REFORMA ELECTORAL: ACTORES Y ESCENARIO: 16.- REFORMA FISCAL POR REFORMA ELECTORAL.

Un aspecto que se consideró durante todo el proceso que llevó a la aprobación del dictamen fue que la aprobación de la reforma fiscal se condicionara a que previamente se aprobara la fiscal. Los 32 comentarios sistematizados en este punto, 3.34% de 957 constituyen una muestra al respecto.

Hablamos ayer con Carlos Navarrete acerca de la posibilidad de que se convoque a un periodo extraordinario de sesiones en el Congreso, para la reforma fiscal. El coordinador de los senadores del PRD fue claro al señalar que su partido no acompañará esa posibilidad, si no incluyen en la agenda del periodo la reforma electoral.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 26 de julio.

Las fichas parecen acomodarse para la realización de un periodo extraordinario de sesiones en el Congreso de la Unión, después del 20 de agosto. El PAN ya dio el visto bueno para incorporar, en la agenda de los debates, además de la reforma hacendaria, el nuevo régimen fiscal de Pemex, que promueve el PRI, y la Reforma Electoral, que quiere el PRD. La información fue cruzada por este reportero con dos fuentes del más alto nivel.
La decisión de esperar hasta después del 20 de agosto obedece a la necesidad de que el PRD salga de su Décimo Congreso Nacional, que va a celebrarse del 16 al 19 de este mes, con el acuerdo de ir al período extraordinario. El PRI no quiere ir sólo con el PAN en la convocatoria. “No tiene sentido ir a un extraordinario sin el PRD, y esto obedece a una lógica política absoluta”, nos dijo la fuente del tricolor.
El PRD puso como condición para votar a favor del periodo que en la agenda se incorporara la Reforma Electoral. El PAN ya dio luz verde para que el tema se incluya. Algunos consejeros electorales pueden empezar a hacer maletas. ¿Cuántos? Preguntamos a la fuente. “Por lo menos la mitad”, repuso.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 1º de agosto.

De manera paralela, y en función de que en la negociación de la reforma fiscal -que es vital para el gobierno de Calderón-, cabe todo, los priistas decidieron empujar la reforma del Estado, iniciativa de su líder en el Senado, Manlio Fabio Beltrones, y de paso insistir en la remoción de los consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE).
En este objetivo, los tricolores encontraron el respaldo del PRD, que se unió a la idea de condicionar la realización de un periodo extraordinario del Congreso para discutir la reforma fiscal, a que también se incluya una reforma electoral.
Al propio tiempo, aprovecharon el viaje para cuestionar algunos aspectos de la reforma calderonista, que, según legisladores de oposición, alienta la opacidad y frena la transparencia al pretender restar facultades a la Auditoría Superior de la Federación, que es el órgano que audita al gobierno federal.
Se trata, desde luego, de una manera de torcerle la mano al gobierno de Calderón, que considera a la reforma fiscal como "la gasolina" necesaria para su plan de desarrollo y por lo tanto vital para cumplir con sus promesas de campaña de crecimiento económico y generación de empleo.
Alejandro Ramos Esquivel, “Redes de poder”, El Financiero, 6 de agosto.

La condición original de ligar la reforma electoral con la fiscal es del PRD; pero la negociación para hacer causa común en ese tema es del priísta Manlio Fabio Beltrones, que busca, con esa alianza, sacar la primera iniciativa concreta que surgiría de las mesas de diálogo para la reforma del Estado. Al tiempo que demuestra que todo el proceso que él diseñó funciona y da resultados tangibles, Manlio lograría también modificar los equilibrios y fuerzas en el Consejo General del IFE, algo que se propuso a partir del 2 de julio del 2006.
El cálculo político es impecable: ni el gobierno ni el PAN tienen entre sus prioridades defender la integración del IFE y lo más seguro, ante lo prioritario que es para la administración calderonista la reforma fiscal, es que los panistas acaben aceptando la inclusión del tema electoral, con todo y remoción de consejeros, en el periodo extraordinario
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Gráfico, 8 de agosto.

