la profundidad de las medidas tomadas, pero de muy poco serviría llegar con finanzas garantizadas en 2010, si 2009 se perfila como un año en el que el empleo y la dinámica de la actividad productiva pudieran ser muy lastimados”, señaló el empresario.
Por su parte, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Armando Paredes, comentó que debido a la falta de liquidez y reducción del mercado, las empresas han dejado ya de pagar impuestos, complicando aún más la baja recaudación que se prevé en 2009.
“Nosotros seguimos platicando con las autoridades y no estamos hablando necesariamente de bajar impuestos, sino de flexibilizar los esquemas para no quitar liquidez a las empresas”, recalcó.
En su opinión, si en 2009 el despido de trabajadores se agrava, una situación complicada en el sector social, es prioridad preservar el poder adquisitivo.
Sobre la declaración del administrador del Sistema de Administración Tributaria (SAT), de que no hay margen para reducir impuestos, pues sólo se beneficia a los ricos en detrimento de los pobres, González Sada añadió que dicha opinión no refleja el sentir del secretario de Hacienda, Agustín Carstens.
“Lo que se está pidiendo no es un estímulo fiscal diferente a lo que se requiere para mantener la planta laboral; no estamos pidiendo que haya apoyos en general, sino a las empresas que están en problemas y requieren mantener la liquidez”, enfatizó.
Señaló que las fábricas están sufriendo aumentos en el inventario y aunque la producción no cayó, no hubo ventas, lo cual es un indicador preocupante porque si el consumo no se reactiva, la planta productiva será desplazada por inventarios y eso generará una curva más pronunciada en el primer trimestre.
Antonio Hernández, Milenio, 6 de febrero.
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