Zacatecas, Zac., 29 de julio. Antonio Morán Fabela, ciudadano mexicano y actualmente residente legal en Estados Unidos, colgó en una de las paredes interiores del centro religioso de Plateros una copia del “certificado de reconocimiento de nombre” que en diciembre de 2008 le expidió Janice K. Brewer, cuando ésta era secretaria de Estado en Arizona, lo que contrasta con la política de persecución y acoso a indocumentados que hoy practica como gobernadora en esa localidad estadunidense.
En una visita reciente a Plateros, Morán Fabela trajo una copia fotostática a color del texto y la colocó entre los miles de exvotos o “milagros” que los creyentes cuelgan en el centro religioso, donde se venera al Santo Niño de Atocha.
Como funcionaria de la administración pública en Arizona, Jan Brewer firmaba permisos y gestionaba documentos de certificación y otros importantes trámites requeridos por la comunidad latina, con la cual tenía interés en congraciarse porque meses más adelante buscaría la gubernatura.
En 2008 ayudaba a migrantes con trámites legales
Con la leyenda superior “State of Arizona, Departament of State”, Brewer otorgó al ciudadano de origen latino Morán Fabela, quien radica en el condado de Eagle Stucco –al noroeste de la ciudad de Phoenix–, su certificado de nombre en un documento expedido en inglés, cuya traducción dice:
“Janice K. Brewer, secretaria de Estado, por la presente certifico que de conformidad a la solicitud de nombre comercial presentada en esta oficina, el certificado de nombre comercial ha sido debidamente registrada conforme a la sección 44-1460 (conforme a los) estatutos revisados de Arizona, a nombre de: Antonio Morán Fabela.
“Suscribo la presente de mi mano y colocado el gran sello del estado de Arizona, en la ciudad de Phoenix, la capital, el 17 de diciembre de 2008”, agrega el texto firmado por la actual gobernadora.
Hoy, Brewer insiste en llevar a la práctica su polémica ley SB 1070 y, en contraparte, decenas de miles de mexicanos y centroamericanos siguen buscando cruzar el río Bravo en su búsqueda del sueño americano.
Las mismas paredes del centro religioso de Plateros incluyen testimonios de los migrantes quienes, después de trabajar tres o cuatro años “en el otro lado”, regresan a visitar a sus familias y a pagar sus “mandas” al Santo Niño de Atocha, cuyo santuario administra el clero católico.
Del piso al techo del considerado tercer centro religioso de mayor importancia de México (después de la Basílica de Guadalupe y del santuario de San Juan de los Lagos), cuelgan los testimonios de los feligreses que visitan la localidad de Plateros para “pagar una manda”.
En una visita reciente a Plateros, Morán Fabela trajo una copia fotostática a color del texto y la colocó entre los miles de exvotos o “milagros” que los creyentes cuelgan en el centro religioso, donde se venera al Santo Niño de Atocha.
Como funcionaria de la administración pública en Arizona, Jan Brewer firmaba permisos y gestionaba documentos de certificación y otros importantes trámites requeridos por la comunidad latina, con la cual tenía interés en congraciarse porque meses más adelante buscaría la gubernatura.
En 2008 ayudaba a migrantes con trámites legales
Con la leyenda superior “State of Arizona, Departament of State”, Brewer otorgó al ciudadano de origen latino Morán Fabela, quien radica en el condado de Eagle Stucco –al noroeste de la ciudad de Phoenix–, su certificado de nombre en un documento expedido en inglés, cuya traducción dice:
“Janice K. Brewer, secretaria de Estado, por la presente certifico que de conformidad a la solicitud de nombre comercial presentada en esta oficina, el certificado de nombre comercial ha sido debidamente registrada conforme a la sección 44-1460 (conforme a los) estatutos revisados de Arizona, a nombre de: Antonio Morán Fabela.
“Suscribo la presente de mi mano y colocado el gran sello del estado de Arizona, en la ciudad de Phoenix, la capital, el 17 de diciembre de 2008”, agrega el texto firmado por la actual gobernadora.
Hoy, Brewer insiste en llevar a la práctica su polémica ley SB 1070 y, en contraparte, decenas de miles de mexicanos y centroamericanos siguen buscando cruzar el río Bravo en su búsqueda del sueño americano.
Las mismas paredes del centro religioso de Plateros incluyen testimonios de los migrantes quienes, después de trabajar tres o cuatro años “en el otro lado”, regresan a visitar a sus familias y a pagar sus “mandas” al Santo Niño de Atocha, cuyo santuario administra el clero católico.
Del piso al techo del considerado tercer centro religioso de mayor importancia de México (después de la Basílica de Guadalupe y del santuario de San Juan de los Lagos), cuelgan los testimonios de los feligreses que visitan la localidad de Plateros para “pagar una manda”.
Alfredo Valadez Rodríguez, La Jornada, 30 de julio.
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