Los militares, por su adiestramiento, son blanco fácil del narco: general Castillejos

Para uno de los generales más respetados del Ejército Mexicano en los años recientes, el paso hacia el retiro debe meditarse y considerar entre otros aspectos uno fundamental: “evitar cualquier puesto relacionado con la seguridad pública, ya que esto puede ocasionar la pérdida del prestigio que se logró acumular durante su carrera o que ponga en riesgo la integridad física”.

En un artículo de su autoría denominado Mi experiencia como retirado, el general de división Rigoberto Castillejos Adriano expone en la Revista del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana su comentario, precisamente, cuando las fuerzas armadas están involucradas abiertamente en el combate al narcotráfico y al crimen organizado.

Sin embargo, su preocupación sigue sin ser comprendida por algunos de sus compañeros de armas, ya que actualmente, en los estados de Guerrero, Puebla, Tabasco, Tlaxcala y Veracruz, las secretarías de Seguridad Pública están encabezadas por generales en retiro. Así como en la ciudad de Tijuana, Baja California.

Destacan los casos de Guerrero y Puebla, en donde los divisionarios Juan Heriberto Salinas Altés y Mario Ayón Rodríguez, respectivamente, sobresalen por haber sido militares que ocuparon en el activo importantes puestos en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

Salinas Altés fue comandante de zonas militares (2 y 27), de las regiones militares dos, tres y nueve, fue director de Educación Militar y rector de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea, y al final de su carrera fue integrante del Grupo de Contacto de Alto Nivel para el Combate a las Drogas México-Estados Unidos.

Ayón Rodríguez, que proviene de una familia de militares, como su hermano Sergio, que también es divisionario, fue igualmente comandante de zonas y de la cuarta Región Militar, antes de prestar sus servicio al gobernador poblano Mario Marín.

El general brigadier Juan Manuel Orozco Méndez fue recomendado en 2005 por el entonces secretario de la Defensa Nacional, general Clemente Ricardo Vega García, al gobernador Fidel Herrera para que se hiciera cargo de la seguridad pública en Veracruz.

En Tabasco sucedió un hecho sin precedente. El 6 de marzo de 2007, el general de división retirado Francisco Fernández Solís sufrió un atentado que lo dejó convaleciente 37 días. Después reasumió su cargo. Sin embargo, el 31 de enero pasado fue sustituido por el divisionario Héctor Sánchez Gutiérrez, quien fue jefe de las secciones de Planes Estratégicos e Inteligencia del Estado Mayor del Ejército, agregado militar en la extinta Unión Soviética. Posteriormente fue coordinador de las Fuerzas Federales de Apoyo de la Policía Federal Preventiva.

El ex presidente del Supremo Tribunal Militar general de división José Leopoldo Martínez González es el subsecretario de Seguridad Pública en Tlaxcala. El militar, que tuvo experiencia en el ámbito de la justicia castrense, más que en áreas operativas, ha sido muy criticado por no atender la denuncia de dos periodistas en contra de policías que presuntamente los golpearon.

Martínez González, por cierto, sustituyó en el cargo al divisionario Gastón Menchaca Arias.

A escala municipal, en la ciudad de Tijuana, Baja California, recién asumió la titularidad de la seguridad local el general de división Florencio Raúl Cuevas, quien antes de retirarse del activo fue comandante de la Zona Militar con sede en esa ciudad.

En su artículo, el general Castillejos, quien fue oficial mayor de la Sedena, comandante de la segunda Zona Militar y de la segunda Región Militar hace una serie de reflexiones sobre lo que significa pasar a retiro y le recomienda a sus compañeros: “No inmiscuirse en actividades del narcotráfico, ya que los retirados por su adiestramiento y disciplina son blanco fácil y muy codiciados por estas organizaciones”.

Por otra parte, además de los militares que llegaron a la cúspide de la carrera de las armas, hay oficiales que dejaron el Ejército y se dedicaron a labores policiacas, tal es el caso del coronel Justo Buenaventura Jaimes Villarreal, quien está a cargo de la Policía Estatal Preventiva en Baja California.

Entre los divisionarios que fueron titulares de Seguridad Pública pero que fueron despedidos, está el general de división y que en su momento fue inclusive “secretariable”, José Domingo Ramírez Garrido Abreu, quien se mantuvo en el cargo sólo dos años (2003 a 2005) y Luis Roberto Rodríguez, general de brigada, en Tamaulipas, donde se mantuvo únicamente tres meses en el puesto. Anteriormente había fracasado como director de la Policía Judicial del Distrito Federal durante la administración de Óscar Espinosa Villarreal.

Nota de Jesús Aranda con información de los corresponsales, La Jornada, 7 de abril.


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