El largo camino hacia el deshielo

WASHINGTON.— Nada más confirmarse el arribo del primer grupo de políticos de Cuba a España, Estados Unidos no dudó en calificar el suceso como “un movimiento positivo”.

Pero pocos funcionarios y expertos apuestan por un cambio sustancial en las relaciones Washington-La Habana y por el inicio de una era de distensión entre ambos países.

“Se trata de un hecho positivo ciertamente. Y esperamos que represente un paso hacia un mayor respeto de los Derechos Humanos y las libertades fundamentales en Cuba”, dijo ayer el vocero de la Casa Blanca, J. P. Crowley.

La decisión de La Habana se ha dado cuando está contra la pared, acorralada por la presión de la opinión pública internacional tras los 134 días de huelga de hambre del disidente Guillermo Fariñas.

“El problema es que esta liberación de presos no ha venido acompañada de cambios de fondo, de medidas sustantivas que pudieran acercar a Cuba a los estándares internacionales en el terreno de las libertades políticas o los derechos humanos”, aseguró José Miguel Vivanco, director ejecutivo de Human Rights Watch (HRW).

“Además, no estamos ante un suceso excepcional que nos permita pensar en un cambio en las relaciones con Estados Unidos”, añadió Vivanco, al recordar que ya antes hubo casos en que la liberación de presos de conciencia no condujo a la distensión entre EU y Cuba.

“El reverendo Jesse Jackson consiguió liberar a 26 prisioneros políticos en 1984; el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, obtuvo la libertad de tres y el Papa Juan Pablo II consiguió la liberación de 80 durante su visita”, precisó Vivanco para insistir en la necesidad no sólo de cambios de fondo en Cuba, sino de replantear la política exterior de Estados Unidos hacia la isla.

El Departamento de Estado aún considera a Cuba “un Estado totalitario y comunista encabezado por el general Raúl Castro y un cuadro de leales partidarios…”, según su página de internet.

“Si Cuba no da más pasos adicionales, es muy difícil pensar en la posibilidad de una etapa de acercamiento o distensión con EU”, indicó Peter Hakim, de la organización Diálogo Interamericano. “Aunado a ello, hoy tenemos un gobierno en EU que carece de la fortaleza y el apoyo con el que llegó tras las elecciones. Y por eso mismo Obama lo tiene hoy más difícil para terminar con ese bloqueo hacia Cuba”, añadió Hakim, en referencia a el escaso margen de actuación que tiene la administración Obama ante el Congreso.

“El problema es que Cuba ha actuado con un desinterés total hasta ahora”, añadió Hakim, quien se mostró poco convencido ante la posibilidad de un cambio sustancial en las relaciones con Cuba.

Durante los primeros dos años de su administración, el presidente Obama levantó las restricciones para que ciudadanos cubano-estadounidenses puedan viajar a la isla y ha dado el visto bueno a las negociaciones para retomar las negociaciones en materia de migración y establecer un servicio postal bilateral directo. Para muchos, esto resulta más que insuficiente para a hablar de distensión.

“Cuba tendría que ofrecer más cambios de fondo, como decretar la libertad de todos los presos políticos, y EU tendría que decretar el levantamiento unilateral del embargo y apostar por una diplomacia que tenga en cuenta a Europa y a Latinomérica”, acotó Vivanco.
Jaime Hernández corresponsal, El Universal, 14 de julio.

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