Capos de cárteles ‘enfrían’ Tijuana

TIJUANA, BC.— El dominio de los jefes moderados de los cárteles que disputan la plaza sobre los que pretendían controlarla a sangre y fuego, así como una limpia en las corporaciones policiales del estado, que costó el empleo a 200 agentes, logró que la violencia disminuyera en las calles de Tijuana, aseguró el director de la Policía Municipal, Julián Leyzaola Pérez.
Un segmento del cártel que opera en la ciudad pugnaba por mantener el control a sangre y fuego, mientras que la otra parte, más moderada, consideraba necesario no “calentar la plaza”, dijo el funcionario.

Aparentemente, la pugna concluyó el 26 abril, luego de que los moderados asesinaron a los del este de Tijuana, que insistían en la violencia extrema.

“La información que me llegó indicaba que los del oeste citaron a los del este para hacer un trabajo grande, pero en lugar de ello, les dispararon antes de que descendieran de sus vehículos, explicó Leyzaola Pérez.

El ajuste, al que siguió una serie de enfrentamientos entre ambos grupos, tuvo un costo de 13 muertos, aunque testigos aseguraron que los pistoleros se llevaron a varios de sus compañeros. En un fin de semana de junio pasado, cuando se reportaron 17 asesinatos, el grupo violento contraatacó, pero fue contenido por los moderados, según el jefe policiaco.

Leyzaola dijo que desde el inicio, en diciembre pasado, de la administración panista en Tijuana, encabezada por Jorge Ramos, se decidió acabar con la infiltración del crimen en la Policía Municipal.

Ello tuvo su costo y “ante la insoburdinación de jefes y agentes”, se aplicaron escarmientos, lo que generó una racha de ataques en los que murieron policías y sus jefes, así como sus familiares.

Reiteró que en diciembre pasado, el delito de alto impacto en Tijuana, “era una situación descontrolada y las corporaciones policiacas no podían someter a los grupos criminales, al grado de que en la policía municipal, definitivamente había mucha gente infiltrada”.

“Los policías que querían hacer bien su trabajo, simplemente no lo podían hacer, porque eran evidenciados por sus propios compañeros ante la delincuencia organizada. Había represalias, lo más común, es que eran asesinados, incluso con sus familias”, añadió.

Ahora, sin unos 200 elementos que fueron dados de baja por pérdida de confianza o sorprendidos en actos y conductas ilícitas, “hay cada vez mayor confianza”, aseguró.

Además, la policía cambió de estrategia en sus patrullajes por la ciudad y comenzó a realizarlos de manera aleatoria y con grupos ligeros. La estrategia consiste en que equipos de hasta cuatro unidades recorran las calles. Todos los jefes policiacos con armas largas, en franca cacería contra los delincuentes, “a quienes había que encontrar y aniquilar”.
Julieta Martínez, corresponsal, El Universal, 4 de agosto.

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