“No tengo compromisos con nadie”


Decantado en las preferencias electorales para la gubernatura de Jalisco, aún antes de la temporada oficial de campañas, Aristóteles Sandoval Díaz, abanderado del PRI y el PVEM, todavía no descansa en el respaldo de su sillón y tampoco cruza la pierna. Sabe que viene un último jalón para la jornada electoral el 1 de julio, luego de los debates con sus cuatro contrincantes, para luego levantar los brazos en señal de triunfo.
Al fondo de su residencia —en la terraza—, Aristóteles Sandoval Díaz, de jeans, camisa con logotipos tricolores y botas de faena, dice que llegará al gobierno con las manos libres de compromisos ante grupos que reclamarían su cuota de poder; insiste en defender al nuevo PRI; recuerda que fue moldeado en la oposición, que no conoció a su partido en la cúspide; defiende que su formación ideológica fue en las luchas estudiantiles, con el octubre de 1968 al frente; que ninguna de sus manos es populista, ni paternalista, ni asistencialista; maneja y defiende la idea de que Jalisco está preparado para la alternancia, porque los ciudadanos participan en la democracia.
Muchas ideas, marcaje de posiciones, adelanto de posicionamientos de gobierno, en una entrevista donde se compromete a terminar con los excesos de gastos suntuarios del gobierno panista actual; de ganar no habrá mudanza a Casa Jalisco, la lujosa residencia del gobernador que comprende una manzana en zona residencial, porque adelanta que gobernará arremangado y fuera de oficina. Pero su máximo reto es sacar a Jalisco del estancamiento económico en que se sumió hace 10 años.
Promete hacer que se olvide al gobernador panista que mienta la madre públicamente a sus detractores: “No acostumbro a usar malas palabras, ni a ofender; no están en mí”. También asegura que no tomará tequila en horas de trabajo “porque ni fuera de la jornada laboral tomo bebidas embriagantes, no acostumbro”.
Evalúa que es casi imposible que pierda las elecciones luego del hándicap de encuestas y preferencias, porque aprendió la lección de un PRI en la oposición. Por lo mismo con una idea republicana, democrática y de civilidad estará atento a buscar un trato digno a Jalisco, si el Presidente de la República no resulta de su mismo partido.
Aún con una agenda pletórica de mítines, de reuniones, de encuentros ciudadanos, de ajustes, de cancelaciones, con tasa de café descafeinado en la mano toma la pausa para ser claro: “No tengo comprometida ninguna posición en el gobierno. Los grupos de interés de mi partido, los sectores ya tienen su representación que se la van a ganar en espacios de municipios, de congresos y buscaré a los mejores hombres para hacer gobierno”.
Así como hace planes para cerrar fuerte su campaña y asegurar su triunfo, adelanta que de inmediato realizará un plan de contingencia urgente para empezar a luchar contra lo más demandado: inseguridad, pobreza, educación, infraestructura, pero incluyendo a todos los ciudadanos, no dándoles todo “porque así sólo continúan con sus problemas. Hay que capacitar para salir de la pobreza”, advierte el priísta de 38 años que superó a políticos de carrera que por escalafón demandaban la posición que alcanzó para regresar el PRI al poder de Jalisco.
El Universal, 18 de junio.

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