Cubanos, entre el amor y la prohibición

Hasta para practicar el adulterio o el amor, cubanas y cubanos llevan años padeciendo las múltiples prohibiciones que han regido su acceso libre y pleno al consumo, al confort o a los servicios, en un país que busca la igualdad social desde hace casi medo siglo.

Los moteles para citas fugaces prácticamente no existen y pasar una noche en cualquier hotel del país, todos estatales, se autorizó hace poco más de una semana, siempre y cuando ella y él dispongan de entre 75 y 205 pesos cubanos convertibles (cuc), una divisa local que en este caso equivale a 81 y 221 dólares. Una casa particular que renta habitaciones por hora cobra hasta cinco cuc (5.40 dólares).

Un cuc se cotiza a 1.08 dólares y vale 25 veces más que el peso nacional. El salario medio es 408 pn (17 cuc) y los mayores ingresos están en manos de trabajadores por cuenta propia, dueños de fincas, funcionarios de empresas mixtas (capital nacional y extranjero) y artistas prominentes. Un médico o un científico puede ganar al mes entre 32 y 40 cuc.

Los hoteles de la isla están repletos de turistas extranjeros aunque la temporada alta por Semana Santa terminó. “Muchas agencias han convencido a sus clientes de que es interesante viajar a Cuba antes de que cambie el sistema”, comentaron ejecutivos de la cadena española Sol Meliá.

Y cierto o no ese recurso de mercado, hasta los paradisíacos cayos del mayor archipiélago del Caribe, están vendidos, en algunos casos hasta agosto. De ahora a 2010 en Cuba serán construidos 30 hoteles más con capitales de España y China, lo que elevará 21.7 por ciento su capacidad, según un informe oficial

No obstante, poco a poco, los isleños descubrieron esos paraísos de su tierra. Rosa, de 79 años, ya pasó dos noches en el Hotel Internacional de Varadero, la Meca del turismo en el país, gastando parte de la remesa que le envía su hija desde Miami.

El gobierno de Raúl Castro ha prometido acabar con la doble circulación monetaria y restituir al salario el papel de palanca económica que ha perdido, pero antes, dice, “habrá que elevar la productividad del trabajo”.

De ahí que los cambios anunciados comenzaran por una repartición “masiva” de tierras ociosas a campesinos individuales o cooperativas, al tiempo que se elevan salarios en empresas puntuales y se anulan prohibiciones como las del libre acceso a los hoteles, concebidas hace 10 años para “no facilitar las diferencias sociales”.
Nota de Manuel Somoza en La Habana, Milenio, 14 de abril.

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