Aunque llevaba un vasto pliego petitorio bajo el brazo para intercambiar beneficios por supuestos compromisos en el foro “México ante la Crisis: ¿Qué hacer para Crecer?”, Armando Paredes Arroyo, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), pretextó: “No venimos a presentar un pliego petitorio exhaustivo”.
Fue un intento de estrategia discursiva, porque en su exposición, con el supuesto compromiso de sostener en operación la planta productiva y evitar que los despidos sean la última instancia, pidió desde privilegios fiscales, como realizar pagos provisionales de IETU e ISR y parcialidades de adeudos fiscales, hasta concretar la reforma a la Ley Federal del Trabajo a la voz de ya.
En su larga exposición ante legisladores, académicos, dirigentes obreros y campesinos, Paredes Arroyo culpó al gobierno federal de todos los males del país, a saber: “El gasto corriente del sector público crece insaciablemente y reduce el espacio para la inversión. Las políticas públicas se han realizado sin planeación adecuada y con criterios populistas o de corto plazo, lo que se traduce en falta de competitividad, deterioro del tejido social, frustración, ausencia de expectativas, de mejoría del nivel de vida, delincuencia, inseguridad y una polarización social exacerbada por grupos de intereses”.
Paredes Arroyo, además, develó que “la evolución del crecimiento económico de México no ha sido suficiente para promover los empleos que se necesitan crear cada año y, ahora, con la crisis las expectativas de empleo y crecimiento se han ajustado a la baja de manera drástica”.
Fue un intento de estrategia discursiva, porque en su exposición, con el supuesto compromiso de sostener en operación la planta productiva y evitar que los despidos sean la última instancia, pidió desde privilegios fiscales, como realizar pagos provisionales de IETU e ISR y parcialidades de adeudos fiscales, hasta concretar la reforma a la Ley Federal del Trabajo a la voz de ya.
En su larga exposición ante legisladores, académicos, dirigentes obreros y campesinos, Paredes Arroyo culpó al gobierno federal de todos los males del país, a saber: “El gasto corriente del sector público crece insaciablemente y reduce el espacio para la inversión. Las políticas públicas se han realizado sin planeación adecuada y con criterios populistas o de corto plazo, lo que se traduce en falta de competitividad, deterioro del tejido social, frustración, ausencia de expectativas, de mejoría del nivel de vida, delincuencia, inseguridad y una polarización social exacerbada por grupos de intereses”.
Paredes Arroyo, además, develó que “la evolución del crecimiento económico de México no ha sido suficiente para promover los empleos que se necesitan crear cada año y, ahora, con la crisis las expectativas de empleo y crecimiento se han ajustado a la baja de manera drástica”.
Moisés Sánchez Limón, Crónica, 30 de enero.
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