REFORMA ELECTORAL: ACTORES Y ESCENARIOS: 3.- LOS POLÍTICOS EN CAMPAÑA.

Consignamos en este apartado nueve comentarios, 0.9 % de 957, que abordan los contextos electorales previos a la reforma, principalmente el caso de Baja California: campañas publicitarias, inversión en medios, intervención de gobernadores y exceso de dinero son temas que están presentes y lo estuvieron a lo largo del debate.

El escándalo, además de incorporar de manera permanente al fraseólogo nacional aquello de “coopelas o cuellos”, puede servir para que los integrantes de la clase política aceleren y concluyan en breve, si es posible este mismo año, la reforma electoral. Esos escándalos, hay que admitirlo, nos exhiben de manera grotesca en el escenario internacional. Están vinculados con la necesidad de los políticos en campaña de conseguir dinero de la forma que sea para gastos de propaganda, sobre todo para pagar spots en medios electrónicos que se han convertido en un verdadero martirio para la incipiente democracia mexicana. El “Pemexgate” y “Amigos Fox” ensuciaron de manera indeleble el traje de la alternancia.
Juan Manuel Asai, “Códice”, Crónica, 10 de julio.

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación consideró incorrectas las campañas publicitarias del presidente Fox —aunque aquella consideración del Tribunal no deja de llamar la atención, pues se entiende que un juez determine si un acto se sujeta o no a la ley, pero no queda claro por qué ha de hacer consideraciones acerca de la conveniencia u oportunidad política del asunto que juzga— y también determinó que fue ilegal la compra de anuncios en radio y televisión por parte del Consejo Coordinador Empresarial para dañar la candidatura de López Obrador.
De lo anterior que, sin duda, sea pertinente regular la publicidad gubernamental durante los periodos proselitistas, que eso no quede reducido al ámbito de la responsabilidad política —o la frecuente falta de ella— por parte de los mandatarios —federal o estatales—. También lo es que se fijen límites al gasto de los partidos en los medios o, mejor aún, que se cancele la compra de publicidad política en radio y televisión por parte de los actores políticos, especificando que la necesaria presencia de las diferentes ofertas electorales se dará a través de los llamados tiempos de Estado.
Ciro Murayama, Crónica, 20 de julio.

MÁS ALLÁ de los resultados, la jornada electoral de ayer vino a confirmar que las fiscalías encargadas de perseguir los delitos electorales en las elecciones locales y federales resultan más caras e inútiles que una cirugía plástica a Frankenstein.
Y ES QUE en las campañas a lo largo y ancho del país, se ven las intervenciones ilegales de gobernadores, aportando recursos, tecnología y apoyo de expertos en campañas, que después se pagan con favores políticos.
ESO SUCEDIÓ ahora en Baja California, donde el gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto se fue a meter para apoyar a Jorge Hank Rhon.
Y, CLARO, del otro lado el mandatario bajacaliforniano Eugenio Elorduy no se anduvo por las ramas a la hora de apoyar a su gallo, el también panista José Guadalupe Osuna.
EL PROBLEMA es que esa misma situación se ha repetido en las diversas elecciones estatales.
AHÍ ESTÁ el caso de Yucatán, donde el panista Patricio Patrón Laviada, por más apoyos que le dio, no pudo entregarle la estafeta de gobierno a Xavier Abreu, su compañero de partido, ya que el triunfo se lo llevó Ivonne Ortega.
Y LA PRIISTA estuvo fuertemente cobijada por el propio Peña Nieto, así como por otros mandatarios tricolores de la región como el de Quintana Roo, Félix González Canto.
SI DE VERDAD se quiere llevar a cabo una nueva reforma electoral, podrían empezar por amarrarle las manos a los gobernadores.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 6 de agosto.

Elecciones como las de Baja California provocan náusea e irritación porque la guerra sin cuartel que acabamos de observar fue financiada en buena medida con dinero público; la pagamos nosotros. Ante realidades como ésa adquieren actualidad las propuestas del "Comité Conciudadano para la Reforma Electoral".
Más allá de quien ganara o perdiera en Baja California, es ofensivo el dispendio y el cinismo de gobierno, partidos, candidatos y sindicatos que violan las leyes locales sin que la autoridad electoral pueda o quiera imponer algo de orden. Como en el 2006, Yucatán o Oaxaca, los comicios quedan manchados por el exceso de dinero, por la intervención de quienes gobiernan, por las campañas negativas y por esa ingeniería electoral, una disciplina en la que obtiene mención honorífica el sindicato magisterial. Y lo peor es que buena parte del espectáculo fue pagado con dinero público. Y lo triste es que la reforma fiscal servirá para financiar ese tipo de elecciones.
Sergio Aguayo Quesada, Reforma, 8 de agosto.