Lea usted si no. El primer argumento que se escucha es que los priistas no quieren darle al presidente Felipe Calderón el sí esperado para la reforma hacendaria, para que se cuelgue la medalla el próximo 1 de septiembre; el segundo argumento es que como no se ha llegado a un arreglo en materia de reforma electoral, el avance en la negociación fiscal se ha atorado y la tercera, la más inteligente, es que "los tiempos" no son condición para lograr el objetivo.
No crea que la decisión de retrasar la aprobación de la reforma fiscal o hacendaria fue de dos. En realidad, la determinación se tomó en cúpula política dirigida por Beatriz Paredes y ha tomado en consideración no sólo a los negociadores de las comisiones hacendarias, sino a gobernadores, representantes de grupos económicos, sindicatos y factores de poder real.
Sin reforma fiscal aprobada en un periodo extraordinario, la propuesta de Ley de Ingresos y el Proyecto de Decreto Presupuestal para 2008, se tendrá que realizar (de hecho así se está construyendo) con los preceptos de las leyes en vigor. El 6 de septiembre es la fecha límite que tendría el Ejecutivo para presentarlo, dado que el 8 es domingo.
Alicia Salgado, “La chequera”, El Financiero, 9 de agosto.

Menuda importancia dan los mandamases del PRI Manlio Fabio Beltrones o Emilio Gamboa a la reforma electoral —o a la reforma del Estado, cuya paternidad tanto cacarean— cuando la ponen como condición para avanzar en la reforma fiscal. Luis Carlos Ugalde alertó, en una ceremonia en el Servicio Postal Mexicano —con el que el IFE compartirá la cartografía con que cuenta— que no hay que confundir la gimnasia con la magnesia. Tan importante es la reforma fiscal como la electoral. Y más aún: esta última debe tratarse con toda seriedad pues debe abordar asuntos tan relevantes como la duración de las campañas (para acortarlas) y la regulación de los gastos de los partidos en medios de comunicación
“Bajo reserva”, El Universal, 15 de agosto.

El PRI condiciona toda la reforma. La cabeza de la bancada priista en la Cámara de Diputados, Emilio Gamboa, ya lo dijo: sin reforma electoral y sin reforma de Pemex, no pasará la fiscal.
Vaya, está bien que los priistas logren negociar la aprobación de la reforma fiscal, al fin y al cabo es una negociación política. Pero hay de costos a costos.
Y ponen un precio muy elevado por su voto, porque sí suena bien una reforma paralela de Pemex con la fiscal, lo que suena a revanchismo político es el de desaparecer al IFE, hoy presidido por Luis Carlos Ugalde.
José Yuste, “Activo Empresarial”, Excélsior, 15 de agosto.

Por cierto, en el “cuarto de junto” también se evaluará una jugada estratégica que lanzaron desde la casa presidencial, en la cual el gobierno de Calderón tuvo el cuidado de anunciar que aceptaba las propuestas del Partido Revolucionario Institucional en materia de reforma fiscal y de renovación del régimen fiscal de Pemex, lo que quiere decir que el PRI está casi amarrado para dichas reformas, potencialmente para la reforma electoral y, en una de esas, para alcanzar algunas garantías para el Informe —por cierto, en la Permanente no se desechó la propuesta de modificar el formato del Informe, sino que se mandó a comisiones—, lo que deja en una situación harto incómoda al Partido de la Revolución Democrática, en donde todo puede pasar entre hoy y el domingo.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 16 de agosto.

En el caso de la reforma política, o electoral, el PRI lleva “mano”, y estableció una alianza con el PRD, de la que difícilmente se podrá salir el PAN, porque el Informe, la reforma fiscal y la reforma electoral “van junto con pegado”. ¿Por qué caminan juntas las reformas fiscal y electoral, si son temas muy diferentes? Por razones de equilibrio político. Es decir, si el PAN no aprueba la reforma electoral, que cocinan el PRI y su aliado temporal, el PRD, entonces el PRI no aprueba la reforma fiscal, y el PRD se lanzaría contra la “miscelánea grandota”. Si el PAN aprueba la reforma electoral, entonces el PRI aprueba la fiscal, con los cambios que promovió junto con el PRD. Es el “toma y daca” propio del parlamento
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 26 de agosto.

Todo el trabajo legislativo está concatenado, amarrado a una sesión tranquila del Congreso de la Unión. Nos dicen que en septiembre no sólo habría reforma hacendaria, sino también reforma electoral, como querían los perredistas. El avance de las negociaciones en el tema de la organización de los comicios explica la ausencia de Arturo Núñez en la reunión plenaria de senadores del PRD en Morelia. Don Arturo se quedó en la ciudad de México a terminar las pláticas, que consideran “cuello a los consejeros electorales del IFE”
“Bajo reserva”, El Universal, 27 de agosto.

