El comentario se difundió días después de que, al hablar ante artistas y colaboradores suyos, Fidel Castro mostró su certeza de que los cinco agentes cubanos presos en Estados Unidos quedarán libres antes de que termine este año.
En el boletín bilingüe Progreso Semanal, editado en Estados Unidos y enfocado a las relaciones entre ambos países (www.progreso-semanal.com), el investigador del Instituto de Estudios Políticos de Washington Saul Landau sugirió que los cinco sean canjeados por el estadunidense Allan Gross, preso aquí desde diciembre pasado sin cargos formales, pero a quien autoridades de la isla han descrito como agente de los servicios de seguridad de su país.
Castro siempre se ha referido al caso de los cinco, convencido de que serán liberados, pero su comentario del lunes tuvo la fuerza excepcional de estas frases: “Yo ahora creo más que nunca que están muy cerca de que los suelten”…“mucho antes del fin de año”… “me responsabilizo con decírselo a las familias”.
En diciembre de 2008, recién electo Barack Obama, el presidente Raúl Castro lanzó la idea de canjear a los cinco por los opositores presos en Cuba. “Vamos a hacer gesto y gesto”, le respondió a un periodista, en Brasilia.
En marzo de 2009, en el sitio Counterpunch (www.counterpungch.org), el abogado estadunidense de origen cubano José Pertierra, quien representa al gobierno de Venezuela en el caso de Luis Posada Carriles, relató un antecedente.
Decisiones unilaterales pero recíprocas culminaron en 1979 con las liberaciones de cuatro nacionalistas puertorriqueños –entre ellos Lolita Lebrón y Rafael Cancel Miranda, presos en Estados Unidos– y cuatro estadunidenses, detenidos en Cuba.
“Curiosamente”, recordó Pertierra, citando material desclasificado, “la frase gesto-y-gesto que Raúl usa ahora para la liberación de los cinco, es la misma que usó su hermano, Fidel, en 1978”, hablando con diplomáticos estadunidenses: “No entiendo por qué ustedes son tan estrictos con los puertorriqueños. Estados Unidos pudiese hacer un gesto y liberarlos, y nosotros haríamos otro gesto, sin vínculo alguno, simplemente un gesto unilateral y humanitario”.
Un mes después de que había circulado ese artículo, Raúl Castro repitió la oferta, esta vez en un discurso en Cumaná, Venezuela.
Hace tres semanas, el cardenal Jaime Ortega anunció que a más tardar el 7 de noviembre el gobierno cubano liberaría a todos los opositores detenidos en 2003. Con la colaboración de España, 20 disidentes ya viajaron a ese país, aunque aún quedan al menos tres decenas en prisión.
La semana pasada, el fraile dominico brasileño Frei Betto, teólogo de la liberación y muy cercano a Fidel Castro, escribió en la agencia católica Adital (www.adital.com.br): “Lo que más esperan ahora la Iglesia y el Estado es que Obama libere a los cinco cubanos presos en Estados Unidos desde 1998, acusados de espionaje. Ésta es la condición para reiniciar un diálogo positivo entre Washington y La Habana, teniendo ante la vista la suspensión del bloqueo” estadunidense contra la isla.
Aunque todas las referencias anteriores ubican como parte de un posible escenario de acuerdo a los cinco agentes cubanos, no queda claro si en la otra parte sólo se considera a los opositores o hay que incluir a Gross, quien trabajaba por cuenta del Departamento de Estado.
Landau recordó que el interés por Gross ha escalado hasta un punto como un discurso de hace dos semanas de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien pidió a la comunidad judía de Estados Unidos que se movilice por la libertad del estadunidense.
Raúl Castro había dicho en diciembre pasado que Gross distribuía ilegalmente teléfonos satelitales entre particulares en Cuba. Clinton repitió en ese discurso la versión de que el estadunidense apoyaba a la comunidad judía de La Habana.
“¿No va siendo hora de hacer un cambio?”, preguntó Landau.
Mientras tanto, otros flancos del proceso estaban hoy en marcha. El líder parlamentario, Ricardo Alarcón, responsabilizó a Washington de la salud de uno de los cinco, Gerardo Hernández, quien fue recluido en celda de castigo en una prisión de California, sin que el Departamento de Estado responda al pedido cubano de explicaciones.
En la ciudad de Santa Clara, en el centro de Cuba, el opositor Guillermo Fariñas fue declarado de alta médica, después de permanecer cuatro meses y tres semanas en terapia intensiva, sin aceptar alimentos sólidos, en demanda de la liberación de los disidentes presos más enfermos.
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