Da PAN menos a candidatas

Durante el proceso electoral federal de 2012, el PAN y el Panal privilegiaron a los candidatos varones por sobre las mujeres en la asignación de recursos para las campañas.

De acuerdo con el dictamen consolidado sobre el gasto en las campañas entregado por la Unidad de Fiscalización del Instituto Federal Electoral (IFE), se registraron marcadas diferencias en la distribución de recursos por género de los aspirantes entre las distintas fuerzas contendientes y entre las candidaturas para el Senado y la Cámara de Diputados.

En el caso de la coalición Compromiso por México -integrada por el PRI y el PVEM-, el gasto promedio por candidato a la Cámara Baja fue de 818 mil pesos para las mujeres y 815 mil para los hombres, y de 4.2 millones para los aspirantes al Senado de ambos sexos. Las aportaciones en efectivo de los órganos partidistas fueron ligeramente superiores para las candidatas.

En tanto, en la coalición Movimiento Progresista -integrada por PRD, PT y MC- el gasto promedio por candidato a diputado ascendió a 570 mil pesos para las mujeres y 543 mil para las hombres, mientras que para los aspirantes los montos fueron de 789 mil y 306 mil, respectivamente.

Sin embargo, las aportaciones de los órganos partidistas fueron 53 por ciento superiores para los candidatos varones a la Cámara alta.

Por su parte, en las campañas de los candidatos varones del PAN a la Cámara baja se gastaron en promedio 526 mil pesos, por 511 mil en el caso de las mujeres. Para el Senado, los montos fueron de 2.2 y 2 millones de pesos. Las aportaciones partidistas para los aspirantes varones superaron a las destinadas a las mujeres en 5 por ciento en campañas para diputados y en 38 por ciento para senadores.

En el Panal, el gasto promedio por candidato varón al Senado fue de 486 mil pesos, por 279 mil para las mujeres. Las aportaciones partidarias para los hombres fueron 88 por ciento superiores para los hombres.

La Unidad de Fiscalización subraya en su dictamen que la asignación diferenciada por género de los recursos para las campañas constituye una forma de discriminación que impide la participación política en igualdad de circunstancias para hombres y mujeres.

"El paradigma de la fiscalización electoral se expresa en la necesidad de equidad entre los partidos y la igualación de condiciones de facto entre hombres y mujeres, así como el equilibrio de los apoyos de toda naturaleza, que los partidos y sus estructuras brindan", señala.

Leslie Gómez, Reforma, 30 de junio.