La duda manifiesta en la postura de Acción Nacional refleja el temor que hay en el gobierno federal de que se le caiga la reforma fiscal. Allí está la fuerza negociadora del PRD, pero sobre todo la del PRI. Nadie en el Congreso cree que el blanquiazul va a sacrificar la famosa CETU, para salvarle la cabeza a Luis Carlos Ugalde. Pero la remoción de los consejeros exige una reforma constitucional. Es ahora o ya no es.
La iniciativa tampoco incluye el tan cacareado tema de los medios. Las campañas no serán llevadas a los tiempos oficiales, como pedía el PRD, pero tampoco serán contratadas únicamente por el IFE. Las cosas, no hay duda, se quedarán como están.
La tan cacareada reforma electoral, enarbolada como trofeo por algunos, quedó en los puros huesitos.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 31 de agosto.

Qué fácil, qué rápido y qué barato se vendieron los epónimos reformadores del PRD. Ahora habrá que ver qué les cobrarán a cambio: la reforma fiscal y luego la energética. Qué pronto se les olvidó que fueron electos “como parte del ascenso de la voluntad popular que reclamaba y reclama un verdadero cambio”, como bien señalaron ayer en un mensaje al pueblo de México y a la Convención Nacional Democrática la senadora Rosario Ibarra y el diputado José Antonio Almazán, que hoy no estarán en San Lázaro para repudiar así, con su digna ausencia, el carácter espurio de la caricatura de “gobierno” de Felipe Calderón
Jaime Avilés, “Desfiladero”, La Jornada, 1º de septiembre.

Resulta imposible creer que el presidente Calderón no haya medido los riesgos en los que están incurriendo él y su partido a la hora de haber consensuado la salida de los consejeros del IFE. En el afán de obtener su reforma fiscal, el Presidente destrozará su propia legitimidad, ese concepto que le arrebató el PRD y que su gobierno intentaba solidificar.
En un artículo transitorio está todo. La salida de Luis Carlos Ugalde y los consejeros del IFE —moneda de cambio con la que el PRI impondrá en el futuro a los suyos en el Consejo General—, ha brillado ya en los ojos del Ejecutivo. Calderón desea aprobados su CETU y su ICI, y en su estilo instrumental ha decidido que las cabezas que rodarían son un costo menor ante el triunfo que el Congreso le daría al catapultarlo como constructor de la reforma fiscal.
Y como Calderón manda, los demás escuchan. Incluido su secretario de Gobernación, Ramírez Acuña, que tendría que alertarle sobre la cadena de eventos que desataría la remoción de los ciudadanos consejeros.
Carlos Mota, “Cubículo Estratégico”, Milenio, 3 de septiembre.

Lo que el equipo del Presidente aparentemente ignora es la concatenación de futuros reclamos que vendrán luego de la sorpresiva reforma electoral que se negocia. Echados los consejeros, el PRD irá por el Tribunal Electoral, resucitará su petición para revisar el proceso electoral de 2006, y erosionará tanto la credibilidad ciudadana en esa elección, que una proporción mayúscula del electorado terminará por creer que hubo fraude. Y entonces sí, el presidente legítimo se legitimará.
Las omisiones del Presidente para defender la autonomía de las instituciones le hacen ver menos estadista de lo que nos imaginábamos. Si un CETU vale destrozar el IFE, ¿qué podremos esperar cuando haga pública su reforma energética o laboral?
Peor aún: el PAN, con su timorata bancada en el Congreso, está dando muestras de la prostitución de sus principios. Hoy los panistas parecen estar recibiendo la más dura de las líneas, bañada del capricho presidencial para obtener reformas a cambio de instituciones.
Y me parece hilarante el argumento insulso de pensar que Ugalde defiende su hueso. Qué poco nos hemos dado la oportunidad de conocer al garante de los procesos electorales federales.
Carlos Mota, “Cubículo Estratégico”, Milenio, 3 de septiembre.

