Tan sólo en Sinaloa, en 2008, cuando se amplió la actuación federal con el llamado Operativo Culiacán-Navolato, la cifra de asesinatos se duplicó con relación a 2007, de 360 a 698; en Chihuahua, durante 2007, la cifra de ejecuciones fue de 180, mientras en 2008 ascendió a mil 800; en Guerrero, luego de que en 2006 comenzaran las decapitaciones, los registros oficiales indican que cuando se aumentó la presencia policial federal y militar, el número de este tipo de homicidios aumentó casi 20 por ciento.
Los operativos conjuntos empezaron en Michoacán en diciembre de 2006, pocos días después de la toma de posesión del presidente Felipe Calderón. Mientras la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal envió 180 agentes, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) mandó 6 mil 734. Para los que se iniciaron en enero de 2007 y posteriores, las cifras son las siguientes:
En el Operativo Tijuana, la SSP mandó 374 elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP), y el número de soldados desplazados fue de 2 mil 300. En el caso de Guerrero, entidad donde ocurrieron las primeras decapitaciones vinculadas al narcotráfico, el número de efectivos de la Sedena fue de 7 mil 600, mientras que de agentes federales sumaron 500.
En el Operativo Sierra Madre, que abarca los estados de Chihuahua, Sinaloa y Durango, los policías federales enviados fueron 375; militares, nueve mil. En el área de Tamaulipas-Nuevo León, la Sedena movilizó 816 elementos y la PFP 500. Finalmente, en Veracruz fueron 331 policías federales por mil 200 soldados.
Los operativos conjuntos se han extendido. Uno de ellos abarca ahora Culiacán-Navolato, donde la Sedena trasladó mil 500 soldados, y la PFP, 400 elementos. Durango y Coahuila son las otras dos entidades donde se han puesto en marcha estas acciones, pero no se ha informado oficialmente el número de elementos.
Sin embargo, entre la Sedena y la Secretaría de Marina ya suman más de 40 mil hombres en tareas de combate al narcotráfico, mientras fuentes de la SSP revelaron que el número de agentes que participan en estas tareas fue primero de 2 mil 300 en 2007, luego se aumentaron cinco mil en distintas partes del país, pero en los pasados cinco meses se ha reducido casi a la mitad la presencia de los policías federales en entidades con altos índices de violencia.
Desde el inicio de la administración de Felipe Calderón han muerto 68 soldados en la llamada “guerra contra el narcotráfico”, de los cuales 33 fallecieron en 2007.
De acuerdo con información de la Sedena, los estados en que han ocurrido más bajas de militares son Michoacán, Guerrero, Sinaloa, Sonora y Tamaulipas, donde precisamente el Ejército Mexicano ha enviado más elementos para los operativos conjuntos.
Según datos de la dependencia, el número de bajas de militares se ha incrementado en los pasados tres años.
En 2008, 94 soldados perdieron la vida; en 2007, 33; en 2006, 22, y en 2005, 29.
El caso más grave de militares muertos fue la reciente decapitación de ocho elementos de tropa en Chilpancingo, Guerrero.
Oficialmente se estima que son más de 500 los policías y soldados que han fallecido en la lucha o por vínculos con el crimen organizado.
Los operativos conjuntos empezaron en Michoacán en diciembre de 2006, pocos días después de la toma de posesión del presidente Felipe Calderón. Mientras la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal envió 180 agentes, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) mandó 6 mil 734. Para los que se iniciaron en enero de 2007 y posteriores, las cifras son las siguientes:
En el Operativo Tijuana, la SSP mandó 374 elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP), y el número de soldados desplazados fue de 2 mil 300. En el caso de Guerrero, entidad donde ocurrieron las primeras decapitaciones vinculadas al narcotráfico, el número de efectivos de la Sedena fue de 7 mil 600, mientras que de agentes federales sumaron 500.
En el Operativo Sierra Madre, que abarca los estados de Chihuahua, Sinaloa y Durango, los policías federales enviados fueron 375; militares, nueve mil. En el área de Tamaulipas-Nuevo León, la Sedena movilizó 816 elementos y la PFP 500. Finalmente, en Veracruz fueron 331 policías federales por mil 200 soldados.
Los operativos conjuntos se han extendido. Uno de ellos abarca ahora Culiacán-Navolato, donde la Sedena trasladó mil 500 soldados, y la PFP, 400 elementos. Durango y Coahuila son las otras dos entidades donde se han puesto en marcha estas acciones, pero no se ha informado oficialmente el número de elementos.
Sin embargo, entre la Sedena y la Secretaría de Marina ya suman más de 40 mil hombres en tareas de combate al narcotráfico, mientras fuentes de la SSP revelaron que el número de agentes que participan en estas tareas fue primero de 2 mil 300 en 2007, luego se aumentaron cinco mil en distintas partes del país, pero en los pasados cinco meses se ha reducido casi a la mitad la presencia de los policías federales en entidades con altos índices de violencia.
Desde el inicio de la administración de Felipe Calderón han muerto 68 soldados en la llamada “guerra contra el narcotráfico”, de los cuales 33 fallecieron en 2007.
De acuerdo con información de la Sedena, los estados en que han ocurrido más bajas de militares son Michoacán, Guerrero, Sinaloa, Sonora y Tamaulipas, donde precisamente el Ejército Mexicano ha enviado más elementos para los operativos conjuntos.
Según datos de la dependencia, el número de bajas de militares se ha incrementado en los pasados tres años.
En 2008, 94 soldados perdieron la vida; en 2007, 33; en 2006, 22, y en 2005, 29.
El caso más grave de militares muertos fue la reciente decapitación de ocho elementos de tropa en Chilpancingo, Guerrero.
Oficialmente se estima que son más de 500 los policías y soldados que han fallecido en la lucha o por vínculos con el crimen organizado.
Jesús Aranda y Gustavo Castillo, La Jornada, 21 de enero.
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