El disidente cubano Guillermo Fariñas, quien pasó 135 días en huelga de hambre para exigir la liberación de presos políticos enfermos, fue dado de alta ayer en el hospital donde pasó 21 días bajo supervisión médica y regresó a su casa en la ciudad de Santa Clara, confirmaron familiares.
El psicólogo y periodista independiente de 48 años levantó su ayuno voluntario hace tres semanas en el hospital provincial de Santa Clara al comenzar la liberación de presos de conciencia, 20 de los cuales viajaron a España y el disidente parapléjico Ariel Sigler a EU.
La esposa de Fariñas, Clara Pérez, y el médico disidente que sigue su caso, Ismeli Iglesias, dijeron a periodistas que ya ingiere todo tipo de alimentos, pero que les preocupa el trombo que tiene en la zona del cuello y que requerirá tratamiento durante varios meses con anticoagulantes.
EXTRAÑO. “Me siento extraño en casa, adaptándome, abrazado con mi hija, mi hermana, esperando a mi sobrina que considero como a mi hija adoptiva”, dijo Fariñas vía telefónica desde su residencia en la ciudad de Santa Clara, al este de La Habana.
El periodista refirió que ha recibido “mucha solidaridad” de los vecinos y aseguró que su plan es “en cuanto pueda comenzar a escribir artículos de nuevo”.
Mientras Fariñas se mantenía sin ingerir alimentos había 52 presos en distintas cárceles del grupo original de 75 condenados en 2003 a penas de entre seis y 28 años de cárcel durante la llamada “primavera negra”.
El psicólogo y periodista independiente de 48 años levantó su ayuno voluntario hace tres semanas en el hospital provincial de Santa Clara al comenzar la liberación de presos de conciencia, 20 de los cuales viajaron a España y el disidente parapléjico Ariel Sigler a EU.
La esposa de Fariñas, Clara Pérez, y el médico disidente que sigue su caso, Ismeli Iglesias, dijeron a periodistas que ya ingiere todo tipo de alimentos, pero que les preocupa el trombo que tiene en la zona del cuello y que requerirá tratamiento durante varios meses con anticoagulantes.
EXTRAÑO. “Me siento extraño en casa, adaptándome, abrazado con mi hija, mi hermana, esperando a mi sobrina que considero como a mi hija adoptiva”, dijo Fariñas vía telefónica desde su residencia en la ciudad de Santa Clara, al este de La Habana.
El periodista refirió que ha recibido “mucha solidaridad” de los vecinos y aseguró que su plan es “en cuanto pueda comenzar a escribir artículos de nuevo”.
Mientras Fariñas se mantenía sin ingerir alimentos había 52 presos en distintas cárceles del grupo original de 75 condenados en 2003 a penas de entre seis y 28 años de cárcel durante la llamada “primavera negra”.
La Crónica, 30 de julio.
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