Negociaron no violencia en el informe, por reforma electoral, y ahora negocian la electoral por la fiscal. Como si fuera botín, se reparten las reformas dando y dando.
Los negociantes tienen su interés:
Los Beltrones y Gamboa del PRI, apuntan al 2012.
En el PAN, es la guerrita de Espino contra Calderón.
Y en el PRD, sólo lo que mande López Obrador.
Pepe Grillo, Crónica, 5 de septiembre.

Mi Truchimán favorito, Emilio Gamboa Patrón, hace gala de sus habilidades como chantajista, se descara y declara: "Si no hay reforma electoral, no habrá reforma fiscal"; si no aceptan remover al presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, y sus consejeritos, no vamos a votar a favor de la CETU, el ICI ni de las otras iniciativas, quiso decir. Y pone a temblar a todos. Por su parte, el diputado Jorge Estefan Chidiac envía el siguiente mensaje: no se apaniquen, no se apaniquen, la reforma electoral y la fiscal "son dos vías diferentes; mi partido tiene interés en la Reforma Hacendaria, no hemos detenido los trabajos, por eso estamos en sesión permanente. No tengo los dictámenes, son muchas cosas que hay que poner en los dictámenes, apenas ayer terminamos los posicionamientos. Estoy recibiendo las últimas respuestas de Hacienda de qué aceptan y qué no, y hay nuevos cambios que nos pide el gobierno de imprecisiones que había. Entonces, estamos trabajándolo... Hay adecuaciones de palabras y cosas de equivocaciones que traía la propia iniciativa, que ellos mismo detectaron y que hay que hacer caso, y también de los cambios que pidió el PRD, el PT, Convergencia, todos.
El gobierno ha estado aceptando prácticamente todo. El Partido Acción Nacional también.
Luis Soto, “Agenda Confidencial”, El Financiero, 5 de septiembre.

El tapón que encontró la reforma fiscal en San Lázaro y el Senado tiene varias caras. La más importante es la remoción de los consejeros del IFE que podría acabar por contagiar a los magistrados del más alto tribunal electoral del país. Luego está el aumento de los requisitos para obtener y mantener el registro como partido político y el incremento de las prerrogativas ordinarias y la reducción de las extraordinarias, pues disminuirían, a la mitad, los periodos de campaña
“Frentes Políticos”, Excélsior, 5 de septiembre.

Citando aquél clásico prozaico: hoy, hoy, hoy, el PRI pasa su primera graciosa factura y le condiciona, establece, determina y/o estipula la célebre reforma fiscal —que ya pinta como este gobierno civil... de chisguete— al PAN y a Los Pinos a cambio de la reforma electoral que muy en el fondo político nace realmente por los ánimos revanchistas del PRI contra Elba Esther Gordillo, quien es vista como la madrina de Luis Carlos Ugalde. Y como estuvo bastante fácil subir al tren de las venganzas a los agraviados perredistas... pues se juntó el hambre con las ganas de comer y el chef se llama Manlio Fabio Beltrones. ¿Se le abrió el apetito?
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 5 de septiembre.

FUE TAN EFUSIVO el abrazo entre panistas y priistas para cerrar su alianza reformadora, que terminaron hechos un nudo de brazos y piernas.
TAL Y COMO se había dicho, el pacto entre el PAN y el PRI era aprobar las reformas fiscal y electoral al unísono, bajo el método técnico-científico de "dando y dando".
SUPUESTAMENTE ya todo estaba planchado y almidonado, por lo que no se entiende que ahora salgan con que las negociaciones están rotas.
LO MÁS EXTRAÑO es que, a punto de subirse al avión rumbo a Australia, el presidente Felipe Calderón esté más callado que un koala.
A LO MEJOR es porque ya no hay tiempo para sacar las reformas antes del sábado, la fecha límite para presentar el Presupuesto 2008.
O QUIZÁ porque nomás le están poniendo suspenso a la película
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 5 de septiembre.

