Defender migrantes cuesta votos, dicen gobernadores demócratas

WASHINGTON.— Sólo 5 días después de que la administración de Barack Obama demandara al estado de Arizona, para tratar de impedir la entrada en vigor de la ley antinmigrante SB 1070, un grupo de gobernadores demócratas se reunían en Boston para manifestar su desacuerdo contra una batalla judicial que podría costarles muy caro en las elecciones de noviembre próximo.

El terror al impacto que traerá consigo la demanda contra dicha ley —que podría entrar en vigor el 29 de julio y que cuenta con el apoyo de la mayoría de los estadounidenses — preocupa hoy a muchos candidatos demócratas en la contienda electoral.

El sentimiento antiinmigrante que ha atizado la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, ha conseguido extenderse por distintos puntos del país.

Según una reciente encuesta, 48% de los ciudadanos desearían que sus estados siguieran el ejemplo de Arizona para que las fuerzas policiales se conviertan en una extensión de la Patrulla Fronteriza y se den a la cacería de migrantes indocumentados.

La mayoría de los candidatos tanto del Partido Demócrata como del Republicano han descubierto que a pesar de que la principal preocupación de ciudadanos es la economía, el sentimiento antiinmigrante gana terreno.

El difícil entorno económico que azota a todo el país ha hecho del fervor antiinmigrante el más rabioso y efectivo recurso para disputar una jugosa cuota de votos en las elecciones de noviembre, cuando los demócratas podrían perder el control de la Cámara de Representantes y retroceder en varios estados clave para 2012.
Jaime Hernández corresponsal, EL Universal, 25 de julio.

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