Ante el Embajador de El Salvador, Hugo Roberto Carrillo Corleto, y representantes diplomáticos de la Embajada de Honduras, que asistieron a la homilía en la Catedral Metropolitana, el Cardenal Norberto Rivera calificó ayer de abominable la masacre de los 72 indocumentados ocurrida en San Fernando, Tamaulipas.
"(Elevamos) nuestra oración por nuestros hermanos que lamentablemente fueron sacrificados en nuestro territorio tanto como ellos (los embajadores), nosotros también lamentamos este abominable crimen", dijo el Cardenal.
"Esperamos que se pongan las medidas necesarias para que no vuelva a ocurrir nada semejante en nuestro territorio, ni siquiera con una persona más", añadió.
Además de los emisarios de El Salvador y Honduras, presenciaron la ceremonia los Embajadores de Italia, Roberto Spinelli, y de Filipinas, Francisco III Ortigas, quienes al final de la homilía acudieron a la sacristía del templo para saludar al Arzobispo Primado de México.
Mientras, a través de la editorial dominical del semanario Desde la Fe, el Arzobispado mencionó que desafortunadamente México es un País que exige a Estados Unidos respetar a sus connacionales, cuando nada hace por salvaguardar a quienes transitan por territorio nacional.
"¿Dónde están las autoridades mexicanas responsables de migración?, ¿qué han hecho para erradicar a los funcionarios corruptos tan claramente visibles en nuestra frontera sur?
"¿Qué acciones han emprendido para localizar y castigar a los criminales que abusan y asesinan a nuestros hermanos en la frontera norte?, ¿qué programas tienen y cómo los revisan para ayudar a resolver este fenómeno social?", cuestionó.
"Es una vergüenza que todo esto suceda en nuestra patria, pero más vergüenza es quedarnos sin respuestas y sin exigir resultados en quienes tienen la responsabilidad", mencionó.
"Somos un pueblo generoso y hospitalario, sin duda, pero también nos estamos dando cuenta con asombro y vergüenza que nos hemos convertido en un pueblo corrupto y asesino", advirtió el editorial.
"(Elevamos) nuestra oración por nuestros hermanos que lamentablemente fueron sacrificados en nuestro territorio tanto como ellos (los embajadores), nosotros también lamentamos este abominable crimen", dijo el Cardenal.
"Esperamos que se pongan las medidas necesarias para que no vuelva a ocurrir nada semejante en nuestro territorio, ni siquiera con una persona más", añadió.
Además de los emisarios de El Salvador y Honduras, presenciaron la ceremonia los Embajadores de Italia, Roberto Spinelli, y de Filipinas, Francisco III Ortigas, quienes al final de la homilía acudieron a la sacristía del templo para saludar al Arzobispo Primado de México.
Mientras, a través de la editorial dominical del semanario Desde la Fe, el Arzobispado mencionó que desafortunadamente México es un País que exige a Estados Unidos respetar a sus connacionales, cuando nada hace por salvaguardar a quienes transitan por territorio nacional.
"¿Dónde están las autoridades mexicanas responsables de migración?, ¿qué han hecho para erradicar a los funcionarios corruptos tan claramente visibles en nuestra frontera sur?
"¿Qué acciones han emprendido para localizar y castigar a los criminales que abusan y asesinan a nuestros hermanos en la frontera norte?, ¿qué programas tienen y cómo los revisan para ayudar a resolver este fenómeno social?", cuestionó.
"Es una vergüenza que todo esto suceda en nuestra patria, pero más vergüenza es quedarnos sin respuestas y sin exigir resultados en quienes tienen la responsabilidad", mencionó.
"Somos un pueblo generoso y hospitalario, sin duda, pero también nos estamos dando cuenta con asombro y vergüenza que nos hemos convertido en un pueblo corrupto y asesino", advirtió el editorial.
Susana Moraga, Reforma, 6 de septiembre.
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