Tiene plan migratorio reto en Cámara baja

WASHINGTON.- Después de la aprobación ayer en el Senado por 68 votos contra 32 de la reforma migratoria, la iniciativa debe afrontar ahora su mayor obstáculo en la Cámara baja.

La Cámara de Representantes del Congreso está dominada por los republicanos, a los que, en su mayoría, la idea de regularizar a 11 millones de indocumentados -pilar fundamental de la reforma- no les resulta muy atractiva.

"No vamos a ser influenciados por el Senado.

"Nosotros tenemos una manera más metódica de hacer las cosas", advirtió horas antes de la votación Paul Ryan, representante republicano por Wisconsin y ex candidato a la vicepresidencia.

La nueva batalla política, que comienza en las próximas semanas y podría ser larga -hasta 2014, aventuró ayer The New York Times-, plantea al menos tres escenarios.

El primero, que muchos analistas consideran el más improbable, es que se acepte la ley tal y como la ha dejado el Senado y se vote tras estudiar nuevas enmiendas menores.

Esta vía la descarta el mismo presidente de la Cámara, el republicano John Boehner.

"Nosotros haremos nuestro propio proyecto a través de los mecanismos regulares, y será una legislación que refleje la voluntad de nuestra mayoría y del pueblo estadounidense", dijo Boehner antes del voto en el Senado.

"Cualquier ley que quiera pasar por la Cámara de Representantes va a necesitar el apoyo de la mayoría de nuestros miembros", subrayó.

En el segundo escenario en la Cámara baja, se aprobaría un proyecto alternativo global propio que tendría que negociarse desde cero.

En este sentido, la Cámara de Representantes tiene un equipo bipartidista de siete congresistas trabajando en el borrador desde hace meses, aunque no han con presentado nada definitivo.

La ley aprobada en el Senado ayer fue elaborada también por un grupo bipartidista conocido como "banda de los ocho".

La tercera opción consiste en trocear la propuesta en varios capítulos, por ejemplo, votando por un lado, una iniciativa para fortalecer el control fronterizo y, por otro, la legalización de indocumentados.

Esta opción permitiría que los republicanos respalden la militarización de la frontera con México sin aceptar a cambio la regularización de indocumentados, tal y como se plantea en el borrador del Senado.

La ley aprobada ayer por los senadores, incluye un duro plan para aumentar la seguridad en la frontera con México que contaría con un presupuesto superior a los 40 mil millones de dólares.

Pero, una vez puesto en marcha este plan, se activarían las previsiones que permitirán que en unos 13 años tengan la ciudadanía los 11 millones de indocumentados que residen en Estados Unidos.

Mientras los demócratas han acabado haciendo frente común a favor de la reforma en la Cámara alta, los republicanos se han mostrado divididos.

Pero en la Cámara de representes dicen tener un mayor consenso en contra de la regularización de los sin papeles, por lo que sugieren que la reforma no pasará tal y como la plantea el Senado.

"Vemos que hay una minoría dentro de la minoría republicana en el Senado votando a favor de la reforma.

Honestamente, esto no va a poner mucha presión en la mayoría de la mayoría republicana de la Cámara", aseguró el congresista Tom Cole.

Más allá de las cuestiones ideológicas, el Partido Republicano enfrenta un difícil dilema de estrategia electoral.

Algunos de sus miembros de más peso, como los senadores John McCain y Lindsey Graham, aseguran que es imposible volver a ganar unas elecciones presidenciales sin el apoyo del cada vez más influyente voto latino.

Ambos legisladores impulsaron el proyecto avalado ayer.

 
 
 
Largo camino
 
La aprobación de la reforma migratoria por el Senado es el primer paso de un proceso largo.

·La ley avalada ayer contempla la regularización de 11 millones de indocumentados, pero la supedita a una mayor seguridad fronteriza.

·Estipula visas laborales para personas altamente calificadas, obreros y campesinos.

·El debate migratorio pasa ahora a la Cámara baja, donde su presidente, el republicano John Boehner, dijo que no presentará la misma iniciativa de ley del Senado.

·Una vez reconciliados los proyectos de ambas Cámaras, el Presidente Barack Obama podrá firmar la ley, lo que espera hacer este año

Ángel Villarino corresponsal, Reforma, 28 de junio.

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