La reforma migratoria debería ser una prioridad para el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, para poner fin a una desafortunada e inhumana política en la materia, considera Jorge Castañeda.
En un artículo publicado en el New York Times, el ex Secretario de Relaciones Exteriores cree que Obama podría aprender de su predecesor, el Presidente George W. Bush, quien, señala, tuvo la intención de alcanzar una reforma migratoria integral.
"En 2001, George W. Bush quería una reforma migratoria integral, pero el 9/11 se interpuso en el camino. En 2004 retomó la iniciativa pero no pudo hacer mucho, por lo que demandaba la reelección. En 2006 y 2007 volvió a intentarlo, pero fracasó en ambos casos", señala.
Para Castañeda, la reforma migratoria debe ser impulsada al inicio del mandato. "Si Obama decide posponer la reforma migratoria, corre el riesgo de perder el poder para convencer a los legisladores de su partido de que hagan frente a los embates de la ultra derecha", agrega.
Inclusive, indica, sin la esperada reforma Obama podría hacer cambios sustanciales en la vida de millones de indocumentados, quienes han padecido el endurecimiento de las políticas desde finales de 2006.
"Puede poner fin a todo esto si suspende las redadas, las detenciones y deportaciones. Debe retomar los logros realizados por sus predecesores antes de 2006: detener la migración ilegal en la frontera cuando sea posible, pero abstenerse de cazarlos una vez que hayan cruzado la frontera".
De hacerlo, Obama no sólo agradecería al casi 70 por ciento del electorado latino que votó por él, sino que demostraría su deseo de mejorar las relaciones con América Latina.
"También diría al resto del mundo que EU no construirá cercas, deportará madres sin sus hijos, y tampoco perseguirá a extranjeros. Él puede hacer todo esto sólo con un golpe de su pluma", concluye.
En un artículo publicado en el New York Times, el ex Secretario de Relaciones Exteriores cree que Obama podría aprender de su predecesor, el Presidente George W. Bush, quien, señala, tuvo la intención de alcanzar una reforma migratoria integral.
"En 2001, George W. Bush quería una reforma migratoria integral, pero el 9/11 se interpuso en el camino. En 2004 retomó la iniciativa pero no pudo hacer mucho, por lo que demandaba la reelección. En 2006 y 2007 volvió a intentarlo, pero fracasó en ambos casos", señala.
Para Castañeda, la reforma migratoria debe ser impulsada al inicio del mandato. "Si Obama decide posponer la reforma migratoria, corre el riesgo de perder el poder para convencer a los legisladores de su partido de que hagan frente a los embates de la ultra derecha", agrega.
Inclusive, indica, sin la esperada reforma Obama podría hacer cambios sustanciales en la vida de millones de indocumentados, quienes han padecido el endurecimiento de las políticas desde finales de 2006.
"Puede poner fin a todo esto si suspende las redadas, las detenciones y deportaciones. Debe retomar los logros realizados por sus predecesores antes de 2006: detener la migración ilegal en la frontera cuando sea posible, pero abstenerse de cazarlos una vez que hayan cruzado la frontera".
De hacerlo, Obama no sólo agradecería al casi 70 por ciento del electorado latino que votó por él, sino que demostraría su deseo de mejorar las relaciones con América Latina.
"También diría al resto del mundo que EU no construirá cercas, deportará madres sin sus hijos, y tampoco perseguirá a extranjeros. Él puede hacer todo esto sólo con un golpe de su pluma", concluye.
Reforma, 29 de diciembre.
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