En ese espacio, PRD y PRI han hecho una serie de amarres para concluir que no hay reforma fiscal si no hay reforma electoral; y no hay reforma electoral si no se van los consejeros.
Para el primero, de regreso a los motivos de los lobos, es prioritaria la salida de los consejeros para confirmar su basamento del fraude electoral; para el PRI, lo es para su ajuste de cuentas con Elba Esther, y para el PAN-Gobierno, para avanzar en sus reformas.
Lo que pasa es que si para esta reforma fiscal ése es el precio, el gobierno de Calderón y él mismo quedarán tasados, pagan mucho por poco, y desde esa cota partirán las siguientes negociaciones.
Así pues, gana el PRD, gana el PRI, pierde el PAN y no sé aún el marcador del gobierno. Pero para muchos, con el golpe partidista al IFE, pierde el país y pierde la democracia.
Por lo demás, me gustaría hacerle una pregunta al presidente Calderón: para usted, ¿deben irse o no los consejeros electorales del IFE?
Su respuesta sería reveladora.
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 6 de septiembre.

Las dos reformas que se discuten en el Congreso se han entrampado porque nadie quiere asumir los costos de sus contenidos fiscales y por haber amarrado una, la hacendaria, a otra, la electoral y ésta, a la salida de la alineación completa de los consejeros del IFE.
¡Qué contento debe estar Andrés Manuel López Obrador! Todos trabajando para su proyecto; trance éste en el que aparece como ganador, se den o no las reformas, salgan o no los consejeros electorales: su agenda ya es la de todos: ¡Al demonio con sus instituciones!
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 7 de septiembre.

La asonada mediática tiene, por desgracia, un motivo menos etéreo que la defensa de la “democracia” y sus paladines del IFE. Televisa y Televisión Azteca ven que se les va de las manos el gran negocio de la publicidad partidista electoral en radio y televisión y, por tanto, se han dedicado a sabotear los acuerdos legislativos que impedirían que siguientes comicios fueran gran botín económico para el duopolio. El mecanismo de descarrilamiento es simple: la miscelánea fiscal felipista sería aprobada al parejo de la electoral. Si no hay una, no hay otra, dijo el comisionado de las televisoras en el Poder Legislativo federal, Emilio Gamboa, el diputado XHEG. Y lo electoral no puede avanzar si no contempla la salida de los consejeros del IFE, con Ugalde por delante, porque así conviene al PRI en su beltronista estrategia de 2012 y a las ansias de revancha contra la profesora Gordillo, y porque el PRD así fortalece la tesis de la ilegitimidad calderonista. En tal escenario, los barones de la tv no encontraron mejor manera de atorar las reformas en materia de propaganda partidista electoral que impidiendo la remoción de Uh Fraude y compañía. Elemental, mi querido Emilio (y Ricardo).
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 7 de septiembre.

No, porque el método recurre a la presión y al chantaje. El PRI y el PRD han atado la reforma fiscal a la reforma electoral. Si la segunda no pasa, dicen, la primera tampoco. La estrategia sería aceptable si hubiera diferencias de fondo o se estuviera negociando con un régimen autoritario. Pero no es el caso. El fondo del asunto es uno solo y se resume en una exigencia: o se van todos y cada uno de los consejeros o no hay trato. Semejante postura no es una forma de negociación, sino un ultimátum. Un ultimátum que retrata muy mal a perredistas y priistas. Primero, dan la imagen de chantajistas. Y segundo, aparecen como irresponsables. Porque la reforma fiscal tiene su propia lógica, urgencias y no puede quedar sujeta a caprichos.
No, porque si se impone el capricho del PRI y el PRD mediante el chantaje se sentará un pésimo precedente. El sexenio apenas comienza, ¿qué exigencia vendrá después? ¿Qué pasará si las elecciones de 2009 dejan, de nueva cuenta, inconformes a los perredistas? ¿Se volverá a impugnar el consejo y se le destituirá otra vez? Y lo peor de todo: el nuevo consejo quedará en una situación de debilidad, de entrada, porque en su designación tendrán mano los líderes del PRI y el PRD y, consecuentemente, se integrará por cuotas. Y después, porque los consejeros tendrán muy claro que sobre sus actuaciones y resoluciones pesa una espada de Damocles: su destitución en cualquier momento.
Jaime Sánchez Sussarrey, Reforma, 8 de septiembre.

Carlos Navarrete levantó sospechas. Dijo ayer que el PRD ya tiene trazado su plan de negociación sobre la madrastra de las reformas, esa que les ordena a la fiscal y la del Estado quedarse engarrotadas: la electoral. Y que todo está en calma y que el martes la da a conocer en el Senado. Por supuesto, encendió la torreta. La vez anterior que los perredistas dijeron que estarían quietos en el Informe fue porque Lázaro Cárdenas Batel le prometió a AMLO el triunfo de Leonel Godoy como próximo gobernador michoacano. ¿Ahora qué pactaron?
“Frentes Políticos”, Excélsior, 9 de septiembre.

