Si verdaderamente quieren que México prospere”, espetó Denise Dresser en la cara a diputados y senadores, “tendrán que tomar decisiones que desaten el dinamismo económico, fortalezcan la capacidad regulatoria del Estado y contribuyan a crear mercados que promuevan la competencia y aumenten la competitividad”.
Al hablar a nombre del Instituto Tecnológico de México (ITAM), la académica dijo que México está atrapado por una red intrincada de privilegios y vetos empresariales y posiciones dominantes, que inhiben un terreno más nivelado de juego.
Los primeros aplausos a la participante del foro “México ante la Crisis. ¿Qué hacer para crecer?’’, organizado por el Congreso de la Unión, se escucharon cuando la mujer afirmó que dicha red convierte “a muchos de los diputados y senadores aquí presentes y al gobierno’’ en empleados de los intereses atrincherados, de los más poderosos del país, cuando deben ser los representantes del interés público.
Desde su perspectiva, la solución es una nueva relación entre el Estado, el mercado y los ciudadanos.
Y alertó en el sentido de que “si la clase política, sentada aquí en primera fila, no logra construir los cimientos del capitalismo democrático, condenará a México al subdesempeño crónico, a ser un terreno fértil para los movimientos en contra de las instituciones…’’.
Urge acuerdo nacional
En su intervención, José Narro Robles, rector de la UNAM, llamó a la construcción de un acuerdo social amplio y no sólo un arreglo económico para superar la emergencia financiera.
“Lograr un acuerdo social con la unidad que la República demanda, es posible’’, dijo.
Enrique Cabrero Mendoza, director general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), afirmó que en México el bajo crecimiento ya es un problema estructural y no deriva sólo de una coyuntura de crisis.
Por ello, dijo, el entorno económico desfavorable debe generar incentivos para que los tomadores de decisiones, el gobierno, el sector privado, los trabajadores y los actores políticos diversos acuerden e implementen acciones que bajo otras circunstancias sería muy difícil asumir.
A manera de ejemplo, rememoró que en 1929 la depresión en Europa Occidental condujo a la generación de reformas profundas; “aquí debe quedar clara la necesidad de una verdadera reforma fiscal que vaya más allá de misceláneas diversas’’.
Al hablar a nombre del Instituto Tecnológico de México (ITAM), la académica dijo que México está atrapado por una red intrincada de privilegios y vetos empresariales y posiciones dominantes, que inhiben un terreno más nivelado de juego.
Los primeros aplausos a la participante del foro “México ante la Crisis. ¿Qué hacer para crecer?’’, organizado por el Congreso de la Unión, se escucharon cuando la mujer afirmó que dicha red convierte “a muchos de los diputados y senadores aquí presentes y al gobierno’’ en empleados de los intereses atrincherados, de los más poderosos del país, cuando deben ser los representantes del interés público.
Desde su perspectiva, la solución es una nueva relación entre el Estado, el mercado y los ciudadanos.
Y alertó en el sentido de que “si la clase política, sentada aquí en primera fila, no logra construir los cimientos del capitalismo democrático, condenará a México al subdesempeño crónico, a ser un terreno fértil para los movimientos en contra de las instituciones…’’.
Urge acuerdo nacional
En su intervención, José Narro Robles, rector de la UNAM, llamó a la construcción de un acuerdo social amplio y no sólo un arreglo económico para superar la emergencia financiera.
“Lograr un acuerdo social con la unidad que la República demanda, es posible’’, dijo.
Enrique Cabrero Mendoza, director general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), afirmó que en México el bajo crecimiento ya es un problema estructural y no deriva sólo de una coyuntura de crisis.
Por ello, dijo, el entorno económico desfavorable debe generar incentivos para que los tomadores de decisiones, el gobierno, el sector privado, los trabajadores y los actores políticos diversos acuerden e implementen acciones que bajo otras circunstancias sería muy difícil asumir.
A manera de ejemplo, rememoró que en 1929 la depresión en Europa Occidental condujo a la generación de reformas profundas; “aquí debe quedar clara la necesidad de una verdadera reforma fiscal que vaya más allá de misceláneas diversas’’.
Leonor Flores y Rolando Ramos, El Economista, 30 de enero.
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