El exceso de dinero ha corrompido la relación de los partidos con la ciudadanía porque los más pobres esperan regalos de los candidatos; ha alterado la relación con los medios porque éstos presionan para llevarse la parte más generosa de los financiamientos públicos, y ha degradado su vida interna porque son dominados por burocracias decididas a defender los financiamientos y a utilizar a la institución para ocupar cargos públicos con salarios muy superiores a los que se obtienen fuera de la política. El dinero ha transformado a los partidos en un lastre de la democracia, y reducir el monto los forzaría a una reforma interna que los acercaría a sus militantes y ciudadanos.
En las condiciones actuales las elecciones han dejado de ser motivo de jolgorio y forman parte de los grandes problemas nacionales. Son sucias, son caras y son nocivas para la democracia. Tan urgente es la reforma fiscal como al reforma electoral y el comité conciudadano ha puesto un referente que permitirá contrastar las propuestas de los partidos para la reforma electoral que podría aprobarse en los próximos meses.
Sergio Aguayo Quesada, Reforma, 8 de agosto.

La anunciada reforma electoral debe atacar el problema fundamental de la democracia en México: la creciente influencia del dinero en la política, afirmó el presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde.
"Me parece que el problema del binomio perverso entre dinero y política ejemplifica el riesgo del futuro de la democracia del país y, por lo tanto, todos los esfuerzos para modificar las reglas del juego en México deben tener como propósito reducir esa influencia indebida del dinero en la política", precisó.
El consejero dijo lo anterior durante una conferencia de prensa en la cual restó importancia a la eventual desaparición del IFE, para ser remplazado por otro organismo de dimensión nacional
Miguel Ángel Rivera, “Clase Política”, La Jornada, 16 de agosto.

Pero la reducción del dinero público y privado en las elecciones, el acortamiento en el tiempo de las campañas y el escalonamiento de los consejeros electorales —además de la posible prohibición en la compra de spots de radio y televisión por parte de los partidos y los candidatos— no son más que un discurso engañoso, mediático, del lado amable de la reforma, porque el garrote con el que el PRI y el PRD amenazan a los ciudadanos y a la independencia del IFE se localiza en la “letra chiquita” de la propuesta.
Primero hay que decir que una corrida elemental de las “rebajas” en el financiamiento del dinero público de los partidos —a partir del monto ordinario del gasto asignado— revela que la reducción real del costo de las campañas es pírrica, no mayor a 5% del total del gasto
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 5 de septiembre.

Pero no se trata sólo de un asunto de dinero. El modelo actual de campañas basadas en spots ha erosionado la calidad del debate político. Son los publicistas y los mercadólogos preocupados sólo por sus emolumentos, en vez de los intelectuales y los políticos comprometidos con causas y propuestas, quienes deciden los contenidos de los mensajes partidistas.
A partir de que la presencia de los partidos y sus candidatos en los medios depende de la voluntad de venta de espacios de los concesionarios, en el interés de los actores políticos está el no afectar los intereses de los medios. Ya lo vimos con la ley Televisa. Por eso es encomiable que los legisladores se apresten a tomar una decisión viendo por el interés público a sabiendas que podrán recibir una andanada desde los poderes fácticos. Se trata, nada más ni nada menos, que de defender la autonomía del Estado frente a los poderes privados. Por eso es tan relevante para el futuro de la democracia mexicana que esta reforma electoral —que significa mucho más que eso—, salga adelante.
Ciro Murayama, Crónica, 7 de septiembre.

En los comicios de 2006, según cifras oficiales, los partidos gastaron 3 mil 510 millones de pesos en propaganda.
La cifra real es todavía mayor, porque durante las campañas se transmitieron 282 mil spots relacionados con los tres principales candidatos a la Presidencia: Roberto Madrazo, Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón, pero que ninguno de los partidos postulantes reconoció como suyos.
Además, durante los procesos internos de cada partido se transmitieron miles de promocionales relacionados con los precandidatos Santiago Creel y Felipe Calderón, del PAN; Roberto Madrazo, Enrique Jackson y Arturo Montiel, del PRI; y Andrés Manuel López Obrador, del PRD.
Los recursos invertidos en estos spots escaparon a la fiscalización del IFE, porque jurídicamente las precampañas no existen.
El ex senador Javier Corral, especialista en medios de comunicación, calcula que durante las campañas y precampañas del 2006 los partidos y aspirantes gastaron cerca de 5 mil millones de pesos en propaganda, dinero que fue a parar, en cerca del 90 por ciento, a las arcas de las dos principales televisoras.
José Contreras, “Expediente Político”, Crónica, 8 de septiembre
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