La necesidad que tiene el gobierno de contar con una reforma fiscal, así como la posición estratégica que ocupa el PRI en el Congreso de la Unión, han dejado sin efecto el pacto del cual surgieron en el 2003 los consejeros electorales. Por ello no es entendible que un sector de los empresarios que dice estar a favor de la reforma fiscal se oponga a la renovación del IFE (¿o es que se opone a esto porque también se opone a aquello?). Y, lo irónico de todo esto, es que las quejas del PRD en el 2003 cuando se integró el Consejo General o las que expresó en torno al 2 de julio del 2006 o las que ahora emiten el diputado Javier González Garza y el senador Carlos Navarrete en nada inciden en este escenario de negociación; se trata de un asunto que en última instancia resolverán sólo el PRI, Los Pinos y el propio IFE. El papel del PRD es secundario y el PAN, como lo ha hecho ya Manuel Espino, sólo puede llegar a complicar el acuerdo final.
Emilio Zebadúa, “Observatorio Global”, Crónica, 10 de septiembre.

Y en ambos asuntos de la agenda —lo fiscal y lo electoral— el “centro” del espectro político, se podría decir, lo integran las mismas compañías industriales y comerciales y los mismos legisladores para quienes la CETU original y Luis Carlos Ugalde representan una afectación de sus intereses en el mediano plazo. Jalar hacia ellos a los aliados de la derecha y de la izquierda que les hacen falta para hacer mayoría no debería ser imposible. El fiel de la balanza por supuesto tendrá que ser el presidente Felipe Calderón, no el Consejero Presidente del IFE, que estará evaluando qué tan importante es lograr que se apruebe una reforma fiscal (que no logró su antecesor y que los mercados exigen, aun en una versión disminuida con relación a la que presentó Hacienda) Veremos qué sucede en las próximas horas.
Emilio Zebadúa, “Observatorio Global”, Crónica, 10 de septiembre.

Al terminar la semana, los cables que parecían estar en orden para sacar las reformas, hicieron cortocircuito. La difusión misteriosa a medios antes que a diputados de los predictámenes electoral y hacendario en las cámaras controladas por el PRI, levantaron muchas cejas. Su difusión alertó a quienes se oponen a ellas, que lanzaron sus anticuerpos. El PRI movió sus piezas y pareció buscar subrepticiamente el dislocamiento de las reformas, mientras que las apoyaban en público. No sería la primera vez que los priístas se asumieran como los salvadores de los grandes intereses y aparecieran como los actores que resuelven los conflictos. Pero aun con toda su experiencia, que se incrementa ante la ingenuidad de sus interlocutores, ni la dinámica esquizofrénica que imprimieron los partidos la semana pasada, ni el rumbo que tomen finalmente las reformas, están garantizados en este momento que todo parece como ir hacia el descarrilamiento
Raymundo Riva Palacio, “Estrictamente personal”, El Universal, 10 de septiembre.

Deberíamos ser los ciudadanos, quienes votamos por esos diputados y senadores, quienes pidiéramos cuentas al Congreso. Pero el sistema partidista parece diseñado para que, una vez obtenido nuestro voto, se desentiendan de nosotros y sólo rindan cuentas a su partido. De ahí que sean los partidos, y no los ciudadanos, los que estén empeñados en riñas infantiles que ya a todos nos tienen hartos.
Si el 2 de septiembre vimos una reedición de los viejos informes presidenciales fue porque los diputados del PRD, sin consultar más que al patrón, se negaron al diálogo público ofrecido por el Presidente. ¿Alguno hizo un sondeo en su distrito para conocer la opinión de sus electores? Ellos no, pero sí casas encuestadoras que ofrecieron resultados similares: los ciudadanos deseaban una ceremonia respetuosa donde todos pudiéramos escuchar al Presidente y los diputados expusieran sus puntos de vista.
Luis González de Alba, “La calle”, Milenio, 10 de septiembre.

