Un asesor del propio Leonardo Valdés pronosticó: "Empieza la agonía del IFE, lo bueno es que ya nos vamos".
La última sesión del Consejo General con ocho integrantes asemejó una graduación en donde los cuatro alumnos salientes recibieron hasta una mención honorífica.
Fueron dos horas y media de elogios mutuos.
Sin embargo, Leonardo Valdés no se fue limpio, pues Ricardo Mejía, representante de Movimiento Ciudadano, lo acusó de traidor a la democracia.
"Doctor Leonardo Valdés, se puede ser aplaudido en los círculos del poder presidencial y en las nomenclaturas partidistas, pero no hay impunidad frente a la historia y el pueblo de México: usted traicionó a la democracia", sentenció el también diputado.
Pero las críticas de la izquierda pasaron por alto ante el enaltecimiento a la gestión de Valdés, Macarita Elizondo, Francisco Guerrero y Alfredo Figueroa.
Incluso Benito Nacif, a quien perfilaban ayer como presidente provisional, minimizó los cuestionamientos mediáticos.
"No nos confundamos por algunas notas periodísticas que se pierden en detalles sobre el legado de este Consejo; detalles sobre los cuales podemos tener discusiones interminables", añadió.
Y en su despedida, Valdés obtuvo lo que no logró en ninguna de las 287 sesiones que presidió: 30 segundos corridos de aplausos y el reconocimiento unánime de sus compañeros.
El Consejo General estaba de plácemes. Las edecanes vistieron traje de gala e incluso se contrató a dos edecanes hombres que sirvieron café, refresco, agua, té, nueces de la india, pasitas con chocolate, fruta, jamón y quesos a los consejeros.
Los cuatro estuvieron acompañados por su familia.
La esposa y el hijo de Leonardo Valdés presenciaron el evento frente a la llamada herradura de la democracia.
Las hijas y la madre de Alfredo Figueroa; la esposa y la mamá de Francisco Guerrero y la hija de Macarita Elizondo estuvieron en primera fila.
Al término de la sesión hubo encendidos aplausos, prolongados abrazos y efusivas palabras de agradecimiento.
Adiós al pin
Leonardo Valdés tuvo incluso su momento fotográfico: caminó hacia el estacionamiento, se quitó el pin del IFE que portaba en la solapa del traje, lo enseñó a los fotógrafos y salió conduciendo su propio automóvil.
Aunque no fue su salida final, pues, tras ir a comer a su casa, regresó para concluir la entrega de su oficina, donde aún permanecían colgados sus reconocimientos académicos.
Figueroa también se fue a comer con su familia.
En el despacho de Francisco Guerrero quedaba un spiderman de resina y una escultura.
Los cuatro consejeros que se quedan -Marco Antonio Baños, María Marván, Lorenzo Córdova y Benito Nacif- niegan que el IFE esté en crisis.
Repiten que harán todo su esfuerzo para que el órgano electoral fortalezca la democracia.
Macarita Elizondo, en su última intervención como consejera, hizo una propuesta para hacer notar la merma que afecta al Instituto.
Sugirió dejar las cinco sillas vacías y no reacomodar lugares para que, sobre todo, los diputados federales vean que el órgano electoral sólo tiene cuatro de sus nueve consejeros.
Alza
En cinco años, el presupuesto asignado al IFE registró incrementos:
(Millones de pesos)
2008 | 8,603 |
2009 (Elecciones intermedias) | 12,180 |
2010 | 8,743 |
2011 | 10,617 |
2012 (Elección presidencial) | 15,794 |
2013 | 11,085 |
Leslie Gómez, Reforma, 31 de octubre.
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