La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) suma 30 averiguaciones iniciadas durante la presente administración, por el delito de trata de personas. Muchas de esas denuncias tienen que ver con redes o personas de los estados de Tlaxcala, estado de México y Puebla, dedicados a explotar sexualmente a mujeres.
La Fiscal para la Atención de Delitos Sexuales de la Procuraduría General de Justicia del DF, Juana Camila Bautista, informó que de esa cifra sólo faltan dos casos por consignar.
Algunos casos son verdaderas “industrias familiares”, explicó, en la que están inmiscuidos padres, hermanos y hasta abuelos.
Las indagatorias han revelado que por lo menos cuatro familias, de apellidos Guzmán, Flores, Mastranza y Acatzin, operaban u operan en la ciudad de México.
Los Flores son investigados en la zona de La Merced, pero la funcionaria no dio más detalles ante el sigilo de las indagatorias. El pasado 6 de enero, la PGJDF detuvo a 29 personas en el hotel Oviedo, varias de ellas de Tenancingo, Tlaxcala y ligados a la familia Flores Carreto.
Otra de las problemáticas que existe en la capital del país, es que entre 10% y 12% de los delitos sexuales cometidos en el DF han sido en contra de menores en instalaciones escolares.
La mayoría de los abusos acontecen en jardines de niños, primarias y en tercer lugar, secundarias. Los padres de familia deben estar atentos ante cualquier cambio de conducta de sus hijos, como insomnio, rebeldía u orinarse en la cama.
Ayer, también fue presentado ante los medios de información a otro tlaxcalteca acusado de trata de personas. Se trata de Israel Torres Jiménez, de 28 años de edad. Se informó que con engaños el individuo trasladó a una mujer desde el estado de Puebla para obligarla a prostituirse en el Distrito Federal.
La joven fue contactada a través de una página denominada chat.com, según el detenido, y en Facebook, según la fiscal.
Él la visitó en Puebla, se conocieron en persona y un tiempo después se hicieron novios.
Una vez enamorada, ella decidió irse con él a San Martín Texmelucan, en Puebla, en donde la obligó a prostituirse.
Luego la trajo a la zona de La Merced, en la ciudad de México, donde de no continuar con el sexoservicio, era golpeada.
La Fiscal para la Atención de Delitos Sexuales de la Procuraduría General de Justicia del DF, Juana Camila Bautista, informó que de esa cifra sólo faltan dos casos por consignar.
Algunos casos son verdaderas “industrias familiares”, explicó, en la que están inmiscuidos padres, hermanos y hasta abuelos.
Las indagatorias han revelado que por lo menos cuatro familias, de apellidos Guzmán, Flores, Mastranza y Acatzin, operaban u operan en la ciudad de México.
Los Flores son investigados en la zona de La Merced, pero la funcionaria no dio más detalles ante el sigilo de las indagatorias. El pasado 6 de enero, la PGJDF detuvo a 29 personas en el hotel Oviedo, varias de ellas de Tenancingo, Tlaxcala y ligados a la familia Flores Carreto.
Otra de las problemáticas que existe en la capital del país, es que entre 10% y 12% de los delitos sexuales cometidos en el DF han sido en contra de menores en instalaciones escolares.
La mayoría de los abusos acontecen en jardines de niños, primarias y en tercer lugar, secundarias. Los padres de familia deben estar atentos ante cualquier cambio de conducta de sus hijos, como insomnio, rebeldía u orinarse en la cama.
Ayer, también fue presentado ante los medios de información a otro tlaxcalteca acusado de trata de personas. Se trata de Israel Torres Jiménez, de 28 años de edad. Se informó que con engaños el individuo trasladó a una mujer desde el estado de Puebla para obligarla a prostituirse en el Distrito Federal.
La joven fue contactada a través de una página denominada chat.com, según el detenido, y en Facebook, según la fiscal.
Él la visitó en Puebla, se conocieron en persona y un tiempo después se hicieron novios.
Una vez enamorada, ella decidió irse con él a San Martín Texmelucan, en Puebla, en donde la obligó a prostituirse.
Luego la trajo a la zona de La Merced, en la ciudad de México, donde de no continuar con el sexoservicio, era golpeada.
Claudia Bolaños, El Universal, 3 de julio.
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