SUBTENIENTE LÓPEZ, QR.— Pese al reforzamiento de la vigilancia en los límites entre México y Belice, el río Hondo, la llamada “frontera líquida” que divide a las dos naciones a lo largo de 120 kilómetros, se mantiene como una puerta abierta para el tráfico de indocumentados, drogas, armas y mercancías.
“Es una frontera libre y fácil de ingresar”, comentaron fuentes beliceñas.
En los dos últimos años el gobierno de México reforzó la vigilancia en la zona con personal del Ejército y de la Marina para detectar terroristas o narcotraficantes, pero del lado de Belice no hay un plan de seguridad, ni opera ninguna instancia encargada de resguardar su frontera.
La situación es aprovechada, principalmente, para traficar personas indocumentadas y mercancías a lo largo del río Hondo, donde autoridades y habitantes aseguran que hay cientos de “puntos ciegos” o “camuflajes” que son utilizados para cometer ilícitos.
EL UNIVERSAL realizó un recorrido y pudo constatar la presencia de destacamentos de la Secretaría de Marina y el Ejército mexicano en el puente internacional Subteniente López, localizado sobre el río Hondo a 20 kilómetros de la ciudad de Chetumal, y en varios puntos de la frontera líquida.
“Es un secreto a voces que de todo pasa por esta frontera. La delincuencia no duerme, pero nadie se atreve a ponerle un alto de verdad”, dijo un habitante de la comunidad La Unión, el punto limítrofe con Belice más al sur de Quintana Roo sobre el margen del río Hondo.
De día todo es tranquilo
Derari Osorio, habitante de la comunidad fronteriza de Juan Sarabia, aseguró que de día en la frontera no se notan irregularidades. “De día está tranquila la frontera, aunque de noche dormimos y no sabes qué ocurre; si somos sinceros, así es. De día no se ve ninguna irregularidad, hay suficiente vigilancia, una patrulla va, otra viene”, indicó.
Mario May Pinzón, director de la Policía Fronteriza del gobierno de Quintana Roo, dijo que el tráfico de mercancías e indocumentados centroamericanos son los delitos más comunes en la frontera entre México y Belice. “Se dice que pasan armas y drogas por aquí, pero la verdad no tengo ningún antecedente de ese tipo.
“Hay quienes se internan a través del río Hondo para ingresar mercancías de la zona libre de Belice, porque en algunos casos los aranceles son altos y con ello evitan pagarlos en la aduana mexicana”, añadió.
El jefe policiaco aseguró que en esta región lo más común es la detención de indocumentados de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua.
May Pinzón aclaró que la seguridad en la frontera mexicana es tarea del Ejército mexicano, la Secretaría de Marina, la Aduana y el Instituto Nacional de Migración, y que la Policía Fronteriza participa en la vigilancia preventiva en el río Hondo con apoyo de 14 vehículos terrestres y acuáticos.
“Hay operativos permanentes de vigilancia del lado de mexicano”, agregó tras calificar de “tranquila” esta frontera, en comparación con la del norte del país.
El funcionario aseguró que desde hace dos años y medio, cuando asumió el cargo en la Policía Fronteriza, los gobiernos federal y del estado han reforzado la vigilancia. “Hoy por hoy está reforzada la vigilancia y quien quiera brincar la frontera tiene que pasar migración, aduana y más adelante al Ejército mexicano”.
“Es una frontera libre y fácil de ingresar”, comentaron fuentes beliceñas.
En los dos últimos años el gobierno de México reforzó la vigilancia en la zona con personal del Ejército y de la Marina para detectar terroristas o narcotraficantes, pero del lado de Belice no hay un plan de seguridad, ni opera ninguna instancia encargada de resguardar su frontera.
La situación es aprovechada, principalmente, para traficar personas indocumentadas y mercancías a lo largo del río Hondo, donde autoridades y habitantes aseguran que hay cientos de “puntos ciegos” o “camuflajes” que son utilizados para cometer ilícitos.
EL UNIVERSAL realizó un recorrido y pudo constatar la presencia de destacamentos de la Secretaría de Marina y el Ejército mexicano en el puente internacional Subteniente López, localizado sobre el río Hondo a 20 kilómetros de la ciudad de Chetumal, y en varios puntos de la frontera líquida.
“Es un secreto a voces que de todo pasa por esta frontera. La delincuencia no duerme, pero nadie se atreve a ponerle un alto de verdad”, dijo un habitante de la comunidad La Unión, el punto limítrofe con Belice más al sur de Quintana Roo sobre el margen del río Hondo.
De día todo es tranquilo
Derari Osorio, habitante de la comunidad fronteriza de Juan Sarabia, aseguró que de día en la frontera no se notan irregularidades. “De día está tranquila la frontera, aunque de noche dormimos y no sabes qué ocurre; si somos sinceros, así es. De día no se ve ninguna irregularidad, hay suficiente vigilancia, una patrulla va, otra viene”, indicó.
Mario May Pinzón, director de la Policía Fronteriza del gobierno de Quintana Roo, dijo que el tráfico de mercancías e indocumentados centroamericanos son los delitos más comunes en la frontera entre México y Belice. “Se dice que pasan armas y drogas por aquí, pero la verdad no tengo ningún antecedente de ese tipo.
“Hay quienes se internan a través del río Hondo para ingresar mercancías de la zona libre de Belice, porque en algunos casos los aranceles son altos y con ello evitan pagarlos en la aduana mexicana”, añadió.
El jefe policiaco aseguró que en esta región lo más común es la detención de indocumentados de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua.
May Pinzón aclaró que la seguridad en la frontera mexicana es tarea del Ejército mexicano, la Secretaría de Marina, la Aduana y el Instituto Nacional de Migración, y que la Policía Fronteriza participa en la vigilancia preventiva en el río Hondo con apoyo de 14 vehículos terrestres y acuáticos.
“Hay operativos permanentes de vigilancia del lado de mexicano”, agregó tras calificar de “tranquila” esta frontera, en comparación con la del norte del país.
El funcionario aseguró que desde hace dos años y medio, cuando asumió el cargo en la Policía Fronteriza, los gobiernos federal y del estado han reforzado la vigilancia. “Hoy por hoy está reforzada la vigilancia y quien quiera brincar la frontera tiene que pasar migración, aduana y más adelante al Ejército mexicano”.
Nota de SIlvia Hernández, corresponsal, El Universal, 7 de abril.
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