El desempeño de la economía, afirmó Carstens, “es más vigoroso de lo que yo hubiera esperado hace unos meses”. Informó que el banco central revisó al alza el pronóstico para el crecimiento del producto interno bruto (PIB) en 2010, que elevó a un rango de entre 3.2 y 4.2 por ciento, 7 décimas de punto más que la estimación de hace tres meses.
En 2009 la economía mexicana cayó alrededor de 7 por ciento –el dato oficial será publicado el próximo mes–, en lo que fue la mayor contracción económica en 75 años.
Carstens destacó ayer la gran dependencia que México tiene de Estados Unidos para lograr un crecimiento más sólido. Por ello consideró necesario fortalecer el mercado interno, “para generar motores propios de crecimiento”.
Carstens, ex secretario de Hacienda del actual gobierno, remplazó en el banco central a Guillermo Ortiz, quien discrepó con el Ejecutivo sobre la forma en que la crisis iniciada en 2008 tendría impacto en la economía nacional.
Este miércoles fue la primera ocasión en que Carstens presentó el informe trimestral del banco central sobre el comportamiento de la inflación, documento en el que el organismo suele hacer una valoración de la economía y anticipa su pronóstico de desempeño de la producción y el empleo en los siguientes meses.
El tono fue optimista. Según Carstens “es notorio que estamos viendo una recuperación en un espectro amplio de actividades”, lo que, a su juicio, se refleja en el repunte del consumo y la inversión. Hay una “secuencia amplia” de información que muestra ese repunte, apuntó el ex secretario de Hacienda, quien en los primeros meses de la crisis caracterizó como “un catarrito” la que a la postre fue la segunda mayor contracción de la economía en un siglo.
Este miércoles Carstens dejó dos mensajes: que la recuperación de la actividad económica después de la caída de 2009 es “vigorosa”, y que el alza de precios desatada por el incremento de impuestos impulsado por el gobierno cuando él era el titular de Hacienda no tendrá un efecto de largo plazo en la inflación.
Sobre el desempeño esperado de la actividad productiva, Carstens estimó que en el cuarto trimestre de 2009 el PIB tuvo una caída de 3 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2008, aunque comparado con el tercer trimestre de 2009 registró un incremento de uno por ciento.
La estimación de crecimiento para 2010 y 2011, que estaría en un rango de entre 3.2 y 4.2 por ciento, explicó el gobernador del banco central, está determinada en buena medida por la reactivación de la economía mundial y en especial por el repunte esperado en el sector industrial de Estados Unidos, lo que resultaría en un aumento de las exportaciones manufactureras mexicanas.
El miércoles pasado el FMI calculó que el PIB de México repuntaría 4 por ciento en 2010 luego de, según ese organismo, haber caído 6.8 por ciento en 2009.
Respecto del empleo, consideró que en 2010 serán creadas entre 350 mil y 450 mil plazas en el sector formal de la economía. Entre octubre de 2008, cuando se agudizó la crisis económica, y diciembre de 2009, se perdieron 560 mil plazas formales, de acuerdo con los registros del Seguro Social.
La inflación no está al garete
El gobernador del banco central aseguró que “la inflación no está descontrolada” ni la formación de precios “al garete”. El alza de precios desatada a partir del aumento de los impuestos al consumo y a la renta, y el mayor costo de los combustibles, cuyo precio fija el gobierno, y de algunos servicios públicos como el transporte, tendrán, dijo, un impacto transitorio, que se diluirá el siguiente año. De hecho, ratificó que en 2011 el organismo buscará lograr la meta de que la inflación general no supere 3 por ciento anual.
Para este año, sin embargo, confirmó que se espera una inflación de entre 4.75 y 5.25 por ciento. El proceso de elevación de precios es transitorio, aseguró Carstens.
Poco después de la conferencia de prensa, el Banco de México anunció que no renovará la línea de apoyo crediticio que tiene contratada con el Banco de la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, desde octubre de 2008 y que tenía como objetivo proveer al banco central de liquidez en caso de que la necesitara para atender la demanda de divisas en el país.
Esa línea de crédito, hasta por 30 mil millones de dólares, consistía en un intercambio de monedas entre la Fed y bancos centrales de México, Brasil, Canadá, Dinamarca, Australia, Inglaterra, Central Europeo, Corea, Nueva Zelanda, Noruega, Singapur, Suecia, Suiza y Japón.
La línea de intercambio de monedas vencerá el primero de febrero próximo.
“Durante el segundo semestre de 2009 las condiciones de los mercados financieros globales se han regularizado”, consideró el organismo. Por tanto, añadió, ya no se renovará esta línea de intercambio. Los demás bancos centrales tampoco renovarán dicho mecanismo por considerarlo innecesario, agregó, dadas las condiciones de “normalidad que prevalecen en los mercados”.
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