"Dañada", la sede de COP16

CANCÚN, QR.— La sede del encuentro ambiental de mayor relevancia mundial, donde 192 países intentarán acordar mecanismos para la mitigación y la adaptación al cambio climático, es la mejor muestra de cómo se han destruido ecosistemas y no se respetan planes de desarrollo urbano ni de ordenamiento ecológico.

El centro turístico que hace 40 años surgió de la selva, devastándola, desplazando a especies de flora y fauna y suplantando manglares por hoteles como parte de un ambicioso proyecto para generar divisas y empleos, fue diseñado por el Banco de México y concretado por el Infratur, actual Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur).

Su posición geográfica lo hace blanco de huracanes. Y eso lo saben bien sus habitantes, quienes aún recuerdan a los más destructivos: Gilberto, en 1988, y Wilma, en 2005.

Al construir sus más de 100 hoteles sobre la duna costera se removió la vegetación natural de la playa y rellenó manglares, lo que elevó no sólo su vulnerabilidad a los ciclones, sino el nivel erosivo de sus arenales, dice en entrevista Juan José Morales, premio Latinoamericano de Divulgación Científica.

Las consecuencias de haber deforestado los manglares ya se han resentido en varias ocasiones. Incluso, en 2006 y 2010 se tuvo que invertir en inyección de arena para que este destino siguiera teniendo como principal atractivo sus playas. En total se han destinado mil 217 millones de pesos, de acuerdo con datos de la Secretaría de Turismo (Sectur).

Violaciones al plan maestro

El Primer Centro Integralmente Planeado (CIP) —como lo llamaron sus creadores— violó el plan maestro en su principio de “crestas y valles”, es decir, el marcaje de las alturas que debían tener los hoteles conforme a la zonificación y usos del suelo establecidos para dejar ventanas al mar, certeza jurídica y plusvalía, explicó la consultora y especialista en temas urbano-ambientales, María Cristina Castro Sariñana.

El no respetar el plan maestro —dice Sigfrido Paz Paredes, asesor del Consejo Coordinador Empresarial y del Caribe— propició que los centros de hospedaje se convirtieran en una suerte de muro de cemento casi continuo, incidiendo en la pérdida del paisaje que constituía uno de los elementos de su competitividad frente a otros destinos.

Pese a que en sus inicios buscó ser un ejemplo nacional en liderazgo de instrumentos de política ambiental y planeación urbana, la violación de sus Programas de Ordenamiento Ecológico y Desarrollo Urbano y el desorden con el que han sido modificados, han provocado que ni las autoridades puedan precisar, en la actualidad, cuántos cuartos de hotel operan en este destino.



Una laguna descuidada

Cancún se construyó junto al Sistema Lagunar Nichupté, un cuerpo de agua que fue dragado y rellenado. Estas acciones —explica el divulgador científico Juan José Morales— alteraron la hidrología y aceleraron la proliferación de algas en la laguna Bojórquez. Precisamente esta laguna es ejemplo de uno de los cuerpos acuáticos más contaminados. El estudio Hidrodinámica y Transporte de Contaminantes y Sedimentos, realizado por el científico Noel Carbajal, del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica, documentó en el lugar la existencia de 100 tipos distintos de bacterias, como salmonella; además de metales pesados como plomo.

La investigación señala que una causa de la contaminación puede ser la falta de drenaje en la zona ejidal Alfredo V. Bonfil y las posibles descargas clandestinas de aguas residuales a la laguna.

Caprichos municipales

Los problemas ambientales de Cancún no se quedan sólo en su zona turística. En la ciudad, donde vive la mayoría de los trabajadores de los hoteles, existe un déficit de áreas verdes.

Si bien la actual administración del gobierno municipal lanzó un “ambicioso” plan de reforestación de camellones y siembra de árboles, el ex alcalde, Gregorio Sánchez —actualmente preso, por presuntos nexos con el narcotráfico— se encargó de destruir parcialmente uno de los dos últimos pulmones de la ciudad: El Ombligo Verde, un predio forestal de ocho hectáreas, inmerso en la zona urbana.

Y crece la mancha urbana

Cancún ha sido víctima de su éxito. Este destino turístico también se ha convertido en el destino de un gran número de personas, sobre todo del sur del país, que llegan en busca de trabajo. En los últimos años, en la periferia de la ciudad crece la mancha urbana sin orden, sobre la selva y poniendo en riesgo los acuíferos subterráneos.

De las mil 664 hectáreas que abarca el municipio de Benito Juárez, con cabecera en Cancún, 22% es ocupado por asentamientos irregulares que carecen de drenaje y servicios.

La falta de drenaje ha provocado que los desechos sean arrastrados hacia el mar, ocasionando contaminación y degradación de los arrecifes de coral que, además de ser productores de la arena blanca que ha dado fama a Cancún, funcionan como barreras protectoras contra los huracanes.

Sin camiones de basura

A un día de que inicie la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP16), esta metrópoli tiene ante sí el problema del manejo y disposición final de los residuos sólidos.

La ciudad está a un paso de cancelar la concesión con Domos, empresa recolectora de las 800 toneladas de basura que genera el casi millón de pobladores que habita el territorio.

Las quejas de los pobladores aumentan. En zonas populares los camiones recolectores de basura llevan días sin pasar. En fraccionamientos y zonas residenciales los pobladores contrataron unidades para el traslado de desechos.

El secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente de Quintana Roo (Seduma), Javier Díaz Carvajal, anunció hace dos días que se destinarán parte de los 27 millones de pesos aportados por Semarnat, para contratar unidades recolectoras de desperdicios.

“Manita de gato”

Este es el panorama ambiental que presenta la sede de la COP16. El lugar que para recibir a ocho mil delegados, seis mil organizaciones acreditadas como observadoras, mil 500 periodistas y 10 mil agrupaciones civiles y etnias fue remozado y embellecido en las últimas semanas.

Autoridades locales y federales aceleraron la pintura de camellones y monumentos que por muchos años estuvieron descuidados.

Incluso sembraron árboles de especies no aptas para la región, los cuales tuvieron que ser retirados porque su colocación no estaba autorizada. En anuncios espectaculares se presume lo verde que es Cancún y se organizan eventos para premiar los esfuerzos de la industria hotelera para aplicar buenas prácticas para un turismo sustentable. Así es Cancún, sede de la COP16.
Adriana Varillas corresponsal, La Crónica, 28 de noviembre.

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