Renacen prácticas de antaño

Las prácticas que se creían enterradas, en Durango renacieron. Se mostraron sin pudor, corregidas y aumentadas. A la compra de votos, el acarreo y la entrega de despensas se sumaron nuevas estrategias: la intimidación y el robo de urnas. Grupos de civiles armados también participaron en la elección.

No podían quedarse sin aparecer en la escena, mucho menos en estas tierras dominadas por el crimen.

El clima de inseguridad que se vivía en Durango era visto como el mayor obstáculo para que la gente saliera a votar.

Por la mañana del domingo se sumó un elemento más: una fuerte lluvia inundó varias colonias. Lo único que venció el miedo y el desgano de la gente fue toda una estrategia de acarreo y compra de votos. Por lo menos, así sucedió en las colonias populares de la Laguna, en los municipios de Gómez Palacio y Lerdo.

Desde un día antes de la elección, a una cuadra de las oficinas de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), se afinaba la estrategia. En una tienda Oxxo, un hombre entregaba tarjetas telefónicas y 200 pesos “por coordinador” a mujeres que llevaban camisetas con el logo de la candidata a la presidencia municipal por el PRI, Rocío Rebollo.

Las instrucciones eran: “A cada coordinadora tiene que darle 200 pesos. A los del auto, un vale de gasolina. Cuando ya hayan llevado a la gente a votar, tienen que hablar por teléfono y decir: ‘Ya estuvo’”.

Durango siempre ha sido territorio del PRI. Aquí no se sabe lo que es la alternancia. Aunque estas elecciones mostraron que hay un buen sector de la sociedad que ya la anhela. Hasta el cierre de esta edición el candidato del PRI, Jorge Herrera, llevaba una ventaja de casi nada sobre José Rosas Aispuro, de la Coalición Durango Nos Une, de acuerdo con el Programa de Resultados Electorales Preliminares.

En Durango nunca se había dado una elección tan cerrada.

PRI vs PRI

Por la mañana, el empresario Carlos Herrera —el más influyente en la región y quien hace seis años buscó sin éxito la candidatura del PRI a gobernador— daba sus pronósticos. “Será un proceso muy parejo, porque es PRI contra PRI”, comentó.

Cuando el PRI eligió como su candidato a la gubernatura a Jorge Herrera Caldera —empresario con una corta carrera política y amigo del actual gobernador— provocó que un viejo militante, José Rosas Aispuro, renunciara al partido, para buscar la candidatura con la Coalición Durango nos Une, una alianza entre el PAN, PRD y Convergencia, partidos que en solitario no tenían muchas posibilidades de ganar.

Armas y taxis

En estas tierras los nombres de políticos aún vivos sirven para bautizar colonias.

Ahí está la Leticia Herrera —ex alcaldesa y aspirante a diputada— en donde las calles están llenas de lodo y las casas más privilegiadas son de cemento, el resto estan hechas de madera. Ahí, cerca de 20 taxistas fueron contratados por los líderes vecinales para llevar a las personas a los lugares de votación. El pago, aseguran, fue de mil pesos por todo el día.

Buena parte de los habitantes de esta colonia votaron en la Primaria Federal General Francisco J. Múgica. “Nosotros no queríamos venir, por eso de la inseguridad. Decíamos: ‘Si hay una balacera, no vaya a quedar uno ahí en medio’. Pero mi mamá nos convenció”. Ricardo Sánchez llegó en su propio coche. “Nos decían que había taxis para ir, pero no quisimos. Había mucha presión para que viniéramos, Días antes repartieron despensas. ¿Qué partido? Los dos más fuertes”, dijo.

Incluso, en colonias como La Mayagoitia, los líderes vecinales recorrieron cada una de las casas para preguntar si ya se había votado. A quienes decían que sí, se les entregaba una despensa, “un regalo del PRI”, decían a los habitantes.

La intimidación también apareció.

El primer lugar donde hizo presencia fue en la casilla 505, ubicada en una zona de clase media de la ciudad.

Ahí, alrededor de las 9:30 de la mañana, hombres armados estacionaron sus camionetas afuera de la escuela Sor Juana Inés de la Cruz, permanecieron ahí unos cuantos minutos y se fueron.

Las armas no sólo se mostraron, también se usaron. En Lerdo, dispararon afuera de las oficinas municipales del PRI.

Casi al final de la jornada , la fuerza de las armas se quiso imponer. En Gómez Palacio, dispararon afuera de la casilla 447.

Mientras que en la ciudad de Durango, hombres armados robaron urnas en, por lo menos, cuatro colonias.

El fantasma de la violencia que se esperaba se presentó. También revivió un fantasma que pertenecía a tiempos lejanos: el de la coacción del voto.
Thelma Gómez en Durango, EL Universal, 5 de julio.

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