A pesar de que avanzan las iniciativas en su contra y de la discriminación de que son objeto en diversos ámbitos, la población de inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos resiente divisiones y carece de liderazgos claros, consideró ayer Crescencio Arcos, ex director de Política Internacional del Departamento de Seguridad Interna de ese país.
En el marco del seminario Relaciones México-EU: De la Interdependencia y la Integración Económica a la Corresponsabilidad en Seguridad Fronteriza, de EU, reconoció que la legislación migratoria de ese país es muy severa y excluye de ciertos derechos a los inmigrantes.
"Soy el primero en confesar que es muy dura (la legislción migratoria) y no incluye los mismos derechos que la ley normal que se aplica bajo la Constitución", comentó en videoconferencia realizada desde la sede del Colef en Tijuana.
El funcionario indicó que la población latino enfrenta numerosos problemas en EU. Uno de ellos, apuntó, consiste en que, a diferencia de otros flujos migratorios en la historia estadounidense, la migración proveniente de México y Centroamérica no se percibe entre los ciudadanos de EU como una "travesía romántica para alcanzar la libertad".
Explicó que la migración cubana, por ejemplo, es percibida por la sociedad estadounidense como un drama en altamar provocado por la pulsión de huir de una isla atrapada por el comunismo.
"La narrativa (en el caso de los mexicanos) es saltar una cerca, cruzar un charco, escondernos en un carro y que nos persigan por el desierto. Es una narrativa que no le llama al romanticismo a los americanos", señaló.
El experto afirmó que hay una falsa percepción por parte de los estadounidenses, especialmente anglosajones, en el sentido de que la comunidad latina está unida y ejerce un poder monolítico, cuando en realidad el problema de la migración los ha dividido: ricos contra pobres; güeros contra prietos; mexicanos contra guatemaltecos.
Además, dijo, no existe en Estados Unidos intelectuales latinos de corte público que comenten sobre la comunidad hispana.
"Lo que tenemos a veces son cheerleaders. Creemos que como somos 46 millones de latinos ya vamos a conquistar. Nos falta mucho", advirtió.
En tanto, el Relator de las Naciones Unidas para los Migrantes, Jorge Bustamante, afirmó que en Estados Unidos a los nacionales se les concede una serie de derechos que no se les concede a los extranjeros.
"Esto deriva en una desigualdad que coloca a los extranjeros en una posición de subordinación frente a los nacionales", manifestó el también investigador del Colef.
Indicó que su visión de los derechos humanos para los migrantes en Estados Unidos es bastante pesimista, toda vez que el gobierno de ese país únicamente piensa la solución desde una postura unilateral, cuando el fenómeno es, por definición, bilateral.
En el marco del seminario Relaciones México-EU: De la Interdependencia y la Integración Económica a la Corresponsabilidad en Seguridad Fronteriza, de EU, reconoció que la legislación migratoria de ese país es muy severa y excluye de ciertos derechos a los inmigrantes.
"Soy el primero en confesar que es muy dura (la legislción migratoria) y no incluye los mismos derechos que la ley normal que se aplica bajo la Constitución", comentó en videoconferencia realizada desde la sede del Colef en Tijuana.
El funcionario indicó que la población latino enfrenta numerosos problemas en EU. Uno de ellos, apuntó, consiste en que, a diferencia de otros flujos migratorios en la historia estadounidense, la migración proveniente de México y Centroamérica no se percibe entre los ciudadanos de EU como una "travesía romántica para alcanzar la libertad".
Explicó que la migración cubana, por ejemplo, es percibida por la sociedad estadounidense como un drama en altamar provocado por la pulsión de huir de una isla atrapada por el comunismo.
"La narrativa (en el caso de los mexicanos) es saltar una cerca, cruzar un charco, escondernos en un carro y que nos persigan por el desierto. Es una narrativa que no le llama al romanticismo a los americanos", señaló.
El experto afirmó que hay una falsa percepción por parte de los estadounidenses, especialmente anglosajones, en el sentido de que la comunidad latina está unida y ejerce un poder monolítico, cuando en realidad el problema de la migración los ha dividido: ricos contra pobres; güeros contra prietos; mexicanos contra guatemaltecos.
Además, dijo, no existe en Estados Unidos intelectuales latinos de corte público que comenten sobre la comunidad hispana.
"Lo que tenemos a veces son cheerleaders. Creemos que como somos 46 millones de latinos ya vamos a conquistar. Nos falta mucho", advirtió.
En tanto, el Relator de las Naciones Unidas para los Migrantes, Jorge Bustamante, afirmó que en Estados Unidos a los nacionales se les concede una serie de derechos que no se les concede a los extranjeros.
"Esto deriva en una desigualdad que coloca a los extranjeros en una posición de subordinación frente a los nacionales", manifestó el también investigador del Colef.
Indicó que su visión de los derechos humanos para los migrantes en Estados Unidos es bastante pesimista, toda vez que el gobierno de ese país únicamente piensa la solución desde una postura unilateral, cuando el fenómeno es, por definición, bilateral.
Silvia Garduño, Reforma, 9 de julio.
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