La conferencia del año pasado en Copenhague debía forjar un acuerdo para proseguir y mejorar la lucha mundial contra el calentamiento global a partir de 2012, fecha en que expiran los compromisos del Protocolo de Kyoto.
Sin embargo, concluyó con la adopción de un decepcionante texto no vinculante, negociado a última hora por un puñado de jefes de Estado, que propuso limitar el alza de la temperatura del planeta a dos grados centígrados, sin detallar los medios para lograrlo.
Un nuevo fracaso este año sería fatal para el proceso. Organizadores y negociadores están decididos a lograr resultados aunque sean parciales, para avanzar de cara a la próxima conferencia de Durban (Sudáfrica), a finales de 2011.
Sin embargo, algunos de los participantes ya han expresado su preocupación de que Cancún siga la dinámica de Copenhague, cuyo resultado rechazan numerosos países –entre ellos Bolivia, Venezuela y Cuba– por no haber sido negociado por la totalidad de los países.
“Se tiene que preservar la regla del consenso para que nunca más existan reuniones de grupos por fuera de los que establece la Convención” para “evitar que lo que ocurrió en Copenhague (...) con un documento que ni siquiera había sido ampliamente conocido y discutido por las partes, se vuelva a repetir”, reiteró el embajador de Bolivia ante la ONU, Pablo Solón.
La canciller mexicana, Patricia Espinosa, anunció que unos 25 jefes de Estado y de Gobierno confirmaron su participación en la recta final de la conferencia, los días 9 y 10 de diciembre.
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