“Uribe nada hizo por los rehenes”

La guerrilla colombiana FARC liberó ayer al ex gobernador Alan Jara tras siete años y medio de secuestro, continuando con el proceso por el cual entregó a tres policías y un militar y que prevé además la liberación, el jueves, de un ex diputado. En una conferencia de prensa tras llegar a la ciudad de Villavicencio, Jara, de 51 años y quien había sido secuestrado el 15 de julio de 2001, acusó al presidente Álvaro Uribe de no haber hecho nada por un grupo de rehenes —actualmente más de 20— que esa guerrilla pretende canjear por rebeldes presos.

“Siento de todo corazón que Uribe no hizo nada por la libertad de nosotros”, dijo Jara quien también se declaró a favor de una “solución política” al conflicto armado del país y afirmó que las FARC “no están derrotadas”. El ex gobernador anunció que su prioridad será “trabajar por el acuerdo humanitario”, que plantea el grupo guerrillero para canjear a los restante secuestrados por unos 500 de insurgentes presos, incluidos tres en Estados Unidos.

Jara fue entregado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a la senadora opositora Piedad Córdoba y una comisión del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), en un lejano paraje del selvático departamento de Guaviare (sureste), según reveló Córdoba. En el aeropuerto de Villavicencio (90 km al sureste de Bogotá), donde aterrizó el helicóptero suministrado por Brasil al CICR para cumplir la misión, Jara se fundió en un fuerte abrazo con su esposa Claudia Rujeles y su hijo adolescente Alan Felipe, quienes lo recibieron con lágrimas.

El ex rehén vestía camisa de manga corta, un pantalón vaquero azul y un sombrero tipo safari. “Tengo dos problemas de salud, pero estamos bien. Les envío un saludo de esperanza a mis compañeros (que siguen secuestrados). Hoy hubo un milagro y habrá más milagros”, señaló el político en un primer encuentro con periodistas que lo aguardaban en el aeropuerto local. Luego se encontró con miembros del grupo “Colombianos por la paz”, que lidera la senadora Córdoba, que le entregaron un ramo de flores y le vitorearon. Finalmente Jara fue trasladado a un exclusivo club de la ciudad, donde ofreció la conferencia de prensa acompañado por su esposa e hijo. Al inicio de ésta, advirtió de que iba a decir una “perversidad”. A continuación afirmó que “pareciera que al presidente le convenga la situación de guerra que se vive en el país, y pareciera que a las FARC les gusta que Uribe esté en el poder”. Jara explicó el porqué de sus palabras: “siempre se dan hechos que en una u otra dirección apuntan a lo mismo, a que no se avance en el intercambio humanitario, a que no avance el diálogo político”. Alertó además de que las FARC “no están debilitadas para nada”, al confirmar que “allá hay muchos, la mayoría jóvenes”.

Tras la liberación de Jara comenzará el operativo para rescatar a Sigifredo López, rehén desde el 11 de abril de 2002 y único sobreviviente de un grupo de doce diputados provinciales —los once restantes fueron asesinados en cautiverio el 18 de junio de 2007—, explicó el alto comisionado para la paz del gobierno, Luis Carlos Restrepo.

Luego de estas entregas FARC mantendrá aún en su poder a 22 oficiales y suboficiales de la Policía y el Ejército, a quienes exige canjear por sus miembros presos. FARC es la principal guerrilla colombiana con unos siete mil hombres, según el gobierno.



“Ángel guardián” de militares y policías

Alan Jara fue, según contaron ex rehenes de las FARC, el responsable de que militares y policías secuestrados conservaran las ganas de vivir, a través de animadas clases de ruso e inglés que impartía en la selva colombiana. Pese a que las FARC decidieron dividir en dos grupos a los políticos y a los militares y policías en su poder, Jara permaneció con los uniformados que imploraron a los jefes rebeldes no privarlos de sus motivadoras clases de idiomas. Sobre una improvisada mesa, en medio de las duras condiciones del cautiverio y en las entrañas de la selva, Jara acostumbró a sentar a los uniformados en torno suyo para enseñarles inglés y ruso, que aprendió en Kiev, en la antigua Unión Soviética, donde se graduó como ingeniero. “Alan tiene una enorme pasión por la docencia, pero sobre todo una fuerte convicción: que el único bien que nadie ni nada le puede robar a un ser humano es la fuerza de su pensamiento y eso lo llevó a motivar a estos muchachos y a ayudarles a sobrevivir”, dijo Claudia Rugeles, esposa del rehén. (Villavicencio.AFP)
Agencias en Bogotá, Milenio, 4 de febrero.

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