Difícil arranque económico


El deterioro de las distintas variables macroeconómicas, como un menor crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), una mayor tasa de desempleo, un repunte en ladeuda externa, una inversión fija bruta con tendencia negativa, y sobre todo un gasto programable del sector público con una constante caída durante todo el año, contrastan con el optimismo desbordado que dio comienzo a la actual administración, por lo que el presidente Enrique Peña Nieto llega a su primer año de gobierno con un panorama incierto sobre el rumbo económico del país.
De acuerdo con analistas, el Estado no fue capaz de anticiparse para evitar el retraso en la ejecución delpresupuesto, como ocurre cíclicamente en cada comienzo de sexenio, lo cual afectó las decisiones de inversión y consumo del sector privado.
De hecho, a julio, el indicador más reciente de laSecretaría de Hacienda, revela que el gasto programable registró una caída acumulada de 4.6%, lo que implica el peor descalabro desde 1995, cuando se registró una contracción de 14.8%.
Esto llevó a que el arranque económico de esta gestión sea débil.
Durante el primer semestre del año, la economía creció sólo 1%.
Al hacer un comparativo de los últimos sexenios, desde la gestión priista de Carlos Salinas de Gortari, pasando por la de Ernesto Zedillo y las dos administraciones panistas, de Vicente Fox y Felipe Calderón, se evidencia que en el primer año de los mandatos presidenciales ha habido un arranque lento en el crecimiento del país, excepto el caso de Salinas de Gortari, que experimentó un avance de 4.1% del PIB, que es el mayor crecimiento de los últimos 24 años.
El peor comienzo fue durante el mandato de Ernesto Zedillo, con una caída de 5.8% de la economía.
De acuerdo con analistas financieros y económicos, el menor dinamismo que experimenta la economía se explica por la falta de una correcta aplicación en el gasto gubernamental al arranque del actual sexenio.
Alfredo Coutiño, director de análisis económico para América Latina de Moody’s Economy, afirma que la desaceleración actual fue originada por el retraso del gasto.
Argumenta que retardar el presupuesto durante los primeros seis meses del año implicó no sólo que se retrasara el gasto gubernamental, sino también la inversión pública, además de las decisiones del sector privado en materia de consumo e inversión.
Señala que en casos de emergencia económica, el gobierno debería acelerar el gasto público a fin de ejecutar la inversión en infraestructura, además de establecer mecanismos para hacer más rápido el pago del gobierno a proveedores y eso podría dar oxígeno para dar paso a las reformas que están pendientes. “El desempeño económico del país me parece mediocre; tiene que ver con una actitud de resignación de manera oficial, porque si bien es cierto que se sabía que iba a ver un retraso en el presupuesto, no se tomaron acciones para reducir ese impacto”, dice Coutiño.
El analista del Centro de Estudios y Docencia Económicas (CIDE), Alejandro Villagómez, coincide en que la contracción económica radica en factores internos, como es el retraso de la aplicación del gasto gubernamental en la primera mitad del año, lo cual afectó al consumo privado, pues los últimos datos de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) han reflejado disminuciones. “Existe preocupación por esta caída de la economía mayor a la que se esperaba, preocupación en el sentido de que no se están generando los empleos esperados”, alerta Villagómez.
Adelanta que en la segunda parte de este año, la economía interna tenderá a mejorar, aunque no hay mucho margen para que la actividad económica crezca arriba de 2%.
También el director de la carrera de administración financiera del Tecnológico de Monterrey, Miguel Ángel Rendón, se suma a las expresiones de los demás analistas, al atribuir la falta de crecimiento al retraso del gasto gubernamental.
Pero el crecimiento no es la única variable macroeconómica que se deteriora; también el empleo registra una contracción. Si bien en el primer año del sexenio de Ernesto Zedillo, la tasa de desempleo fue la más alta de todas las registradas en los últimos cinco periodos al mostrar una cifra de 6.3%, le sigue la actual, con una tasa de desocupación de 5% al primer semestre del año.
No obstante, no todo es negativo, ya que datos oficiales dan cuenta que se ha mantenido la inflación dentro de los objetivos del Banco de México. De hecho, la expectativa del año es de 3.47%, en priomedio, la más baja de un primer año de sexenio desde Carlos Salinas de Gortari.
Otro dato positivo es la llegada de Inversión Extranjera Directa, que al primer semestre del año alcanza 23 mil 846 millones de dólares.
Ricardo Jiménez y Rubén Migueles, EL Universal, 31 de agosto.

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