DF: Ven menos inseguridad

Las amenazas en contra de Christopher Iván Kavanah, alumno de la escuela secundaria número 26 Francisco I. Madero, ubicada en la colonia San Rafael, se cumplieron el 10 de marzo de este año.

“Te vamos a partir la madre porque no nos lates, te crees mucho, nos caes de la ching…”, le dijeron y al salir de la escuela, otro chavo lo alcanzó y le cantó directo: “¿Qué onda?, va un tiro tú y yo.

Christopher se negó. “¿Por qué? No tengo bronca contigo, no me voy a pelear”, le respondió a Armando, que seguía insultándolo para que reaccionara.

Christopher se dio cuenta de que era una trampa y que los 15 o 20 chavos que se acercaban al lugar, a una calle de la secundaria, también lo iban a golpear.

Eran las 13:30 horas de uno de los dos días en que su madre, Adriana Kavanah, no pudo ir por él a la secundaria. Dos maestras de la escuela se dieron cuenta de lo que ocurría. Christopher corrió hacia el metro San Cosme, pero fue alcanzado y golpeado por el grupo.

Las maestras fueron detrás de ellos para separarlos, pero también se llevaron sus golpes y patadas. Los chavos se dispersaron. Christopher sufrió lesiones y durante dos días no pudo ir a la escuela.

Aumentan las agresiones

Su madre levantó una denuncia de hechos “contra quien resulte responsable” en el Ministerio Público de la delegación Cuauhtémoc, con la esperanza de que se haga algo para que cesen las amenazas en contra de su hijo de 14 años, quien está por terminar la escuela.

Varias madres acuden a recoger a sus hijos e hijas, porque la violencia en la zona ha aumentado. Alumnos de primero y segundo año de la secundaria Francisco I. Madero relatan cómo las pandillas de otras escuelas van casi todos los días a causar problemas a la salida de clases, generando hechos de violencia.

Cuando las agresiones son más fuertes, la policía interviene y se los lleva, dicen los estudiantes. A unos metros del plantel, dos patrulleros de la Unidad de Seguridad Escolar (USE) que vigilan el cambio de turno en la secundaria, cuentan que cuando los mandos los envían a una zona como esta, es porque invariablemente las cosas han rebasado el límite y se vuelven incontrolables.

Pleitos grandes

“Cuando hay pleitos grandes, los chavos traen chavitas de otras escuelas o de la calle, y cuando intervenimos para parar el pleito, las niñas se nos echan encima para que no detengamos a nadie, pero también para acusarnos de que las manoseamos o nos pasamos de listos, todo con tal de que no agarremos a nadie”, explican.

Ambos pertenecen a una fuerza de policías especializados en manejo de conflictos juveniles, que cuenta con 60 agentes para atender los llamados de ayuda de todas las escuelas de la ciudad.

Para la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSP-DF), la situación en la secundaria 26 es distinta. Datos de la dependencia señalan que en el plantel se reportan constantes riñas.
Nota de Jorge Alejandro Medellín, El Universal, 7 de abril.

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