Rechazan presiones 'de delincuentes'

El malestar que provocó entre los diputados la violenta irrupción de maestros agrupados en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el lunes por la noche, se acompaña de un ambiente tenso en el Palacio Legislativo de San Lázaro.

Parlamentarios, asesores y empleados miran con azoro, a primera hora de la mañana, el reguero de destrozos que dejó la gresca que protagonizaron los maestros -"hubo infiltrados", se deslindaron ayer mismo- con elementos de la Policía Federal que les cerraron el paso.

Macetas y ventanales rotos. Una decena de autos con severos daños. Enrejados chuecos por el forcejeo. "Prohibido el paso", leen los empleados que buscan los relojes checadores.

Al mediodía, en una típica escena de crimen, peritos de la Procuraduría General de la República recogen huellas y rastros en el acceso de uno de los estacionamientos subterráneos, donde un auto a media noche fue volteado y casi incendiado.

Promotor de que se castigue con mayor dureza a los "vándalos callejeros", el diputado panista Jorge Sotomayor echa una mirada al campo de batalla en que se convirtió una porción de San Lázaro, con iracundos maestros que reclamaban la "abrogación" de la reforma educativa.

"Urge que pongamos un alto en la Ciudad de México al tema del vandalismo", dice el diputado conocido por usar corbata de moño. "Estamos a favor de la libre manifestación de las ideas, pero no así del vandalismo".

Sotomayor echa la culpa del zafarrancho "a la izquierda".

"Está defendiendo los hechos vandálicos. La izquierda está detrás de esto; no me llamaría la atención que me dijeran que hubo diputados de izquierda que favorecieron que entraran estas personas a las instalaciones de la Cámara de Diputados".

Para entonces, el presidente de la Mesa Directiva, el priista Francisco Arroyo, anuncia la presentación de sendas denuncias ante el MP: una por los daños y otra por las lesiones que la gresca dejó en seis elementos de la Policía Federal, "uno de ellos grave, por hechos que puedan resultar delictivos".

En el entendido de que es responsable de la seguridad de todos sus pares -y de los senadores que se apersonarán hoy en San Lázaro para la apertura de un periodo extraordinario-, Arroyo comunica que ha ordenado el reforzamiento de "los códigos de seguridad, no por otra razón, sino porque yo tengo la obligación de garantizar que los legisladores puedan decidir en paz, libertad y conforme a su conciencia".

Nadie en el Palacio Legislativo se sorprende con la presencia de retenes con elementos de la Policía Federal. Un mando consultado asegura que hay "al menos un millar" de agentes destacados, en los estacionamientos, pasillos y bodegas.

Cerca de las seis de la tarde, cuando un puñado de dirigentes de la CNTE espera en vano la presencia de los coordinadores parlamentarios, una veintena de efectivos de la Policía Federal se atrinchera frente a los grandes ventanales del vestíbulo principal, para entonces virtualmente tapiado con bloques de madera.

Los nubarrones que se insinúan en San Lázaro presagian una fuerte tormenta. Al mediodía de este miércoles, después de que senadores y diputados instalen el periodo extraordinario de sesiones, se abrirá la discusión de las leyes secundarias que acompañarán la reforma educativa.

El entorno que rodea al recinto será reforzado, como si se tratara de una jornada de cambio de poderes. Los maestros de la CNTE decidían anoche qué ruta tomar.

"Estaremos denunciando a cualquiera que quiera obstruir el trabajo libre que debe llevarse a cabo en el Poder Legislativo y no atenderemos las presiones, vengan de donde vengan, sobre todo de algunos delincuentes disfrazados de maestros.

"No permitiremos más agresiones al Poder Legislativo", advierte el diputado Manlio Fabio Beltrones, coordinador de la bancada del PRI.

La incertidumbre que se respira en San Lázaro no es gratuita: cientos de agentes de la Policía Federal ocupan posiciones para repeler eventuales agresiones de la CNTE.

"Esto es a morir", sentencia un diputado del tricolor.

Reforma, 21 de agosto.