LA HABANA.- La queja como terapia colectiva es casi un deporte nacional en Cuba. Pero cuando se toca el tema de las farmacias -todas estatales-, el malestar social se llena de anécdotas personales. No son pocos los isleños convencidos de que los empleados de este importante sector trampean con las recetas y negocian ilegalmente con los medicamentos que, a menudo y sin explicación, vuelan de las estanterías de la noche a la mañana, como por arte de magia.
"Le voy a poner a usted un ejemplo de ayer mismo", espeta a REFORMA, Aurora Sánchez, una habanera de 80 años, con una mala salud de hierro.
"En la farmacia de San Lázaro y San Francisco, en Centro Habana, no me quisieron vender Alusil, un gel de hidróxido de aluminio, que me ayuda a digerir las comidas. La muchacha me dijo que estaban cerrando y me sacó de allí, sin contemplaciones. Pero yo alcancé a ver todo un estante lleno de ese medicamento. Y hoy, nada más abrir, sólo quedaban tres cajas", señaló.
"Vaaayaaa, una es vieja pero no boba. Alguien está haciendo negocio ahí", concluyó la señora.
En 2008, especialistas de la industria farmacéutica nacional diseñaron una costosa sistematización, que involucraba más de tres mil computadoras y sofisticados medios de transporte, para controlar el proceso de producción y una correcta y fluida distribución de medicinas a 444 policlínicos, 267 hospitales, 15 droguerías, 17 laboratorios y dos mil 97 farmacias.
No obstante, un año después las autoridades tuvieron que poner en marcha la Operación Dignidad para combatir la corrupción tanto en la producción como en la venta ilícita de fármacos. Varias personas fueron detenidas entonces por su participación en una red delictiva, en la que había trabajadores de industrias farmacéuticas, transporte, almacenes, distribución en farmacias, hospitales y seguridad.
Pero el ciudadano común, como Aurora y otras personas consultadas por REFORMA en La Habana, aun afirman soportar carencias, engaños y desconsideraciones en las farmacias, donde no es raro que se vea obligado a pagar "por la izquierda" a los vendedores para que le suministren la receta médica.
Directivos de la industria confirmaron a REFORMA que el sistema sanitario cubano "pierde mucho cada año" con los abusos e ilegalidades en la venta y consumo de medicamentos, todos altamente subsidiados.
Cuba produce en estos momentos el 87 por ciento de los fármacos que consume. Sólo en la producción de los llamados genéricos, el país ha invertido más de 110 millones de dólares en los últimos cinco años.
Y pese a la crisis económica, el Gobierno cubano mantiene su política de abastecer a la población de los todos los medicamentos que necesita, gratis o a muy bajo costo, afirmó Saúl Padrón, subdirector para Tecnologías Complejas del Centro de Investigación y Desarrollo de los Medicamentos (Cidem) de Cuba.
Fuentes del sector, aseguran que el país sólo exporta medicamentos cuando ha logrado cubrir sus necesidades internas.
Aun así, el año pasado -cuando todas las demás exportaciones isleñas bajaron 22 por cierto- la industria de medicinas y fármacos (sobre todo vacunas) exportó por valor de 520 millones de dólares, lo que supone un crecimiento de 34 por ciento respecto de los 296 millones de 2008, según la Oficina Nacional de Estadística.
"Le voy a poner a usted un ejemplo de ayer mismo", espeta a REFORMA, Aurora Sánchez, una habanera de 80 años, con una mala salud de hierro.
"En la farmacia de San Lázaro y San Francisco, en Centro Habana, no me quisieron vender Alusil, un gel de hidróxido de aluminio, que me ayuda a digerir las comidas. La muchacha me dijo que estaban cerrando y me sacó de allí, sin contemplaciones. Pero yo alcancé a ver todo un estante lleno de ese medicamento. Y hoy, nada más abrir, sólo quedaban tres cajas", señaló.
"Vaaayaaa, una es vieja pero no boba. Alguien está haciendo negocio ahí", concluyó la señora.
En 2008, especialistas de la industria farmacéutica nacional diseñaron una costosa sistematización, que involucraba más de tres mil computadoras y sofisticados medios de transporte, para controlar el proceso de producción y una correcta y fluida distribución de medicinas a 444 policlínicos, 267 hospitales, 15 droguerías, 17 laboratorios y dos mil 97 farmacias.
No obstante, un año después las autoridades tuvieron que poner en marcha la Operación Dignidad para combatir la corrupción tanto en la producción como en la venta ilícita de fármacos. Varias personas fueron detenidas entonces por su participación en una red delictiva, en la que había trabajadores de industrias farmacéuticas, transporte, almacenes, distribución en farmacias, hospitales y seguridad.
Pero el ciudadano común, como Aurora y otras personas consultadas por REFORMA en La Habana, aun afirman soportar carencias, engaños y desconsideraciones en las farmacias, donde no es raro que se vea obligado a pagar "por la izquierda" a los vendedores para que le suministren la receta médica.
Directivos de la industria confirmaron a REFORMA que el sistema sanitario cubano "pierde mucho cada año" con los abusos e ilegalidades en la venta y consumo de medicamentos, todos altamente subsidiados.
Cuba produce en estos momentos el 87 por ciento de los fármacos que consume. Sólo en la producción de los llamados genéricos, el país ha invertido más de 110 millones de dólares en los últimos cinco años.
Y pese a la crisis económica, el Gobierno cubano mantiene su política de abastecer a la población de los todos los medicamentos que necesita, gratis o a muy bajo costo, afirmó Saúl Padrón, subdirector para Tecnologías Complejas del Centro de Investigación y Desarrollo de los Medicamentos (Cidem) de Cuba.
Fuentes del sector, aseguran que el país sólo exporta medicamentos cuando ha logrado cubrir sus necesidades internas.
Aun así, el año pasado -cuando todas las demás exportaciones isleñas bajaron 22 por cierto- la industria de medicinas y fármacos (sobre todo vacunas) exportó por valor de 520 millones de dólares, lo que supone un crecimiento de 34 por ciento respecto de los 296 millones de 2008, según la Oficina Nacional de Estadística.
Yolanda Martínez corresponsal, Reforma, 24 de julio.
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