Proliferan en Cuba cines clandestinos

LA HABANA.- Miriam y Pablo pagan con gusto un dólar para ver una buena película en el 'Montebarreto-3D', un cine privado de los muchos que proliferan estos días en La Habana.

La sala, una de las mejores de su tipo en la capital, cuenta con una gran pantalla y capacidad para 26 personas cómodamente sentadas en unas butacas modernas de color gris oscuro.

Cada día de la semana, después del sexto y último pase habitual, se puede reservar la sala y elegir una película para verla con amigos o la familia, previo pago de dos dólares por persona y un mínimo de 10 espectadores.

También hay una oferta de 2.50 dólares para los fines de semana que da acceso a ver dos películas por el mismo precio con gafas, un refresco y palomitas.

"Es un lugar muy agradable, limpio, moderno, confortable, y ponen películas muy lindas. Este sábado por la tarde veremos el Gran Gatsby y el domingo Superman, que gana mucho en 3D", comenta Miriam, de 18 años.

En otra sala de la planta baja, los clientes pueden disfrutar de lunes a jueves y por un dólar la hora de nuevos videojuegos en 3D con una oferta XBox-360 + kinect que incluye el kit para manejar con timón, pedalera y cambio de velocidades conectados en red.

Según explicó el propietario del negocio, de lunes a jueves cobra un dolar por persona y viernes, sábado y domingo un dolar por persona cada 30 minutos.

"Y lo normal es que se me llene de gente que repite", concluye el dueño, un treintañero capitalino.

Al amparo del proceso de cambios en el que se encuentra inmersa la Isla, muchos cubanos autónomos, como el dueño del 'Montebarreto3D', han abierto salas de cine y videojuegos, una ocupación que no fue contemplada por quienes legislaron qué negocios podían abrir los cubanos por cuenta propia.

La confusión existente es casi tan grande como el empuje de estos jóvenes emprendedores, decididos a vivir de su propio esfuerzo en actividades que realmente les den para hacerse cargo de la familia.

Tan claro resulta el deseo de los cubanos de no esconder más su negocio, aun si éste no fue legislado a tiempo por las autoridades, que el incluso los emprendedores del cine, como el del barrio de Miramar, se anuncian en internet.

Pero la realidad se impone. La exhibición de películas en salas de propiedad privada es una actividad ilegal en la Isla, por lo tanto, quienes la practican, pueden ser sancionados a partir de ahora.

"La proyección de 3D por cuenta propia es un proceso en el que aún no hay nada definido y, por tanto, esa actividad no es legal", declaró recientemente Roberto Smith, presidente del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic)

La noticia cayó como un jarro de agua fría entre los cinéfilos y los dueños de salas.

Desde que las autoridades hicieron estas declaraciones a medios oficiales, los temores han ido en aumento.

"Sólo espero que no nos cierren. Yo hice una inversión que aun no he podido recuperar. Me va bien y se que este puede ser un buen negocio, pero si me cierran ahora me hunden", declaró el dueño de un cine en Centro Habana.

Yolanda Martínez corresponsal, Reforma, 31 de octubre.

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