Mejor becados que en la calle

CIUDAD VICTORIA, Tamps.- El paso de la muerte. Andrés Manuel López Obrador recorrió ayer más de 400 kilómetros por carretera desde Zacatecas hasta Ciudad Victoria haciendo escalas en Saltillo y Linares.

Dos cierres de campaña en entidades de desolación: Coahuila y Tamaulipas. En la primera aprovechó para decir que su rival Enrique Peña rebasó el tope de campaña con ese gasto de 56 millones de dólares que está en suerte por una demanda en una Corte californiana de un empresario mediático. Y en Tamaulipas, agobiada por el narco, cuestionó que Peña nombre de asesor a un extranjero (El colombiano Óscar Naranjo) en materia de seguridad. Lo tildó de anticonstitucional.

Dos mítines concurridos de una multitud simbólica. Para los organizadores fueron algo histórico dada la escasa fuerza de la izquierda en el norte del País. Pero para los votos que necesitan para ganar, algo les faltaba.

La ruta, sobre todo la que cruzó Coahuila hasta Tamaulipas, es la de zonas de actividad de grupos de narcoviolencia, y la viajó en una camioneta, acompañado de su hijo José Ramón y dos colaboradores, con un equipo de seguridad -en otro vehículo- de cuatro personas dedicados a abrirle paso entre multitudes y sin la presencia de fuerzas policiacas o militares.

De las 13 horas de jornada, ocho las pasó en auto, una hora la destinó a comer, solo dos horas y media en mítines y hora y media para su viaje de retorno en avión de Ciudad Victoria a México. Así es la campaña del "aflojado en terracería".

En Coahuila partió plaza ante una multitud emocionada que varias veces le arrebató la voz con su griterío.

Tres veces resonó el grito de "¡Fuera Moreira!" al lado de Palacio de Gobierno en un evento de una hora con sol a plomo en la Plaza de Armas en Saltillo. Eran las diez y media de la mañana cuando tronó el primer grito. López Obrador apenas tomaba vuelo, iba en el minuto siete de una alocución que alargó por una hora y decía que nada había dañado más a Coahuila y a México que la deshonestidad de sus gober y ya no completó el "nantes".

Había ganas colectivas de gritar: "¡Fuera Moreira!", estalló. El tabasqueño tuvo que callar. El grito duró un minuto.

Y es que acá en Saltillo, López Obrador si bien repitió el discurso que a diario dice en todas las plazas ahora le puso el acento en el tema de la corrupción.

En su estilo, el candidato presidencial del Movimiento Progresista cuestionó el mal uso de los presupuestos públicos que da para que los altos funcionarios y sus familias tengan hasta cirugías plásticas, pues "se planchan a costillas del erario".

El candidato preguntaba al aire y la multitud coreaba y respondía. Parecía una función teatral donde hasta las gracejadas eran repetidas. "Como ven que Peña cae fueron a llamar a Fox, quien ya dijo que hay que apoyar al puntero. " ¿Y quién es el puntero?" exclama para que la multitud coree: "¡Obrador!".

El candidato sigue: "Pues hay que hacerle caso a Fox, apoyen al puntero".

Apoyado en Coahuila, por empresarios descontentos con Humberto Moreira y que lo han denunciado por el desfalco a las arcas gubernamentales, Obrador habló de la necesidad de respetar a priistas y panistas de la base. Luego dijo que, en su concepto, ser de izquierda antes que ver con una teoría tiene que ver con una conducta, una ética. "Ser de izquierda es ser honesto y amar al prójimo", aseveró.

Luego le dio la palabra a Alejandro Gurza, un septuagenario empresario coahuilense, considerado como ultraconservador pero que ha impulsado la candidatura de AMLO. Apoyado con un bastón metálico que meneaba al aire cuando hablaba, Gurza dijo que apoyaba al tabasqueño por tres cosas: es honesto, no es corrupto " y además es congruente". Lo que, según Gurza, Peña no cumple porque ni es honesto ni congruente "y al llevar a Moreira al PRI..." y no acabó porque la multitud arreció en sus gritos.

