La coordinadora del PAN en la Cámara de Diputados, Josefina Vázquez Mota, aseguró que el domingo 4 de julio pasado, durante la jornada electoral que tuvo lugar en 14 estados de la República, 12 de ellos para renovar gobernadores, “regresaron a la escena política prácticas que se creían ya superadas” para inhibir el voto de los ciudadanos e para intentar “comprar” voluntades.
Al respecto, resaltó “la denuncia de atropellos y violaciones que hasta hoy se ha documentado en los procesos electorales en Durango y Veracruz”, mientras que el proceso en Hidalgo dio cuenta de un gran movimiento ciudadano que tuvo que enfrentar persecución y amenazas diversas, denunció al hacer un balance de la jornada del 4 de julio.
Sostuvo que las pruebas que dan cuenta del robo de urnas y otras violaciones graves a las leyes electorales, obligan al Congreso a resolver sobre una reforma política que fortalezca las instituciones e impida los riesgos de retroceso democrático que hoy enfrenta la nación, subrayó.
Vázquez Mota aseguró que por donde se vea, los resultados de dichos comicios alientan la participación ciudadana y la transición democrática, mientras que del otro lado, las elecciones pusieron de manifiesto la urgencia de transformar, y en algunos casos, crear nuevas reglas al sistema político mexicano.
“Las reglas actuales, salvo algunas excepciones, dan lugar a espacios de discrecionalidad, impunidad, simulaciones y abusos de autoridad. Prácticas que se creían superadas han regresado para inhibir a los ciudadanos, para intentar comprar voluntades”, señaló.
“Los procesos electorales siempre dejan lecciones y tareas pendientes para crear reglas e incentivos que fortalezcan la democracia”, indicó.
Y es que dijo que el 4 de julio dio cuenta del poder del voto, del poder de asistir a las urnas y decidir por la alternancia; por propuestas y candidatos que en algunas entidades significaron no solo una elección más, sino un cambio sustantivo, una apuesta por dejar atrás el autoritarismo y los cacicazgos que se antojaban “imposibles” de vencer.
Las elecciones nos han dejado por tanto tareas inaplazables que exigen corresponsabilidad y autocrítica, dijo.
Los ciudadanos están en espera de acuerdos políticos, y diversos actores y sectores han dado señales claras de su disposición al diálogo y a resolver de mejor manera sobre temas sustantivos que afectan a millones de mexicanos, señaló.
Dijo que “es tiempo de construir las bases de estos acuerdos, de dar claridad sobre las definiciones que marquen rumbos certeros y de mirar hacia adelante para que el inmovilismo y la frustración no sean los signos de nuestros tiempos”.
Estamos obligados, añadió, a crear una renovada esperanza y un ánimo que convoque para hacer posible las anheladas reformas y políticas de Estado. No hay tiempo que perder.
Al respecto, resaltó “la denuncia de atropellos y violaciones que hasta hoy se ha documentado en los procesos electorales en Durango y Veracruz”, mientras que el proceso en Hidalgo dio cuenta de un gran movimiento ciudadano que tuvo que enfrentar persecución y amenazas diversas, denunció al hacer un balance de la jornada del 4 de julio.
Sostuvo que las pruebas que dan cuenta del robo de urnas y otras violaciones graves a las leyes electorales, obligan al Congreso a resolver sobre una reforma política que fortalezca las instituciones e impida los riesgos de retroceso democrático que hoy enfrenta la nación, subrayó.
Vázquez Mota aseguró que por donde se vea, los resultados de dichos comicios alientan la participación ciudadana y la transición democrática, mientras que del otro lado, las elecciones pusieron de manifiesto la urgencia de transformar, y en algunos casos, crear nuevas reglas al sistema político mexicano.
“Las reglas actuales, salvo algunas excepciones, dan lugar a espacios de discrecionalidad, impunidad, simulaciones y abusos de autoridad. Prácticas que se creían superadas han regresado para inhibir a los ciudadanos, para intentar comprar voluntades”, señaló.
“Los procesos electorales siempre dejan lecciones y tareas pendientes para crear reglas e incentivos que fortalezcan la democracia”, indicó.
Y es que dijo que el 4 de julio dio cuenta del poder del voto, del poder de asistir a las urnas y decidir por la alternancia; por propuestas y candidatos que en algunas entidades significaron no solo una elección más, sino un cambio sustantivo, una apuesta por dejar atrás el autoritarismo y los cacicazgos que se antojaban “imposibles” de vencer.
Las elecciones nos han dejado por tanto tareas inaplazables que exigen corresponsabilidad y autocrítica, dijo.
Los ciudadanos están en espera de acuerdos políticos, y diversos actores y sectores han dado señales claras de su disposición al diálogo y a resolver de mejor manera sobre temas sustantivos que afectan a millones de mexicanos, señaló.
Dijo que “es tiempo de construir las bases de estos acuerdos, de dar claridad sobre las definiciones que marquen rumbos certeros y de mirar hacia adelante para que el inmovilismo y la frustración no sean los signos de nuestros tiempos”.
Estamos obligados, añadió, a crear una renovada esperanza y un ánimo que convoque para hacer posible las anheladas reformas y políticas de Estado. No hay tiempo que perder.
Luciano Franco, La Crónica, 12 de julio.
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