Pero una fusión culinaria no es lo mismo que echar todos los ingredientes del menú a la misma cacerola. Revolver las entradas, la sopa, el plato fuerte, la guarnición, el postre y hasta las bebidas y el café en un batidillo imposible de digerir. Es lo que ha sucedido con la reforma fiscal y la electoral: nuestros chefs de la política se están viendo como aprendices de brujo.
¿A qué se debe la suma excesiva de ingredientes? A dos cosas: a la intervención de los ya famosos “poderes fácticos” (que no son sólo Televisa y la CIRT) y a que el PRI está repitiendo la dosis del sexenio pasado. Estira la cuerda de la negociación al máximo y no le importa si se rompe. El PRI amarró explícitamente —es decir, sin clase y sin categoría— la reforma fiscal a la reforma electoral. A ese nudo han seguido otros.
Francisco Báez, “Empedrado”, Crónica, 11 de septiembre.

Confundir daña a México. Insisto. ¿Por qué se condicionó la reforma fiscal a la política? ¿Cuál es el trueque? ¿En qué momento las cabezas de los consejeros fueron materia de canje? ¿Qué tiene esto que ver con cómo incrementar la recaudación? Y, finalmente, ¿qué tiene todo lo anterior que ver con la prohibición de contratar propaganda política en los medios? El revoltijo es profundamente perverso. Vamos por partes. Se puede estar a favor en lo general de la reforma fiscal, en lo general a favor de la reforma política, pero tener puntos de divergencia. Por ejemplo, la reforma política plantea la necesidad de prohibir la propaganda "negativa". ¿Quién va a regular el uso de las ideas, no estaremos en el fondo erigiendo una nueva inquisición? Para eso están la calumnia y la difamación es su modalidad civil.
Federico Reyes Heroles, Reforma, 11 de septiembre.

Atadas la una a la otra por un acuerdo político del PAN, PRI y PRD, las reformas electoral y fiscal avanzan en su proceso legislativo de aprobación. Si aceptamos que la política es el arte de acercar lo posible a lo deseable, las reformas pueden considerarse satisfactorias para quienes las plantearon y promovieron:
La electoral, al acotar el poder de la televisión y reducir el obsceno gasto de campañas, hechos de cuya existencia también han sido responsables y beneficiarios los partidos y los políticos, aunque ahora quieran endosarlo exclusivamente a los medios de comunicación.
La fiscal —con cargo al aumento de la gasolina y a un cuestionado nuevo impuesto que hoy como siempre afectará más al ciudadano medio—, al aumentar la recaudación del gobierno en 2.5% del PIB, tres décimas porcentuales menos a lo originalmente planeado.
La compleja y ríspida manera en que se procesó todo esto es un ejemplo más de que en el país persiste un problema político cuyo fondo es el desacuerdo no resuelto respecto a la legitimidad de quien encabeza el Poder Ejecutivo.
De ese desacuerdo otra expresión fue, por ejemplo, la forma y el fondo del primer Informe presidencial y una más lo será mañana la ceremonia nacional del Grito de Independencia.
Raúl Rodríguez Cortés, “Gran Angular”, El Gráfico, 14 de septiembre.

La reforma impositiva, ante la actitud desafiante de los empresarios y en general del dinero, se ha reducido a una conversación entre los dueños de éste, del dinero, y del secretario de Hacienda. Las intervenciones del Presidente son esporádicas y poco afortunadas. Se reducen a advertir la imposibilidad de emprender obras de infraestructura. El debate, además, se ha encerrado en dos puntos considerados esenciales. Y lo son. Una reforma de la ley electoral, después de las elecciones de julio de 2006, se antoja indispensable. Las declaraciones, plagadas de amenazas veladas y abiertas, tanto de los propietarios y empleados de Televisa y de TV Azteca como del sector empresarial, confirman lo anunciado por los hombres y mujeres del IFE. Si la ley electoral impone nuestro despido, quedaría confirmada la denuncia de la izquierda contra los resultados de 2006. Dejar al señor Ugalde en su puesto equivale a aceptar cualquier mangoneo no sólo suyo, sino de todos cuantos intervinieron en aquella victoria que mantiene al Presidente en un entredicho constante y al país ajeno a su propio destino. El reparto del Zócalo entre quienes reclaman su legalidad y quienes alegan su legitimidad, pese a las campañas de prensa y de televisión, es prueba de la vigencia del litigio.
Rafael Segovia, Reforma, 14 de septiembre.

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