Tras salir entre apretujones del templete, la comitiva del tabasqueño tomó carretera, cruzó Monterrey y paró en Linares a comer. Demoraron engullendo cabrito más de lo esperado.

El dueño del restaurante habló a solas con el candidato y le pidió disculpas por la lentitud en el servicio.

Comercios cerrados, propiedades en venta, zonas áridas, casas vacías, patrullajes tímidos de la Policía Federal, configuraron el paisaje de la ruta.

En Ciudad Victoria se apretujaron miles en la plaza. Más que eufórica como en Saltillo acá la gente parecía desesperada. Los gritos brotaban sueltos y dispares. AMLO habló una hora.

Dedicó buena parte del discurso al tema de educación, de dar becas a jóvenes. " Es preferible un estudiante becado que uno en la calle, eso es de sentido común", dijo. Prometió "serenar Tamaulipas" pero expresó que no enfrentará el mal con el mal o la violencia con violencia.

"El problema es la corrupción", insistió. "Hay que pintar bien la raya, una cosa es la autoridad y otra es la delincuencia, no pueden ser lo mismo", exclamó para ganar aplausos.

Termina porque tiene prisa. pero tarda en llegar a su camioneta.

López Obrador es apretujado, le jalan las manos, lo besan, le tiran de la camisa, abre los dos brazos, y cada palma estrecha manos distantes. No nos falles, estamos contigo, Dios te bendiga, cuídate, regresa a Tamaulipas, no nos dejes solos, y tantas letanías que se amontonan al ritmo de una marea humana que empuja, jadea, implora.

Una pareja lleva a su niño de meses, en pañales, para que AMLO lo bese. El bebé se mece con la marea humana que atrapa los brazos de su padre. Un muchacho corre desesperado con un folder y lo entrega al político como cuando el corredor da la estafeta en la carrera de relevos. "Es un plan que tengo, léalo", le dice.

Por la otra ventanilla donde va el conductor, Nicolás Mollinedo, una señora reclama desesperada: "Ponte el cinturón de seguridad". Obrador no la ve ni la oye. Está firmando autógrafos. La señora grita y grita y la camioneta avanza: "Ponte el cinturón de seguridad", insiste como si fuera su hijo.

Nico avanza a paso lento y deja a la señora atrás pero ella no se da por vencida. Vuelve a apostarse al tímpano del chofer y grit con más fuerza: "Andrés ponte el cinturón, no eres supermán, una voltereta y ahí quedas".

Un muchacho que vende muñecos de plástico para colgar en los espejos de carro y que los trae en un manojo amarrados con hilos, entrega una carta a AMLO y le regala el puñado de muñecos. El tabasqueño lo rechaza y el muchacho se ofende. "Bueno, dame uno para mi hijo", le dice.

Otro que vende congelados corre hacia la camioneta que ya va más rápido. alcanza la ventana donde va el tabasqueño y le dice: "soy joven, no tengo casa, yo lo apoyo, ayúdeme".

La Plaza de la Victoria había reunido a los desangelados que fueron atrás del hombre que les prometió el cambio súbito. Becas, pensiones, salarios, rebaja de gasolina, de luz y hasta acabar con los corruptos. El tamaño de la hilera de manos extendidas, peticiones, gritos, es la dimensión del desconsuelo.

"Don López, Don López", le dice un muchacho regordete que no le suelta la mano mientras la camioneta avanza. "Dígame que no nos va a fallar o no se va".

Y se fue.

 
 
 
Movimiento Progresista

Elección 2006

COAHUILA

· Secciones: 1,530
· Casillas: 3,087
· Lista nominal: 1,707,904
· Votación total: 929,944
· Participación: 54.45%



PAN: 400,89443.11%
PRI-PVEM26.45%
PRD-PT-PC:24.21%
Panal0.90%



TAMAULIPAS

· Secciones: 1,735
· Casillas: 3,963
· Lista nominal: 2,225129
· Votación total: 1,225,922
· Participación: 55.09%


PAN41.29%
PRI-PVEM25.93%
PRD-PT-PC26.47%
Panal1.01%

 Lorenzo Cárdenas, Benito López y Roberto Zamarripa, corresponsal y enviados, Reforma, 16 de junio.

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