Mañana, los contingentes participarán en el Foro contra la devastación ambiental, en el que habrá conferencias de Paul Nicholson, Tom Goldtooth y Ana de Ita, entre otros, y por la tarde realizarán la Marcha internacional por la vida y la justicia ambiental y social, que partirá del Ángel de la Independencia al Zócalo.
El miércoles una de las caravanas saldrá del Distrito Federal hacia Cancún y a ella se incorporarán dos más, una procedente de Oaxaca y la otra de Chiapas. El arribo al campamento de Vía Campesina en Cancún será el 3 de diciembre. Las agrupaciones realizarán un foro alternativo global y una “gran movilización en Cancún y en el mundo el 7 de diciembre”.
En dichas jornadas, Vía Campesina propondrá “alternativas frente a la crisis climática y la falta de acuerdos responsables de los gobiernos” y “difundirá la convicción de que la agricultura campesina es necesaria para alimentar a la humanidad y enfriar al planeta”.
La organización, que cuenta con representaciones en diversos países, prevé reunir a más de 3 mil personas en el campamento indígena y campesino, denominado Por la vida y la justicia ambiental y social.
En ese espacio, el movimiento campesino internacional expresará su rechazo a las “falsas soluciones que sólo buscan lucrar con la crisis ambiental, como la geoingeniería, los agrocombustibles, la REDD y todos los esquemas de comercio de carbono, los llamados mecanismos de desarrollo limpio y la intervención del Banco Mundial”.
Además, continuará exigiendo que la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático adopte las resoluciones de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, llevada a cabo en Cochabamba, Bolivia en abril de este año.
Luchas invisibilizadas
Por su parte, Octavio Rosas, uno de los coordinadores de las tres caravanas que llegarán al Distrito Federal entre el lunes y el martes, afirmó que dichas movilizaciones servirán para demostrar que el problema de la devastación medioambiental en México es sumamente grave, e incluso va más allá de los efectos generados por el cambio climático.
En entrevista telefónica con La Jornada, el activista señaló que buena parte de la contaminación y degradación en el país es causada por megaproyectos económicos que acaban con los recursos naturales de los pueblos, atentando contra su derecho a la vivienda y la salud.
En todo el país hay una gran cantidad de abusos –provocados por la construcción de rellenos sanitarios, hidroeléctricas, carreteras, minas o centros turísticos– y las marchas que partirán de diversos puntos también buscan hacer visibles sus luchas.
Los cuerpos de agua, según el recuento de Octavio Rosas, son el elemento más afectado por el desarrollo insustentable de las empresas y los gobiernos. Una muestra de ello es la comunidad jalisciense de El Salto, cuyos habitantes han comenzando a enfermarse de cáncer e insuficiencia renal, a causa de la contaminación del río Santiago, afirmó.
De la misma forma, las caravanas llamarán la atención sobre la venta de comida chatarra en las escuelas de educación básica, la instalación de basureros en pueblos indígenas y la construcción de vialidades sin respetar el derecho de consulta de la gente, como en el caso de la supervía poniente, en la ciudad de México.
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